La lucha del pueblo yukpa, uno de los pueblos originarios de Perijá, es un levantamiento en contra de una historia de despojo, saqueo, racismo, genocidio, y miseria. En esta historia están marcadas las manos ensangrentadas de los conquistadores de ayer, y de hoy: los ladrones de cuello blanco, los ganaderos, las transnacionales petroleras y del carbón, las fuerzas armadas y los sicarios.
Despojados de sus tierras, los yukpas y los barí abandonaron las tierras llanas a lo largo del siglo XX y se refugiaron en las montañas para evitar el exterminio total a manos de los ladrones capitalistas.
Pese a que la Constitución de 1999 garantiza a los pueblos indígenas el derecho a sus territorios ancestrales, en la práctica este derecho no sólo no ha sido garantizado por el Estado, sino que el gobierno se ha embarcado en un proyecto de capitalismo desarrollista que contempla un aumento exponencial de la explotación carbonífera en territorios ancestrales de las comunidades wayúu, barí, y yukpa, en Perijá.
Pese a las declaraciones del alto gobierno, algunas de las cuales aseguran que no se abrirán nuevas minas en la región, Corpozulia mantiene una política agresiva en pos de garantizar las condiciones necesarias para la apertura de nuevas minas a cielo abierto en territorios indígenas.
Los territorios actualmente ocupados por las comunidades yukpa, y en los cuales se desarrolla el conflicto con los ganaderos invasores, se encuentran dentro de las coordenadas en las que se ha proyectado desarrollar la explotación carbonífera.
El incumplimiento del mandato de demarcar las tierras indígenas y entregarlas a sus únicos y legítimos dueños, ha llevado a las comunidades yukpa a ejercer la acción directa y ocupar sus tierras.
Al mismo tiempo, el silencio cómplice del gobierno ha sentado el marco para las acciones armadas de los sicarios y paramilitares a sueldo de los ganaderos, quienes han recurrido al viejo método del desalojo armado para preservar sus bastardos intereses económicos.
Desde el año 2005 se ha agudizado el conflicto, pues las comunidades yukpa mantienen en pie la defensa de su territorio, y han logrado resistir todos los embates de los latifundistas.
Los hacendados han intentado asesinar en numerosas ocasiones al cacique Sabino Romero, y han amenazado de muerte a activistas que han sido solidarios con la lucha por la tierra. En julio fue asesinado el padre de Sabino Romero a manos de estos sicarios.
Con la agudización del conflicto, la respuesta del gobierno fue apoyar a los terratenientes. La ministra Nicia Maldonado declaró que el problema era que había dos caciques yukpa que eran enemigos del proceso revolucionario, haciendo referencia a Sabino Romero, Olegario Romero, y las comunidades en lucha.
No conforme con estas temerarias declaraciones, Nicia Maldonado ha intentado suplantar, con personas afectas a su ministerio, la legítima representación que estos caciques ejercen. En una reunión realizada con las comunidades yukpa el 16 de agosto, la ministra Maldonado les recomendó retornar a las montañas, donde podrían "promocionar el turismo", pues las tierras que ocupaban eran propiedad privada.
Nicia Maldonado, en la práctica ni es ministra del poder popular, ni mucho menos de los pueblos indígenas, sino que representa los intereses de los ladrones ganaderos. En realidad no existen títulos de propiedad sobre estas tierras, que han sido ocupadas por los latifundistas a través de sucesivas invasiones y desplazamientos forzados.
A partir del mes de agosto de 2008, la ofensiva contra los indígenas se agudiza con el establecimiento en la zona de un cerco militar a cargo del General Izquierdo Torres, quien restringe de hecho las garantías constitucionales, obstaculizando el libre tránsito y el derecho a la información.
Este militar, fiel a tradiciones racistas y fascistas, se dio a la tarea de impedir el paso a las tierras ocupadas por los yukpa y agredir a los periodistas de la Asociación Nacional de Medios Comunitarios Libres y Alternativos (Anmcla) y del Centro de Medios Independientes que cubrían el conflicto.
La solidaridad militante del movimiento revolucionario fue decisiva para romper desde el punto de vista informativo este cerco. La convocatoria a una jornada cultural en la zona el 22 de agosto, y la posterior represión militar ejercida en contra de quienes se movilizaron, demostraron que la situación era insostenible.
Finalmente, la movilización arrancó una declaración del presidente Chávez, quien el 24 de agosto sentenció "al César lo que es del César y a los indígenas lo que es de los indígenas", aclarando que conocía de la historia de despojo al territorio yukpa y que estaba al tanto de los atropellos que se venían cometiendo. A esta declaración ha seguido la afirmación por parte de la Defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez, de que la ley está del lado de los indígenas.
Sin embargo, contradiciendo a lo afirmado por el Presidente Chávez y la Defensora del Pueblo, el Ministro de Interior y Justicia, ha ratificado las declaraciones irresponsables de la ministra luego de trasladarse a la zona.
Las declaraciones del ministro Rodríguez Chacín van en la misma línea de Izquierdo Torres, según la reseña de la Agencia Bolivariana de Noticias: "(Rodríguez Chacín) explicó que son dos los caciques -Olegario y Sabino- los que han tenido los problemas, que ellos lideran a 300 yukpas y que ellos son quienes están haciendo los movimientos hacia las tierras planas. Se trata no de todos los 7 mil yukpas, sino de 200 ó 300, que están siendo atendidos como si fueran 2 mil o tres mil."
Estas declaraciones por parte del máximo responsable de la seguridad de Estado demuestran que el gobierno sigue sin asumir su responsabilidad frente al conflicto, y continúa dando muestras de sus terribles inconsecuencias. (http://www.aporrea.org/actualidad/n119565.html).
Por todo lo anterior, exigimos que las palabras del presidente Chávez se conviertan en hechos. Los militares que tendieron un cerco en torno a las comunidades Yukpa alegaron ante varios representantes de medios de comunicación que actuaban por órdenes del Ministerio del Interior y Justicia y del Ministerio de la Secretaría de la Presidencia. Si es cierto, estos ministros deben ser destituidos, al igual que la ministra Nicia Maldonado. Si no es cierto, debe haber sanciones ejemplares para el general Izquierdo Torres y sus secuaces.
De igual manera deben restituirse los derechos políticos y democráticos de los comunicadores populares agredidos el 22 de agosto, quienes han sido sometidos a acusaciones judiciales y a un régimen de presentación, simplemente por intentar ejercer la solidaridad con las comunidades yukpa, mientras que el cerco militar se mantiene y los verdugos de los indígenas, los ganaderos y sus sicarios, son señores en las tierras que han robado.
Mientras las tierras no sean definitivamente devueltas a sus históricos dueños, el movimiento popular y revolucionario debe mantenerse alerta y movilizado. Ha sido la movilización la que ha obligado al alto gobierno a fijar posición públicamente, y ha de ser la lucha de las comunidades indígenas y la movilización solidaria del pueblo la que traerá la justicia para los yukpas.
Centro de Medios Independientes de Venezuela
Radio ECOS 93.9
Radio Comunitaria Punto Sur 97.5
Corriente Clasista, Unitaria Revolucionaria y Autónoma
Colectivo Libre Aquiles Nazca
Comité por la Universidad Popular de la UCV
Orlando Chirino, Coordinador Nacional de la UNT
Richard Gallardo, presidente de la UNT Aragua
Emilio Bastidas, coordinador de UNT Aragua
Miguel Angel Hernández, Unidad Socialista de Izquierda
José Bodas, secretario general de Fedepetrol-Anzoátegui
Armando Guerra, sindicato de Hidrocapital
Carmen Pulido, presidenta del Centro de Estudiantes de Medios Audiovisuales, ULA
Henriette Arreaza
Simón Rodríguez Porras
Anaís Barrios