El Parque Nacional y Territorio Indígena Isiboro-Secure (TIPNIS), en el nordeste de Bolivia, se ha convertido en los últimos meses en zona de guerra. El último enfrentamiento entre colonos productores de cocaína y grupos originarios se ha saldado con un fallecido y varios heridos por armas de fuego.
El choque se produce por el control de las tierras que pertenecen legalmente a los indígenas. El viceministro de Régimen Interior, Marcos Farfán, ha denunciado que los colonos “pretendían echar del parque a los campesinos que avasallaron su territorio, donde están sembrando coca de manera ilegal”.
Posteriormente informó que una persona “presuntamente indígena” había resultado muerta y otras tres heridas.
Los indígenas del TIPNIS denuncian desde hace tiempo que cientos de agricultores habrían estado talando bosques al interior de su territorio para cultivar coca y procesar cocaína.
Isidro Yujo, presidente de la Central de Pueblos Étnicos Mojeños de Bolivia (Cepemdeb), acentuó las palabras del viceministro denunciando la invasión de los colonos sobre la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) indígena. Además, aumentó a dos el saldo de fallecidos.
Farfán, para asegurar el bienestar de los indígenas, ha enviado 70 policías al TIPNIS y ha asegurado que llegarán 200 más en los próximos días.
Los incidentes se producen tras una semana de negociaciones realizadas en Villa Tunari, donde cocaleros e indígenas habrían acordado prohibir el ingreso de los primeros al territorio originario.
El 3 de agosto se produjo otro enfrentamiento similar en el TIPNIS, cuando unos 500 cocaleros golpearon y expulsaron de su territorio a varias familias indígenas a las que acusaban de apoyar el trabajo de la Fuerza de Tarea Conjunta, dedicada a erradicar plantaciones ilegales.
El cultivo de hoja de coca es legal en Bolivia, donde los indígenas la consumen en las montañas de la cordillera andina. Por supuesto, el alcaloide que se desprende de la planta, la cocaína, el ilegal en todo el país.