Con ocasión del primer aniversario del asesinato de Dilia Epinayú, ocurrido el 13 de julio del año anterior en Bahía Portete, varias familias y líderes wayúu se reunirán en Media Luna para recordar y honrar a una de las sobrevivientes y testigo clave de la masacre ocurrida en Bahía Portete en abril de 2004. Dilia fue una de las pocas personas que luego de sobrevivir a la barbarie de los grupos paramilitares se atrevió a declarar ante un Fiscal de la Unidad Nacional de Derechos Humanos de la Fiscalia General de la Nación, para indicar que los autores de la masacre había sido un grupo de hombres armados comandado por José María Barros, alias “Chema Bala, que a su vez hacían parte del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Luego de sobrevivir a la masacre, Dilia al igual que otros 3000 wayúu se desplazó junto con su familia hacia Venezuela huyendo de los paramilitares que desde entonces dejaron clara la intención de apoderarse del territorio wayúu. En el mes de septiembre de 2004 y luego de que Francisco Santos, vicepresidente de la República impulsara el proceso de retorno de las familias wayúu, Dilia decidió regresar a Bahía Portete, pues al parecer las condiciones de seguridad estaban dadas para garantizar la vida e integridad personal de su gente.

Sin embargo, el 13 de julio de 2005 un grupo de hombres de las Autodefensas Unidas de Colombia que se transportaban en una camioneta llegaron hasta Bahía Portete preguntando por Moyo Pérez Uriana y al no encontrarlo le dispararon a Dilia, su esposa. Este asesinato se produjo a pesar de la presencia “permanente” de los soldados del grupo Matamoros del Ejército Nacional, instaurado para garantizar la seguridad de las familias wayúu que habían retornado. El otro aspecto cuestionable es que los dos indígenas hacían parte del programa de protección de testigos de la Fiscalia General de la Nación y sin embargo, hasta ese momento no contaban con medidas de protección especiales. Como consecuencia de este hecho, ocho familias wayúu se desplazaron nuevamente.

El asesinato de esta mujer puso en evidencia la endeble capacidad del Estado para garantizar la vida e integridad de los wayúu que retornaron creyendo en las garantías de seguridad ofrecidas por el Estado. Dichas garantías se limitaron al establecimiento de un grupo de militares que al parecer y de acuerdo a las denuncias públicas que desde entonces se han hecho, no solo consienten sino que además posibilitan las acciones paramilitares del Frente Contrainsurgencia Wayúu.

Dilia era una mujer de cincuenta años, madre de 12 hijos y además era una “piachi”. En la cultura wayúu el papel que desempeñan las mujeres es fundamental, pues al tratarse de una cultura matriarcal son ellas quienes finalmente determinan el orden social de su pueblo. Además de ello son las dadoras de vida, las transmisoras de la cultura y las tradiciones y sin ellas sería imposible pensar en el mantenimiento y prolongación de la cultura wayúu. Las mujeres piachi son personas especiales dentro de sus comunidades, ya que ellas tienen la capacidad de interpretar los sueños, curar las enfermedades de niños y adultos con plantas medicinales y además son las encargadas de realizar ciertos rituales. A través de estas actividades ellas protegen a su gente y en ese sentido son consideradas guardianas del pueblo wayúu.

Por este motivo, la masacre ocurrida en Bahía Portete, así como el asesinato de Dilia han tenido repercusiones tan profundas en el pueblo wayúu, ya que se trata de situaciones que atentan no solo contra la vida y la integridad física de los individuos, sino que además afectan los ejes sobre los cuales se construye y recrea la cultura de un pueblo ancestral. Luego de un año del asesinato de Dilia, el proceso penal aun esta en la fase de investigación y el temor de los wayúu es que este sea otro de los tantos casos que queda en la impunidad.

Además de estos hechos cabe recordar que hace dos semanas cuatro indígenas fueron detenidos en las comunidades de Castillete y Guarapa por soldados del Batallón Cartagena, los cuales fueron dejados en libertad el 10 de julio ante la ausencia de pruebas. Para Débora Barros, líder wayúu estos hechos hacen parte de todo un proceso para mostrar a los indígenas como delincuentes y así justificar y ocultar las violaciones a los derechos humanos cometidas por los miembros de la Fuerza Pública y de los grupos paramilitares.

En ese contexto avanza el juicio contra José María Barros “Chema Bala”, uno de los capturados sindicado como presunto responsable de la masacre de Bahía Portete. Sin embargo, la más reciente audiencia prevista para el pasado lunes 10 de julio debió aplazarse debido a que los abogados de Chema Bala nunca se presentaron.

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