Jaliakaisi, significa en lengua Achagua, “donde nace el conocimiento”, ese es el nombre del colegio en el que se graduó la primera promoción de bachilleres del resguardo indígena Achagua, El Turpial, la Victoria en Puerto López, Meta. Más de 110 niños, durante cinco años estudiaron en una Maloka, constituyéndose en un verdadero  ejemplo de que la etnoeducación es posible en Colombia. El pasado 3 de diciembre se graduaron con todos los honores y celebraron su triunfo académico con las ceremonias propias de su pueblo.

 

“Los que podían, se iban a estudiar a Puerto López, pero cuando regresaban habían olvidado sus costumbres, no hablaban su lengua y además se comportaban de otra forma, pensaban diferente”, esa fue una de las motivaciones para que el Pueblo Achagua del Resguardo El Turpial-La Victoria, trazaran el proyecto de una escuela que les diera a sus hijos una educación que no fuera en contra su cultura y que por el contrario los formara para ser los próximos líderes de su comunidad.

 

El gobernador del cabildo Achagua, José del Carmen Ruíz, dijo que la mayoría de los jóvenes no regresaban y se olvidaban del resguardo y de sus hermanos indígenas. “Nosotros queremos que nuestros muchachos aprendan, que sepan de otras culturas, pero que sean capaces de mantener la propia y sacar adelante el resguardo”.

 

Así que en 1999, los indígenas Achaguas presentaron un Proyecto a la Secretaría de Educación del Meta y lograron la creación de la Institución Educativa Interétnica, Jaliakaisi que en lengua Achagua significa “En donde nace el conocimiento”.

 

El pasado 3 de diciembre se graduó la primera promoción de bachilleres indígenas del Colegio del Resguardo. Con las danzas y comida típica de los Achaguas, 110 jóvenes que estudiaron juntos durante cinco años en una Maloka, celebraron su triunfo académico.

 

Lo que para muchos puede resultar insólito, para estos alumnos del Turpial era una realidad. En una Maloka, se dictaban clases simultáneamente, desde sexto a undécimo de bachillerato. Sin salones, aulas o paredes, se divida imaginariamente la Maloka. Allí, día tras día, los niños se iban convirtiendo en adolescentes.

 

Hoy, la comunidad ha emprendido un nuevo proyecto, programas de estudio superior para que sus muchachos hagan la universidad. Uno de ellos ya lo logró. Noé Arrepiche, de 19 años, recibió de manos del gobernador, el día de su graduación, una beca para estudiar en la universidad de Puerto López.

 

Para el próximo año se iniciará la construcción del Colegio, y las clases ya no serán todas en la Maloka. Este es un proceso lento pero seguro, afirma el gobernador Achagua. “Ya tenemos la escuela, que va de preescolar a quinto de primaria, ahora necesitamos la infraestructura del Colegio. Sin embargo, ya hemos iniciado un proceso educativo con más de 300 muchachos”.

 

José del Carmen, manifiesta que este es un gran logro para la comunidad, pues antes los pocos que podían estudiar lo hacían a distancia, ahora el complejo educativito es el corazón mismo del resguardo. Eso ha facilitado que los muchachos puedan estar cerca de sus familias y al mismo tiempo estudiar. “Que se haya graduado la primera promoción es un triunfo porque los muchachos se dedicaron y trabajaron muy duro por lograrlo, ahora ellos son ejemplos para todos”.

 

Ahora cuando se construya el colegio, las clases no dictarán en la Maloka, en donde incluso también funciona el cetro de salud, pero este seguirá siendo el alma mater de los jóvenes indígenas Achagua, la primera promoción de Jaliakaisi.

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