El ‘Diario de Hoy’ del El Salvador, lanzó una ensarta de improperios cargados de discriminación y racismo, que nos hacen pensar que se quedaron en siglos pasados y que la mentalidad cavernaria de quien escribió el editorial, que es la posición oficial del Diario de Hoy, quisiera el exterminio de los pueblos indígenas en América Latina.  “Pero por allí anda Evo paseando por las cancillerías y palacios de gobierno europeos... Si va tan mal, no cuesta imaginar el espectáculo que será Evo sentado en una gran mesa y comiendo, el estado en que deja los cuartos de hotel donde le hospedan y los aromas del altiplano que lo envuelven”, dice el diario salvadoreño.

Por Miguel Ángel Albizures

La agresión va más allá de la persona de Evo Morales y Rigoberta Menchú. La gresión es contra los pueblos indígenas de Guatemala y Bolivia.

El llamado Diario de Hoy de la hermana República de El Salvador, lanzó una ensarta de improperios cargados de discriminación y racismo, que nos hacen pensar que se quedaron en siglos pasados y que la mentalidad cavernaria de quien escribió el editorial, que es la posición oficial del Diario de Hoy, quisiera el exterminio de los pueblos indígenas en América Latina o quisiera gobiernos como el de Arena, que representa a la clase de abolengo y con quienes indudablemente se identifican su propietarios, porque ellos llevan saco y corbata, saben arrodillarse frente al imperio y tienen planes de gobiernos que sirven al sector social “culto”, pero escandalosamente atrasado y explotador del pueblo salvadoreño.

Podemos o no estar de acuerdo con el nuevo gobierno de Bolivia y manifestar sin tapujos nuestra posición política, pero para manifestar descontento con la soberana decisión del pueblo boliviano, es inaceptable el atropello a la dignidad de los pueblos indígenas del continente, burlarse de ellos, despreciar sus potencialidades, su forma de vestir y ridiculizar su comportamiento y actitudes. La posición de este diario salvadoreño es la manifestación clara de un nuevo nazismo que reivindica el derecho de la mal llamada pureza de clase, para gobernar y exterminar a quienes no tienen el color que les gusta y que siguen siendo considerados de segunda o tercera clase.

Sólo para que se tenga una idea, reproducimos uno de los primeros párrafos del nazi editorial del diario: “Pero por allí anda Evo paseando por las cancillerías y palacios de gobierno europeos, con el disfraz puesto como anda la Menchú ataviada de india aunque en su vida normal viste la ropa normal de cualquier señora burguesa de Guatemala. Si va tan mal, no cuesta imaginar el espectáculo que será Evo sentado en una gran mesa y comiendo, el estado en que deja los cuartos de hotel donde le hospedan y los aromas del altiplano que lo envuelven.”

He defendido y continuaré defendiendo el derecho a la libre expresión y emisión del pensamiento, pero jamás el racismo y la discriminación que vierte ese editorial en cada una de sus líneas. No por gusto se dio la lucha en Guatemala para que se legislara sobre el delito de discriminación e, incluso, se constituyó una comisión específica que debería de jugar un papel beligerante en estos casos, pues la agresión va más allá de la persona de Evo Morales y Rigoberta Menchú, es contra los pueblos indígenas de Guatemala, Bolivia y el continente que mantiene preocupados a los amos del editorialista, pues la elección de Evo Morales representa otros pasos que da el Sur hacia la democratización del continente y a la búsqueda de recuperación del derecho de autodeterminación de los pueblos.

Y finaliza diciendo el editorial “Evo puede ser, para Bolivia, el toro en la tienda de porcelana, pisoteando todo sin construir nada, la bestia que arrasa con lo que está a su paso”, y hace mención de la moda, de la elegancia, de la civilización, de los buenos modales y costumbres, con que otros gobiernos le ensartan la daga a sus pueblos. Y eso es lo que quisiera de quienes siempre han conocido la opresión, discriminación y racismo de los “cultos y civilizados” que, como Pinochet, han detentado el poder en América Latina. 

La dirección del editorial „Con suéter y tontería paseando por Europa“ es: