En una carta abierta a los gobiernos de esos países, emplazan a las administraciones a "asumir la renovación de dogmas" y a la "construcción de verdaderos socialismos" acordes con los ideales revolucionarios que predican sus respectivos presidentes, Castro, Chávez y Evo Morales, y a que se alejen de las empresas capitalistas y de modelos de Estado totalitarios en una época en la cual, resaltan, "el capitalismo neoliberal se está cayendo a pedazos".
Las organizaciones firmantes recuerdan que el modelo de Estado de la ultra derecha chilena, que sumió al país en una dictadura militar durante 17 años, se perpetuó a través del saqueo económico del territorio por concesiones otorgadas a las grandes corporaciones vinculadas con las mismas instituciones gubernamentales.
En la actualidad, continúan, "se siguen cometiendo múltiples atropellos a los derechos individuales y colectivos", muchos de ellos relacionados con los proyectos extractivos y la privatización de la industria y las materias primas. Advierten, además, que "las industrias mineras, forestales, de celulosa, pesqueras, salmoneras e hidroeléctricas son el fiel reflejo de esta realidad en Chile", afectando de una manera más negativa a los Pueblos Indígenas al destrozar el ecosistema ancestral de las comunidades, en el caso chileno la etnia mapuche, que se caracteriza por "asumir una legítima protesta social frente a estos grupos económicos para defender las pocas tierras que les quedan".
En Cuba, al ex presidente Fidel Castro le achacan las alabanzas hacia la industria salmonera y forestal de Chile proferidas en el encuentro que mantuvo hace unos días con la presidenta Michelle Bachelet, que según estos grupos se apoya en grandes conglomerados económicos cuyos proyectos han significado "graves violaciones a los derechos humanos, desplazamiento de poblaciones, empobrecimiento, contaminaciones y pérdidas de economías locales y soberanías alimentarias".
Sobre Venezuela, estas organizaciones no entienden "cómo es posible que un Gobierno como el de Hugo Chávez, que habla de socialismo y revolución, contribuya directamente a seguir perpetuando las atrocidades al interior de Chile" dejando el control de la madera y la papelería del país al grupo Matte (propietario de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones -CMPC-) y a Angelini (propietaria de Arauco) respectivamente.
Por último, la carta celebra "el proceso transformador que se está viviendo en Bolivia bajo la conducción de Evo Morales" poniendo fin a "un Estado colonialista, racista, excluyente, unicentrista, oligárquico y capitalista para dar paso a la soberanía de los pueblos y la libre determinación bajo la estructura de un Estado Plurinacional y Pluricultural", aunque tampoco olvida los negocios que están abriendo los grupos económicos chilenos en el interior de ese país.