La semana anterior publicamos la edición número 100 de nuestro periódico actualidad Étnica. Realmente debería ser la edición 116, pues iniciamos nuestra labor durante la primera semana de octubre del año 2001, días antes de la realización del Congreso indígena nacional. Los cambios en dos ocasiones del formato de nuestro periódico y los necesarios recesos de fines de año, explican el número menor.
Semana tras semana hemos entregado a nuestros lectores -más de quince mil registrados en nuestra lista y otro tanto que nos leen a través de diferentes grupos de discusión-, los hechos mas relevantes del acontecer afro e indígena de Colombia y Latinoamérica.
No ha sido una labor fácil. Durante este período hemos tenido que construir confianzas, principalmente con lideres y organizaciones indígenas; hemos tenido que vencer los obstáculos de las comunicaciones “en la era de la sociedad de la información”, principalmente en aquellas regiones donde habitan comunidades carentes de cualquier servicio público y hemos tenido que vencer esa gran limitante que constituye el tratamiento de la información, en tratándose de poblaciones vulnerables, con usos y costumbres propias, bien diferentes a los de la “sociedad mayoritaria” y con una problemática de violación de derechos humanos cada vez mas aguda, que desde luego genera todo tipo de resistencias.
Nuestra pretensión durante todo este período ha sido sencilla, por no decir modesta: contribuir a una mejor información e interpretación sobre la realidad de los grupos étnicos, muy especialmente de los Pueblos Indígenas, en nuestro país. Para ello hemos partido de la premisa de que el papel de los medios y por ende de los comunicadores no es transformar el mundo, sino contribuir a su interpretación mediante la entrega de una información oportuna y veraz. Y podríamos agregar. Hemos contribuido a sensibilizar, inicialmente a nuestros lectores en torno a una realidad “tan propia y tan lejana”, que además está protegida por una abundante normatividad nacional e internacional. Todo ello lo hemos hecho en el convencimiento de nuestra responsabilidad para que dichas poblaciones puedan desarrollar plenamente el ejercicio de sus derechos.
A pesar de nuestro énfasis periodístico y el ejercicio de nuestra opinión en el campo de los étnico, muchos de nuestros lectores han manifestado su preocupación porque el periódico no se pronuncie y comprometa con otros hechos de la vida política nacional, por ejemplo, los secuestrados de Cali, el proceso de negociación con los paramilitares, las violaciones de los derechos humanos de otros sectores de la población y la responsabilidad que en esta materia cabe al Estado, en fin, esas realidades que afligen o impactan a nuestros ciudadanos. Con toda la razón que les asiste, tenemos que señalar que el nuestro es un medio especializado, que surge precisamente de la carencia de información seria y oportuna en torno a la realidad de las poblaciones negras e indígenas en otros medios, sean estos alternativos o de la gran prensa. Eso frente al cubrimiento de la información. De otra parte, nuestra posición ha sido respetuosa frente al papel que asiste a las organizaciones políticas y sociales de los grupos étnicos para enfrentar todas aquellas políticas y acciones que vulneran sus derechos, sin que ello signifique neutralidad o apatía alguna. En la divulgación de estas políticas también estamos comprometidos. Para llenar un vacío en nuestro trabajo, a partir de este número vamos a incluir una sección de opinión en nuestro semanario, donde además de la editorial, publicaremos los artículos de opinión de nuestros colaboradores.
Por ultimo, queremos expresar nuestro reconocimiento a las organizaciones indígenas, que con su permanente y oportuna información, han garantizado que nuestro medio sea de gran actualidad e interés, a los lideres y congresistas indígenas, que se han constituido en una aporte permanente a nuestro trabajo, a entidades de cooperación que como OIM, supieron valorar y apoyar nuestra iniciativa y a otras, que como ARD, con el apoyo a otros proyectos de gestión y acompañamiento a los indígenas, contribuyeron indirectamente a la sostenibilidad de nuestro proyecto. Y por supuesto, a nuestro equipo de trabajo, sin el cual esta labor aun seria una utopía.
Son mas de cien semanas de un trabajo continuo y comprometido con la causa de los grupos étnicos, especialmente con los indígenas y afrocolombianos. Estamos seguros que con su apoyo, serán muchos mas.
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