“Esta es nuestra palabra sencilla que busca tocar el corazón de la gente humilde y simple como nosotros, pero, también como nosotros, digna y rebelde. Ésta es nuestra palabra sencilla para contar de lo que ha sido nuestro paso y en donde estamos ahora, para explicar cómo vemos el mundo y nuestro país, para decir lo que pensamos hacer y cómo pensamos hacerlo, y para invitar a otras personas a que se caminan con nosotros en algo muy grande que se llama México y algo más grande que se llama mundo. Esta es nuestra palabra sencilla para dar cuenta a todos los corazones que son honestos y nobles, de lo que queremos en México y el mundo. Ésta es nuestra palabra sencilla, porque es nuestra idea el llamar a quienes son como nosotros y unirnos a ellos, en todas partes donde viven y luchan”.[1]

 

Teniendo como base la “Sexta Declaración de la Selva Lacandona”, expedida y publicada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (Ezln), en México, la  médica especialista en salud pública, Bertha Dimas Huacuz elabora el ensayo denominado “Perspectivas para la Reconstrucción de los Pueblos Indígenas en Michoacán”, pues considera que la publicación zapatista contribuye, con ideas y hechos, a la definición de los nuevos rumbos para la recuperación de la soberanía nacional, el desarrollo con justicia en el país y el bienestar de las comunidades rurales e indígenas de México.

 

En el ensayo de Dimas Huacuz, se analizan cuatro aspectos de los indígenas en Michoacán, que definitivamente reflejan las características precarias en las que ellos viven.  Una de éstas hace alusión particular a las promesas de soluciones, expresadas por los dirigentes gubernamentales en varios períodos, y que no impiden que crezca la vulnerabilidad de la población ante los desastres naturales y las fuerzas de la economía externa, sin olvidar que para los jóvenes de esta parte del país Azteca, es cada vez más difícil acceder a la escuela, y mucho más terminar una carrera profesional. Y en este punto, es importante resaltar que los políticos han contribuido a la desunión y desintegración de las comunidades indígenas Mazahua, Nahua, Otomí y P´urhépecha, con la diferenciación entre partidos políticos.

 

El segundo aspecto que la médica Bertha Dimas Huacuz analiza en su documento, es el modelo de intervención que el gobierno mexicano ha implementado en las comunidades indígenas de Michoacán.  En éste cuestiona las acciones paternalistas, fragmentadas y localistas que las administraciones desarrolla, además sin recursos garantizados, en lugar de promover una integración y aumento de los activos sociales y económicos de las comunidades, y de facilitar su reconstitución como pueblos. Según el ensayo, todas estas actividades realizadas por el gobierno estatal, son lideradas por la Coordinación Interinstitucional de Atención al Indígena, que no tiene poderes, presupuesto ni normas para la ejecución de programas de desarrollo para los indígenas.

 

En tercera instancia, Dimas Huacuz explora el no aprovechamiento de las oportunidades para explotar de manera eficiente el patrimonio territorial, material y cultural de este territorio, pues aunque los políticos y dirigentes gubernamentales expresan sistemáticamente su deseo de “saldar la deuda histórica” que se tiene con las comunidades indígenas de México, a la hora de invertir los recursos para programas de desarrollo que conduzcan al mejoramiento de su calidad de vida, no dudan en gastarlos en obras aisladas como apoyos para fertilizantes, cemento, láminas de cartón, y para gastos sociales, deportivos, culturales, médicos o funerales.

 

Por último, en el ensayo “Perspectivas Para la Reconstrucción de los Pueblos Indígenas de Michoacán” se presentan las tareas para alcanzar el bienestar de las comunidades indígenas, entre las que se destaca como primera necesidad, rescatar la autonomía sobre los valores colectivos y la verdadera gobernabilidad rural comunal, en los ámbitos económico, social, políticos y medioambiental.

 

Las otras tareas propuestas para alcanzar el bienestar de las comunidades indígenas de Michoacán, son presentadas en el siguiente orden de prioridad:

 

  1. El pleno reconocimiento de los pueblos indígena, con base en una reforma constitucional integral a nivel nacional, y por lo tanto, de la aceptación jurídica del derecho a la asociación como comunidad; de reconstruirse como pueblo; y de ejercer la autonomía en regiones territoriales para la gestión de nuestros recursos.
  2. La garantía de auténtica participación y representación política, y de ejercicio autónomo de la justicia en su sentido más amplio.
  3. La garantía para los habitantes rurales e indígenas del acceso a todos los niveles educativos y de salud, los cuales deben ser de mayor calidad y sin discriminación.  Estas acciones deben ser implementadas por estructuras autónomas con la participación de maestros, médicos, enfermeras y otros profesionales indígenas bilingües.
  4. Modificación de la propuesta de “universidad intercultural indígena” que se pretende establecer, y se realice un proyecto integral de educación a todos los niveles, con inversiones específicas, y donde la autonomía indígena se fortalezca, recíprocamente, con la autonomía universitaria. [2]

 

Ante estos pronunciamientos, la autora hace claridad que es necesaria una Reforma del Estado, antes que una reforma indígena, además de una coherencia evidente entre lo que se propone y lo que se realiza, situación que no se ha presentado en el caso particular del gobierno de Michoacán.

 

A continuación podrá encontrar el ensayo completo de Bertha Dimas Huacuz denominado “Perspectivas Para la Reconstrucción de los Pueblos Indígenas de Michoacán”.

 
 

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=20479



[1] Fragmento de “La Sexta Declaración de la Selva Lacandona” expedida por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en México.

[2] Tomado del ensayo “Perspectivas Para la Reconstitución de los Pueblos Indígenas de Michoacán” enviado a Actualidad Étnica por la médica especialista en salud pública, Bertha Dimas Huacuz.

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