El tradicional juego de la pelota, practicado por los indígenas de mesoamérica desde hace mil años antes de Cristo, continua hoy vigente entre la comunidad de Teotihuacan, gracias a dos mexicanos quienes fundaron el Centro de Tradición Antigua Huehuetl Tlahtolli para rescatar este juego. “Además de revivir la tradición del juego de pelota en su versión de brazo, nos encargamos de inculcar, en la gente que asiste al espectáculo, un interés por el significado y la trascendencia de estos rituales que utilizaban nuestros antepasados”, aseguró Ixtok al periódico La Crónica de Hoy. La iniciativa ha contado con el apoyo de las secretarías de Turismo y Educación Pública, lo que les ha permitido difundir el juego entre cientos de  interesados.

 

Cada viernes y sábado, cerca de la zona arqueológica de Teotihuacan, los asistentes presencian el juego que se ha considerado como el antecesor del baloncesto. El concepto es el mismo: introducir un balón dentro de un aro. De las cuatro formas de jugar a la pelota, de las que se tiene evidencia, Ixtok y David Rodríguez Arcos escogieron la de brazo que es conocida como Pok Ta Pok.

 

El objetivo de la empresa es rescatar la cultura prehispánica y mantenerla viva entre las nuevas generaciones.

 

El juego

 

Eric Taladoire en el libro 'El juego de pelota mesoamericano. Origen y desarrollo” describe el juego como el enfrentamiento de “dos equipos de uno a siete jugadores en una cancha larga, dividida en dos, lanzándose directamente, o haciendo pases, una pelota de hule no vulcanizado de unos tres kilos. Ésta debe ser tocada por alguna parte del cuerpo o implemento que estuviera permitido”. El objetivo: pasar la pelota por el aro ubicado en los extremos de la cancha.

 

Según el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, país a donde también se extendió la practica de este “deporte”, “el juego de pelota simboliza la lucha entre las fuerzas opuestas del universo, es la lucha entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, la pelota en constante movimiento representa al movimiento de los astros y las fuerzas de la creación”.

 

Para algunos, la práctica de este juego era una actividad sagrada en las culturas clásicas; se jugaba para conocer el designio de los dioses y quien perdía era decapitado. Con el tiempo el juego se volvió profano, sin que por ello desapareciera su significación religiosa, asegura la Universidad de Guadalajara.

 

Aunque no se ha podido esclarecer con total seguridad si su práctica era ceremonia ritual, deportiva, o ejercicio de guerreros, lo claro es que la creación de esta corporación es un esfuerzo para que las tradiciones prehispánicas continúen no solo en la memoria de los mexicanos.

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