Se abre así una nueva etapa marcada no sólo por la aplastante victoria del partido independentista de izquierda Inuit sino también por la coincidencia de la aprobación del nuevo estatuto de autonomía de la isla, que entrará en vigor el próximo 21 de junio después de ser aprobado el pasado mes de noviembre en referéndum.
El Inuit se encontrará con nuevo panorama a todos los niveles.
La reforma del estatuto implica que únicamente quedarán bajo control danés seis áreas: Constitución, Tribunal Supremo, nacionalidad, defensa y seguridad, política exterior y política monetaria, pero el texto establece también una fórmula progresiva para reducir año a año la subvención económica que Dinamarca concede a Groenlandia en virtud de un aumento de los ingresos de la isla por la extracción de recursos del subsuelo.
La posición del Inuit Ataqatigiit en este aspecto siempre ha sido clara: piden el derecho a la autodeterminación del subsuelo para valorar por ellos mismos si la extracción de hidrocarburos en la zona es o no rentable.
Pero cabría preguntarse algunas cosas más.
Los desafíos de la Hermandad Inuit
Groenlandia, con una población que no llega a los 60.000 habitantes de los cuales el 80% pertenece a la etnia inuit, posee uno de los índices de delincuencia más altos del mundo. El problema, según algunos antropólogos, se relaciona con el choque cultural que ha supuesto para la población local la llegada de la modernidad.
El año pasado se hablaba de la aparición de los primeros casos de diabetes, una enfermedad inédita en la zona, disparándose también las tasas de alcoholismo, los suicidios y los delitos sexuales. Una situación muy similar a la que se está dando en algunas ciudades australianas destino de aborígenes víctimas de un "efecto llamada" un tanto perverso.
Pero si los problemas sociales son bastante serios, las prestaciones que Groenlandia ofrece a sus habitantes son completamente desconocidas para indígenas de países más pobres de Latinoamérica o África.
Se dice que el sistema judicial de Groenlandia es el mejor del mundo porque combina las prácticas culturales tradicionales con la noción occidental de justicia. Sin embargo, el sistema actual fue desarrollado después de la Segunda Guerra Mundial y ahora hay consenso de que se necesitan algunos cambios, como el envío de criminales a Dinamarca como último recurso, lejos de sus familiares y de su tierra natal, por un período indefinido.
Los habitantes de Groenlandia tienen visiones contrapuestas acerca de en qué medida el sistema judicial debería permanecer dentro de la tradición local y hasta qué punto deberían adoptar las prácticas de la justicia occidental. Particularmente en casos de crímenes serios, hay mucha gente que está pidiendo sentencias de prisión más largas; es decir, están pidiendo que se ponga el foco en el crimen en sí y no en la persona que cometió el crimen, sus antecedentes, etc., como ocurre en el sistema actual.
Por otro lado, el Inuit Ataqatigiit también tendrá que enfrentarse a la cuestión del idioma, que vuelve a surgir una y otra vez. Por un lado está presente el tema de proteger a una minoría danesa que vive en el país, pero también el hecho de que algunos groenlandeses e hijos de parejas danesas-groenlandesas tienen dificultades para dominar el groenlandés.
El idioma administrativo suele ser el danés, debido a la gran cantidad de personas reclutadas en Dinamarca. Uno de los temas más criticados y que causan frustración es que uno de los criterios para obtener un trabajo es el manejo fluido del danés, pero nunca se exige que el personal danés maneje el groenlandés.
Sin embargo, la disputa más acalorada y de larga data tiene que ver con la educación. El primer idioma de instrucción es el groenlandés, que los niños daneses -que usualmente se quedan en Groenlandia sólo unos pocos años- no suelen dominar.
El debate acerca del idioma muestra una serie de dilemas con los que muchos grupos indígenas podrían enfrentarse en un proceso de autodeterminación. Para el Gobierno Autónomo siempre ha sido un objetivo primordial promover el idioma indígena groenlandés y, luego, su forma de pensar en todos los aspectos de la vida.
Otro tema que tendrá sobre la mesa la Hermandad Inuit es el de la caza de focas, muy importante para la economía de subsistencia de una gran cantidad de familias en el país.
La carne es un alimento importante y saludable, y las pieles se venden en el mercado internacional. También hay que agregar el hecho de que cazar focas, comer su carne y utilizar la piel es uno de los elementos cruciales del ser groenlandés.
Por eso cuando Greenpeace y algunas organizaciones de protección a los animales protestaron contra la caza de crías de la foca groenlándica migratoria en la costa de Canadá, hubo una repercusión negativa enorme para los cazadores groenlandeses, a pesar de que ellos no practican este tipo de caza.
El ataque de estas organizaciones hizo que algunos países prohibieran la importación de pieles de foca, lo cual tuvo graves consecuencias para los cazadores de Groenlandia.
Estas campañas en contra de la caza de focas no sólo revelaron "una tremenda falta de conocimiento de las culturas indígenas del ártico, sino también una falta de tolerancia y un etnocentrismo que es desastroso para los pueblos indígenas", según apuntan expertos del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas.