LA NACIÓN.   Desde una modesta casa en Temuco se ha lanzado a los caminos para ser candidato a la Presidencia de Chile. Sería la primera vez que un indígena postula a La Moneda. Toda una provocación para un país que no tiene un solo mapuche en el Parlamento y para los que siempre se han sentido como “los ingleses de Sudamérica”.

 

Betzie Jaramillo En Panguipulli, o Tierra de Leones, un grupo de mapuches se arremolina alrededor de Aucán Huilcamán, líder del Consejo de Todas las Tierras. Han llegado de los alrededores del lago para marchar junto a él y darle su apoyo y sus firmas para conseguir que sea candidato a la Presidencia de Chile. Es el inicio de una campaña sin precedentes en el país, que pretende hacer oír la voz de los pueblos originarios. Para eso se necesitan 40 mil firmas, refrendadas ante notario, antes del 10 de septiembre.

 

Al grito de “¡Tierra, cultura, justicia y libertad!” y “¡Tierra robada será recuperada!”, el grupo recorre las calles de la pequeña ciudad, mientras los esquivan las camionetas de los agricultores de la zona. Doña Juana Lloncón, de Tililhue, cree que Aucán puede frenar la postergación atávica de su pueblo. “No tenemos tierras y aquí hay fundos abandonados. Tenemos que abrir los ojos y dejar de darles el voto a los partidos de siempre a cambio de una empanada”.Aucán Huilcamán cumple con todos los requisitos para ser Presidente. Acaba de cumplir 40 años y este año ha recuperado sus derechos políticos, que le fueron suspendidos en 1992 por la Ley de Seguridad Interior del Estado por reclamar tierras para su pueblo. Viene llegando de Bolivia, donde su amigo desde hace más de una década, el líder indígena Evo Morales, ya ha sido proclamado candidato a Presidente.

 

Subido en un banco de la plaza de Panguipulli, se dirige a su gente en dos idiomas, mapudungun y castellano. “Tenemos que inscribirnos. Tenemos que impedir la negación del pueblo mapuche y recuperar nuestra dignidad y nuestras tierras”.  Pero inscribirse no es tan sencillo. “Hay que hacerlo en una notaría y cobran mil pesos por firma. Eso quiere decir que necesitamos 40 millones que no tenemos. Mil pesos es mucha plata para los mapuches, que somos los más pobres del país. Esta es una exigencia excluyente y discriminatoria”.

 

TEMUCO Y EL MUNDO

 

Pero Aucán es un hombre acostumbrado a la adversidad y no se rinde fácilmente. Su discurso es radical. Exige una nueva Constitución y autogobierno para los pueblos originarios en un país al que define como “racista y clasista”. El movimiento que encabeza se llama Red Indígena y Popular, y pretende además llevar al Congreso a ocho diputados. El primero de ellos ya es oficial. Se trata del aymara Angel Bolaños, en Arica. “Queremos representar a todos los pueblos originarios. Aymaras, quechuas, atacameños, rapa nui y los casi un millón de mapuches, de los cuales un 40% viven en Santiago. Ellos son los mapuches urbanos, casi exiliados de su tierra a causa del despojo”. El discurso de Aucán se ha ido elaborando desde muy niño. Nació en Lumaco, provincia de Malleco. Es hijo de José Luis, lonko de Collinque, y de Claudina, fallecida hace menos de un año. “Yo caminaba 16 kilómetros para ir al colegio. Y todavía me asombro de cómo pude aprender a leer y escribir”. Terminó su colegio y estudió Derecho en Temuco. “Pero sólo tres años, porque fui procesado y encarcelado”.  No tener un título universitario no le ha impedido ser invitado a las Naciones Unidas, la OEA y universidades europeas y norteamericanas, como respetado experto en derechos indígenas. “He viajado por todo el mundo. Conozco Zúrich, Nueva York o Washington casi tanto como Temuco.”

 

CONTRA BILL GATES

 

El respeto con que cuenta en los organismos internacionales contrasta con la desconfianza que genera en Chile. ¿De dónde saca el dinero para viajar? ¿Quiénes financian su causa? ¿Representa de verdad al pueblo mapuche? Aucán sonríe socarrón: “Esas son campañas típicas de la negación de nuestro pueblo. A mí me invitan los organismos internacionales, desde Nueva Zelandia hasta Guatemala. Esos mismos ataques los ha sufrido mi amigo Evo Morales, al que acusan de estar financiado por Castro o Chávez. Y nadie cuestiona que las transnacionales, los gobiernos, los partidos políticos de distintos países se agrupen y se apoyen”. Nuestra conversación se interrumpe varias veces con llamadas de France Presse y una agencia mexicana para preguntarle por el conflicto que lo enfrenta nada menos que a Bill Gates, el todopoderoso dueño de Microsoft, a propósito de la escritura del mapudungun que se propagará por el ciberespacio. “Esta es una forma de piratería, de usurpación de nuestra creación colectiva, o sea nuestra lengua, que siempre ha sido oral, a la que quieren imponernos una forma escrita sin habernos consultado”. Para defender la forma escrita que ellos consideran correcta, el alfabeto que fijó Anselmo Ragileo está dispuesto a apelar a todos los tribunales internacionales. Mucho más dura ha sido la batalla en los tribunales chilenos, donde los mapuches se han sentado en los banquillos, acusados de terrorismo por atentados incendiarios contra predios forestales y agrícolas.

 

Hace unas semanas fueron absueltos por segunda vez seis de ellos, miembros de la Coordinadora Arauco Malleco. Los juicios tuvieron como observadores a representantes de Human Rights Watch, la Defensoría Internacional de los Derechos de los Pueblos, la Asociación Americana de Juristas y el Relator Especial de las Naciones Unidas, Rodolfo Stavenhagen, quien escribió desde Ginebra una carta al Presidente Lagos recomendando “que se tomen medidas para evitar la criminalización de las legítimas actividades de protesta o demandas sociales del pueblo mapuche”.

En Chile fue el propio obispo de la Región de la Araucanía, Manuel Camilo Vial, quien advirtió que “los imputados han sido calificados de terroristas y delincuentes con un desprecio a su dignidad de personas que sorprende. Debemos dejar de lado nuestras intolerancias que esconden una suerte de racismo y clasismo ya añejos”.

 

TOMPKINS Y MATTE

 

La recuperación de las tierras es una de las batallas fundamentales del movimiento indígena en Chile. “Chile y Uruguay son los únicos países que no reconocen los derechos de los pueblos originarios a su tierra. Y el sur de nuestro país ha sido entregado a las compañías forestales y particulares. Douglas Tomp-kins, por ejemplo, es dueño de casi las mismas hectáreas que todo el pueblo mapuche. Y la Forestal Mininco, cuyo socio mayoritario es el señor (Eliodoro) Matte, es dueña de 540 mil hectáreas, el doble de lo que tenemos. Yo he negociado en Suiza la recuperación de tierras para nuestro pueblo con la empresa Terranova. Y lo hemos conseguido. El Estado tiene que abrirse a negociar con nosotros y reconocer nuestros derechos. Porque nosotros ya estábamos aquí cuando decidieron repartirse nuestras tierras”. Otra de las demandas de Aucán es decretar una amnistía para los mapuches presos por reclamar tierras en Traiguén, Angol, Victoria y Collipulli, entre otras comunas, y que puedan salir de la clandestinidad los 12 dirigentes que se encuentran declarados rebeldes y con órdenes de detención. “Y después de dos sentencias absolutorias, la fiscalía quiere apelar. ¡Es una estrategia sucia que ya no tienen cómo justificar!”, dice, enojado.

 

Vuelve a sonreír cuando recuerda cómo lo presentan en la televisión, con imágenes de los enfrentamientos más duros con los carabineros. Pero más se ríe cuando observa la foto de Joaquín Lavín vestido de aymara lanzando al aire hojas de coca. “Yo quisiera preguntarle al señor Lavín qué quiso decir con eso. Si es que quiere legalizar la coca, defender que los aymaras chilenos puedan cultivarla o consumirla, cosa que está prohibida en nuestro país”.Mientras recorre la modesta sede del Consejo de Todas las Tierras en Temuco, recuerda que están a punto de perderla por unas deudas que tiene la propiedad. Y no para de trabajar. Se dispone a viajar a San José de la Mariquina, a Valdivia, a Osorno, para juntar las firmas en menos de un mes. Luego llegará la hora de Santiago, donde pretende conquistar apoyos con su ardiente discurso y apelando a la identidad indígena.

 

LA CHILENIDAD

 

No sólo pedirá el voto de los indígenas, sino que también busca el apoyo de los excluidos de los discursos políticos, los pobres, la clase media. “Mi candidatura quiere representar una nueva diversidad, más tolerancia, más apertura de los esquemas políticos estrechos que no dan cabida a todos”. Y tiene metas para el bicentenario: “Queremos llegar a esa fecha con una nueva Constitución, que reconozca que hay más idiomas que el castellano, además del derecho al autogobierno y que se reduzca al 3% el presupuesto que las Fuerzas Armadas obtienen del cobre (actualmente es el 10%). Esos recursos los queremos para la educación pública y la salud. También buscamos elección popular de intendentes y gobernadores”. Chile y la chilenidad. Esa es una de las obsesiones de los periodistas cuando lo entrevistan. Y él recuerda cuando en una reunión con varios ministros le hicieron esa pregunta, y el respondió sonriendo: “Ser chileno es un accidente, casi una casualidad, que tiene una historia de 200 años. Y nosotros llevamos aquí miles de años”. Orgulloso de su identidad, se inspira en Lautaro (“que supo aprender de los colonizadores”), Pelantaro (“que llegó a acuerdos sobre las tierras del sur en el siglo XVII”) y Quilapán (“el guerrero del siglo XIX”). Pero sobre todo dice que se inspira en la mujer mapuche, “que es la que ha conservado lo más profundo y espiritual de nuestra identidad”.

 

La niebla y el rocío de Temuco se han ido evaporando con el sol de la mañana del sábado que deja el cielo transparente y azul. La ciudad se despereza y en el mercado los primeros puestos que se abren son los que ofrecen ponchos, trutrucas, trapelacuchas, kultrunes y avellanas. La verdad es que nadie se atrevería a negar la potente identidad indígena que aquí lo impregna todo. Y Aucán prepara su megáfono y anuncia la creación de la web walmapuche.cl. Porque lo moderno no está reñido con lo auténtico. LND La voz del Defensor Lo peor, la indiferencia. Es lo que piensa el flamante Defensor Regional de la Araucanía, José Martínez Ríos. “El conflicto mapuche existe. Y es un problema profundo, por la pobreza de los mapuches, postergados por la sociedad y a los que no se les permite participar con su cultura”. Martínez Ríos fue abogado de mapuches en diversas causas, hasta el primero de agosto, cuando asumió el cargo de Defensor. Su última actuación como abogado concluyó con la absolución de los acusados. “En los últimos años, la Ley Antiterrorista se ha aplicado solo en la IX Región”, señala Martínez. Esta severa ley implica penas que multiplican por dos las condenas y actualmente mantiene en prisión a varios mapuches con condenas de 10 años y un día. Por el contrario, las denuncias de agresiones a mapuches, que también existen, han sido todas sobreseídas.

 

“Es un pueblo fuertemente estigmatizado y cuando ocurren hechos violentos son inmediatamente atribuidos a los mapuches”, dice Martínez Ríos. “Pero en el caso de los ataques a la propiedad de (Jorge) Luchsinger, o los incendios en Malleco, esto no ha sido probado”. Martínez Ríos reconoce que legislación actual no es suficiente para satisfacer los reclamos de los mapuches respecto de la recuperación de tierras y la “interculturalidad”. “Existen cauces legales para sus demandas, pero no son suficientes. Y actualmente se está estudiando posibilidades de leyes, la Ley de Pueblos Originarios, por ejemplo, que permitan solucionar estos problemas, que en definitiva son un problema de toda la sociedad. Porque el pueblo mapuche es un sector muy importante que convive con nosotros, pero no hay un esfuerzo por respetar su identidad”, dice.

 

Uno de los indicios de que existe una cierta sensibilidad al respecto es la creación, en 2001, de la Defensoría Penal Mapuche en la Región de la Araucanía. “A través de ella podemos hacer frente a algunas de las realidades objetivas del pueblo mapuche, como, por ejemplo, el idioma”. Y es que, aunque cueste creerlo, aquí todavía hay personas que no comprenden del todo el castellano y en la zona ya existen funcionarios con conocimientos de mapudungún para ayudarles en sus trámites judiciales. No sólo se trata de tener intérpretes, sino también criterios en casos de lindes e ilícitos que para su cultura pueden no ser causa de delitos  Internet y celulares “Ellos aman su tierra. Y nosotros les hemos destruido la vida”, dice Ariel Burgos Saavedra, presidente de la Fundación Instituto Indígena, ligada a la Iglesia Católica. Este mes, la institución dará a conocer el resultado de una encuesta sobre discriminación. El resultado es desalentador. “Flojos”, “sucios”, “borrachos”, “mentirosos” son algunas de las percepciones que se tienen sobre los mapuches. Y los indígenas consideran que los blancos son “abusadores”, “prepotentes”, “racistas”.

“Esas son las primeras respuestas, no racionales, que luego se matizan cuando preguntamos qué piensa en concreto cada persona”. Y destaca la enorme y dolorosa ignorancia en que viven ambos pueblos. “Los estereotipos sobre el pueblo mapuche fueron creados por el Estado chileno para someter y apropiarse de los territorios”.

 

Burgos recuerda cómo las primeras organizaciones mapuches que se crearon después del 73 tuvieron que hacerlo bajo el título de “pequeños agricultores y artesanos”, porque no se reconocía la existencia del pueblo mapuche tras la derogación de las leyes dictadas durante la Unidad Popular. “No se atrevían a reunirse y sólo lo hacían en las capillas, porque así se sentían más seguros. Sobre todo porque en tiempos de la dictadura fueron muchos los dirigentes que desaparecieron, otros fueron asesinados y otros tuvieron que irse al exilio”.

 

La recuperación de la democracia no ha significado un reconocimiento explícito de los pueblos indígenas. De hecho, Chile y Uruguay son los únicos países de América que no han ratificado el Convenio 169 de Naciones Unidas, que reconoce el derecho de los pueblos indígenas a su territorio, su cultura e idioma. Y en los programas de los partidos políticos no hay propuestas al respecto. Sin embargo, a pesar de tanta negación, existe una tendencia de recuperación de la identidad, dice Burgos. “Especialmente de los jóvenes mapuches. Y es notable el fenómeno de la participación. En las municipales del año 2000 se presentaron 50 aspirantes a concejales y fueron elegidos dos alcaldes. En el 2004, los aspirantes fueron 150 y ya existen cuatro alcaldes”. Internet y celulares han permitido que se comuniquen con todo el mundo y especialmente con los que emigran. “Las nuevas tecnologías están cambiando muchas mentalidades. Y se mueven. Emigran a Santiago y envían dinero a sus familias. Llegan hasta Copiapó como temporeros y crean lazos con los que están fuera”, dice Burgo

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