El miércoles 21 de junio a las 10 de la mañana, cuarenta soldados de Batallón Matamoros llegaron a la comunidad Siapana de Uribia en la Alta Guajira, en donde detuvieron a Bonifacio Cohe, lÃder wayúu de la comunidad y a otros dos indÃgenas, los cuales fueron trasladados al Batallón en Uribia, en donde los uniformados se negaron a entregar cualquier tipo de información a los familiares. Solo hasta la noche del jueves y luego de la intervención de la DefensorÃa del Pueblo, dos de los indÃgenas fueron puestos a disposición de la Fiscalia en Riohacha. Sin embargo aun se encuentran incomunicados.
El pasado 7 de abril, Rafael Cohe, hermano de Bonifacio fue asesinado por un grupo de paramilitares en la comunidad de Puerto López, en la Alta Guajira. Al parecer Bonifacio habÃa sido amenazado de muerte por los paramilitares en el mes de marzo y ese dÃa fueron a buscarlo, pero al no encontraron asesinaron a su hermano.
El jueves 22 de junio en horas de la tarde otros cuatro indÃgenas wayúu fueron capturados por miembros del Batallón Cartagena en las comunidades de Castillete y Guarapa. Se trata de Juan Carlos Barroso, Josué Fernández y Alex, aun no se tiene precisión acerca de la identidad del otro indÃgena. Al parecer, los detenidos fueron trasladados a Riohacha, sin embargo el Ejército aun no ha admitido que los tiene en su poder y actualmente los indÃgenas se encuentran incomunicados. Según lÃderes wayúu los indÃgenas detenidos son solo pescadores. En este momento los lÃderes wayúu están solicitando, al igual que en el caso de Bonifacio la intervención de la DefensorÃa del Pueblo para que los indÃgenas sean entregados a las autoridades judiciales. Como consecuencia de esta detención, se produjo el desplazamiento de ocho familias wayúu hacia Venezuela.
Estos hechos resultan preocupantes para el pueblo wayúu, pues se trata de la continuidad de una serie de agresiones que vienen acentuándose desde que ocurrió la masacre en BahÃa Portete y que no ha tenido una respuesta eficaz por parte del gobierno nacional, a pesar de la militarización de la región. A estos hechos se han sumado las amenazas de muerte en contra de Débora Barros, por parte de los paramilitares y de las cuales fueron testigos las personas que participaron en el segundo aniversario de la masacre, asà como el permanente seguimiento e intimidaciones en contra de los familiares de las vÃctimas.
Este año han sido reiteradas las denuncias públicas que han hecho tanto los organismos de derechos humanos, como los propios indÃgenas en relación con la connivencia entre los militares y el Frente Contrainsurgencia Wayúu. Las capturas ilegales realizadas por los miembros del Ejército Nacional, demuestran de manera clara, según los indÃgenas, dicha relación. Incluso han llegado ha pensar que las agresiones por parte de la Fuerza Pública hacen parte de una estrategia para limpiar el territorio y dejarlo a disposición de los paramilitares. El pueblo wayúu no entiende, como es posible que el Ejército en vez de perseguir, capturar e impedir el accionar del grupo paramilitar comandado por alÃas “Walter†se dedique a capturar a indÃgenas inocentes.
Actualmente, la situación humanitaria del pueblo wayúu se ha ido invisibilizando, pues los paramilitares han acudido a los asesinatos selectivos y algunos indÃgenas, sobre todo los desplazados han sido presionados, incluso por funcionarios públicos para que no hagan las denuncias correspondientes bajo el argumento de que los paramilitares pueden tener acceso a dicha información y tomar represalias. Al parecer esta ha sido la manera en que las autoridades locales han pretendido ocultar la verdadera crisis humanitaria que viven el pueblo wayúu.
Lo preocupante es que todas estas situaciones, sumadas al creciente desinterés de las autoridades públicas y las agresiones por parte del Ejército coadyuvan proceso de desarraigo de todo un pueblo indÃgena en función de la consolidación del paramilitarismo.
Debido a estos hechos los wayúu hacen un llamado urgente para se respeten los derechos humanos del su pueblo, se garantice la vida y la integridad fÃsica de los indÃgenas capturados por el Ejército, asà como de los lÃderes indÃgenas. Asà mismo están exigiendo a la OEA y al gobierno nacional abordar el tema del paramilitarismo en la Guajira, e incluso están solicitando la desmilitarización del territorio, pues “lo único que han hecho los militares es destruir las pocas casas que quedaban para decir que en BahÃa Portete nunca vivieron los Wayúuâ€, afirmo Débora Barros.