Industrias extractivas, madereros furtivos, terratenientes ganaderos y colonos ponen en peligro a unos pueblos que no tienen inmunidad contra las enfermedades occidentales, señalan fuentes de Survival.
La gripe, la varicela, el sarampión: "incluso cuando el primer contacto entre un grupo indígena aislado y foráneos se produce con sumo cuidado, es frecuente que un número significativo de los indígenas muera en los meses sucesivos a dicho contacto", aclara el informe.
Fuentes internas de Survival hacen mención a las fotografías publicadas hace exactamente un año y que suscitaron un gran sentimiento de apoyo por la causa de los indígenas aislados. "Pero numerosos gobiernos siguen negándose a dar el sencillo paso que lograría asegurar realmente la supervivencia de estos pueblos: proteger sus territorios de forma adecuada", aseveran.
El informe, titulado Un año después, vuelve a esas imágenes para destacar que, pese a generar un fuerte impacto inicial, su publicación no ha sido suficiente para detener a los gobiernos y las empresas.
La situación de los Awá brasileños, en el Estado de Maranhão, es insostenible. Madereras que buscan materias primas nobles, ganaderos y colonos asolan un territorio en el que apenas quedan 300 indígenas, 60 de ellos sin contactar. El Gobierno se muestra incapaz de frenar unas invasiones que comenzaron en la década de los 80, cuando la entonces Comunidad Europea y el Banco Mundial financiaron un proyecto de desarrollo en torno a la mayor mina de hierro del mundo.
To'o, uno de los hombres Awá contactados, advierte de la gravedad de la situación: "vivimos en las profundidades de la selva y estamos siendo acorralados por los blancos. Siempre estamos huyendo. Amamos la selva porque nacimos aquí. Sin la selva no somos nadie y no tenemos forma de sobrevivir."
Los indígenas aislados que viven en las proximidades del río Pardo, en el Estado brasileño de Mato Grosso, huyen constantemente de los madereros furtivos. Nómadas por necesidad, se cree que las mujeres ya no pueden quedarse embarazadas.
Un fiscal federal de Brasil investigó el caso hace unos meses y ya han salido a la luz las primeras revelaciones. "Las pruebas parecen indicar que los madereros mantienen deliberadamente a los indígenas en una huida permanente", señala el informe.
Un investigador de campo ligado a Survival afirma en el documento que "los madereros van a aniquilar a los indígenas. Simplemente les dispararán para matarles". El mismo informe señala que probablemente se trate de un grupo de indígenas inferior a las 50 personas.
El tercer foco del que se hace cargo el estudio tiene como tristes protagonistas a los indígenas peruanos del río Envira, en el Departamento del Ucayali. El sudeste del Perú cuenta con una de las mayores reservas mundiales de caoba y cedro, dos maderas preciosas que están en el punto de mira de numerosos grupos de distribuidores ilícitos.
Muchos indígenas peruanos han huido de la persecución hacia la frontera brasileña, donde podrían entrar en conflicto con otros pueblos aislados. José Carlos Meirelles, jefe del puesto de vigilancia fronterizo de la Fundación Nacional del Indio brasileña (FUNAI), acepta el problema. "Ha habido una migración forzada de grupos autónomos en Perú provocada por la exploración maderera en la cabecera de los ríos Jurúa, Purús y Envira", señala.
El Gobierno peruano encabezado por Alan García ha llegado a poner en duda la existencia de estos pueblos, pese a las múltiples evidencias materiales encontradas.
El informe continúa acercándose a las privaciones que sufren los grupos aislados que circulan cerca de los ríos Napo y Tigre, en el Departamento de Loreto, al norte del Perú. En este caso el genocidio se produce a manos de las empresas petrolíferas que trabajan en la zona con la autorización del Gobierno peruano.
Ecopetrol, ConocoPhillips, Petrobras, Repsol-YPF y la anglo-francesa Perenco no reconocen los territorios que habitan los pueblos originarios. Según relata el informe, la presión de las organizaciones indígenas peruanas no es suficiente ante la estrecha colaboración que mantienen el Gobierno y las corporaciones multinacionales.
Por último, el documento destaca la situación que viven los grupos Ayoreo-totobiegosode en el noroccidente paraguayo. Esta etnia, contactada por primera vez en 2004, se encuentra próxima a su desaparición por la deforestación que llevan a cabo los ganaderos, señala el informe.
Las empresas ganaderas que trabajan en la zona son BCC S.A., River Plate S.A. y Yaguarete Pora S.A. y según indica el control de monitoreo por satélite adjunto al informe de Survival, están destruyendo la tierra de los totobiegosode tres veces más rápido cada año.
Se cree que existen más de 100 pueblos no contactados en el mundo, la mayoría de ellos en la Amazonía y en Papúa. Survival es la organización más grande que trabaja por los derechos de los pueblos indígenas y asegura ser la única organización de gran tamaño en su campo que rechaza fondos de gobiernos nacionales.