Fuente: AIDESEP
SIEC –Actualidad Étnica-. Los primeros resultados del monitoreo efectuado por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) en el río Napo, hasta donde se cree habrían sido arrastrados miles de barriles de petróleo ecuatoriano producto de un derrame, dan cuenta de la ausencia de agentes contaminantes. Sin embargo, situaciones no esclarecidas hasta el momento indican lo contrario.
Como se recuerda, el 31 de mayo pasado, deslizamientos ocasionados por fuertes lluvias produjeron la rotura de 140 metros del Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), en la zona El Reventador, en la provincia de Sucumbíos, al norte de Ecuador. El accidente ocasionó el vertimiento de un estimado de 11,480 barriles de petróleo –durante todo un día- en el río Coca, tributario del Río Napo. Según información conocida esta semana, Petroecuador ha logrado recuperar apenas 800 barriles de crudo.
Controvertido derrame
Según autoridades de localidades fronterizas peruanas, el petróleo derramado alcanzó, la primera semana de junio, a la población de la cuenca del río Napo, a la altura de la localidad de Cabo Pantoja, en el distrito de Torres Causana, provincia de Maynas, Loreto. Tras conocerse las primeras informaciones que daban cuenta del ingreso del crudo a territorio peruano, la reacción del gobierno a través del Ministerio del Ambiente fue el de descartar su presencia y por tanto minimizar el impacto en las comunidades ubicadas en el curso del río. Días después, el mismo presidente Rafael Correa pidió disculpas públicas al Perú por el derrame. Al parecer Correa entendía que el daño a Perú era un hecho.
El 12 de junio, el diario La Región de Loreto publicó una foto, testimonios y un informe de la zona del derrame que muestra lo que sería la contaminación producida por el derrame en el Napo.
La publicación difundió la imagen de una mancha de “aceite blanquecino” que se podía hallar en el trayecto del río hacía el Amazonas. Según declaraciones recogidas por el citado medio, la mancha habría sido originada por químicos que se estarían arrojando para “disolver y así disminuir el grado de contaminante del hidrocarburo”.
Gabriel Ashanga Jota, alcalde de la Municipalidad Distrital de la fronteriza localidad Cabo Pantoja, distrito de Torres Causana, en la provincia de Maynas, aseguró a la prensa que el petróleo alcanzo al río Napo. Por encargo de Ashanga Jota, el secretario Milton Shahuano recogió testimonios y fotos del presunto daño ambiental en las comunidades. Shahuano reunió declaraciones de autoridades, personal médico y pobladores que confirmarían contaminación a causa del derrame así como daños a la salud de la población local y de niños.
Población denuncia indiferencia del gobierno
En un comunicado del 11 de junio, la Organización Kichwaruna Wankurina del Alto Napo (ORKIWAN) y la Federación de Comunidades Nativas del Medio Napo, Curaray y Arabela (Feconamncua), denunciaron no haber recibido ayuda de parte del Gobierno ante el derrame, ni haber recibido la visita de las autoridades para dialogar y ser informados. Igualmente, señalaron que no cuentan con agua potable ni “condiciones básicas para la vida de los pueblos” y que carecen de políticas de prevención ante incidentes relacionados a empresas petroleras que operan en su cuenca. Asimismo, advirtieron que la prensa de Lima “desinforma” sobre lo sucedido en el río Napo. “Esta desgracia contra el río pudo haberse superado de la mejor manera si hubiera realmente una política de mitigación frente a desastres ecológicos en gran magnitud”, indicaron.
Contradicciones y resultados que no son definitivos
En su portal de internet, el Ministerio del Ambiente aseguraron que tras un “riguroso monitoreo” que incluyó el recojo de muestras en 22 puntos a lo largo del río Napo, “las muestras tomadas los días 6 y 7 de junio reportaron que las concentraciones de Hidrocarburos Totales de Petróleo (TPH) cumplen con los Estándares de Calidad Ambiental aplicables y vigentes”.
Sin embargo, indicó que el resultado del análisis las muestras restantes será hecho público en los próximos días. Cabe resaltar que se deben esclarecer las contradicciones en las que ha caído el citado ministerio en torno al tema. Tras descartar en un primer momento la existencia de hidrocarburos en la zona, una inspección junto a la Capitanía del Puerto de Maynas, Defensa Civil y la empresa Petroperú demostró el avance del crudo en aguas peruanas y la muerte de peces. Esto originó que las autoridades de salud de la región prohibieran a los pobladores de las 34 comunidades nativas ubicadas en los alrededores del río que consuman agua o pesquen en el torrente para evitar una posible contaminación. Para el presidente de la Red Ambiental Loretana, Paul Mc Auley, la contaminación del lecho del río y del agua del Napo “es obvia”.
Mc Auley afirmó que las autoridades usaron sustancias químicas y orgánicas para que el petróleo se precipite al lecho del río, por lo que no habría signos superficiales de la contaminación. “No se debe confundir al público entre los impactos visibles con fotografías, infografías y los impactos ya no visibles”, declaró al diario La Región.
Cincuenta derrames al año
Un reporte de la agencia BBC dio cuenta de que los derrames de petróleo en Ecuador son cosa común. “Hace apenas dos meses que otro accidente por un deslave causó un derrame en otro oleoducto, el de Crudos Pesados (OCP), en el que más de 5.000 barriles de crudo contaminaron un área agrícola y ganadera de la provincia costera de Esmeraldas, en el noroeste del país”, sostiene el reportaje. En declaraciones para la mencionada agencia, el biólogo Diego Mosquera señaló que “Ecuador es el mejor ejemplo de por qué no se debe extraer petróleo en la Amazonía”.
“En los últimos 30 años por las operaciones petroleras en la Amazonía se han derramado algo así como 20 millones de galones de petróleo”, añadió. Datos del Ministerio del Ambiente de Ecuador indican que la media de accidentes entre 2000 y 2010 fue de casi 50 al año y que en 2011 ocurrieron 60 derrames. Asimismo, la publicación informa que la mayoría de derrames (28%) son producidos por la corrosión de los ductos de petróleo. Respecto al reciente derrame, la coordinadora de la línea de petróleo de Acción Ecológica de Ecuador, Alexandra Almeida, consideró que el SOTE es un oleoducto que ya pasó su “tiempo de vida óptima”, cosa que pudo facilitar su ruptura.