En Guatemala la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú expresó su "total repudio al complot que secuestró y depuso al presidente Zelaya y lo envió a Costa Rica". Además, en declaraciones a Efe, dijo que "hasta los Cascos Azules deberían intervenir si es necesario".
La dirigente indígena agregó que de consumarse el golpe en Honduras "sería un precedente nefasto para toda América Latina y sus democracias".
Otras organizaciones guatemaltecas, como el partido político Alternativa Nueva Nación (ANN), calificaron el golpe de "asalto criminal al Estado de Honduras". Igualmente, el Comité de Unidad Campesina (CUC) se manifestó frente a la embajada de Honduras en Guatemala y la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina (Conic) declaró que "el pueblo Maya y campesino de Guatemala exige la reinstalación del orden constitucional y del Presidente".
El Consejo Político Maya "13 Baktun" también condenó el golpe y pidió respeto para los hondureños de cara a recuperar su proceso democrático.
En Venezuela el presidente del Parlamento Indígena de América José Poyo habló de "acto violento" al referirse al golpe y denunció que Honduras se encuentre hoy "en la angustia y la incertidumbre".
Varias organizaciones indígenas se concentraron frente al Palacio de Miraflores en Caracas como respaldo a Manuel Zelaya acompañados de un número significativo de estudiantes universitarios.
Además, en Honduras Ofraneh afirmó que "para muchos el golpe no fue una sorpresa" y acusó tácitamente a los Estados Unidos de estar detrás del levantamiento, en declaraciones del equipo de esta organización a la agencia de prensa Adital.
Ofraneh ha hablado también de "retroceso histórico a la década de los 70" y de una "profunda erosión de la aplicación de la justicia" por la participación en el golpe de la fiscalía y el poder judicial.