En México la represión 

El gobierno del “cambio” decidió cobrarles la factura a los campesinos de Atenco, por impedir la construcción del aeropuerto internacional en sus tierras, las cuales defendieron con la organización, la lucha, la resistencia, los machetes, y la solidaridad nacional que llevó a la construcción del Frente por la Defensa de la Tierra, una de las organizaciones más beligerantes y solidarias en las luchas sociales del sexenio del “cambio”, y adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN, así como a la otra campaña. La misma que adelantan los zapatistas de todo México, y que a través de la participación directa de la población pretende construir mediante la acción social mundos posibles en el decir y el hacer, como lo han sido los caracoles en los municipios autónomos que se rigen por las Juntas de Buen Gobierno.

Muchísimas han sido las organizaciones y los movimientos que se han vinculado a la otra campaña zapatista; y en el México Distrito Federal, el Frente por la Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco ha sido una de las principales fuerzas que ha aquilatado el trabajo el espíritu, la moral y la fortaleza de las acciones del zapatismo en la otra campaña. En esa perspectiva de lucha política es que las fuerzas represivas del Estado mexicano realizan el cerco militar contra los campesinos de Atenco, teniendo como propósito aniquilar una de las fuerzas más ejemplares del zapatismo urbano.

Los vendedores informales de flores fueron simplemente el pretexto que el gobierno utilizó para destruir una de las bases sociales más sólidas de la otra campaña; también le permitió cobrar la factura del aeropuerto; y ahora le sirve para intensificar su campaña electoral basada en el miedo a la violencia, con el objetivo de apuntalar a candidatos electorales que ofrecen mayores niveles de “seguridad” mediante acciones represivas de mayor alcance.

Las violaciones a la Constitución, a las leyes, a los derechos humanos y a los derechos políticos de los ejidatarios de Atenco, resultaron ser una fortaleza para la otra campaña, la cual modificó su programación y sus recorridos, tomando como principal aspecto del movimiento la liberación de los presos políticos, campesinos e indígenas,  y la lucha por la justicia de las mujeres agredidas y violadas sexualmente por las fuerzas represivas del gobierno. La solidaridad internacional ha estado presente en Europa y América Latina a través de marchas y mítines en las sedes diplomáticas de México con consignas alusivas a la otra campaña y la condena a la represión en Atenco.

En México, en la mayoría de los Estados de la república, y dentro del contexto de la otra campaña, se han  incrementado las protestas, las marchas y los mítines contra la  acción gubernamental en Atenco y por la liberación de los presos políticos. El viernes 19 de mayo se presentaron movilizaciones nacionales con bloqueos de autopistas, avenidas y calles céntricas de las distintas ciudades. En la Ciudad de Toluca, capital de la entidad donde se encuentran los detenidos de Atenco, la marcha salió de la plaza de los mártires del centro de la ciudad, se dirigió a la Comisión de Derechos Humanos, y terminó en la explanada de la Procuraduría del Estado de México.

Las marchas y movilizaciones por la libertad de todos los presos políticos de Atenco continuarán en todo el país, y por lo pronto los estudiantes de varias universidades han acordado marchar el 28 de mayo y el 10 de junio de 2006. Les asiste el derecho de solidaridad con Atenco, pero se suma la protesta contra la represión que sufrieron los estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en la semana del 8 al 12 de mayo, por exigir la libertad de varios antropólogos detenidos en Atenco, y por la deportación de un joven chileno, estudiante de antropología social de la misma ENAH, que al igual que una antropóloga de la misma nacionalidad y estudiante de cine, fueron apaleados y expulsados de México.

Para ver algunas instantáneas sobre la situación en Salvador Atenco, México, haga clic aquí.

del Estado contra los movimientos sociales pacíficos se ha incrementado exponencialmente a partir del mes de marzo del presente año, justo unos pocos meses antes de las elecciones presidenciales del 2 de julio. Las fuerzas represivas han arremetido con todo su poder y su brutalidad contra los que marcharon de manera alternativa en defensa del agua y contra la privatización del líquido en la ciudad de México; contra los campesinos e indígenas que se resisten a ser desalojados para que en sus tierras el gobierno construya la represa de la Parota en el Estado de Guerrero; con la masacre de trabajadores mineros en Sicartsa; contra las indígenas mazahuas que reclaman sus derechos a la tierra y al agua en el Estado de México; y el 4 y 5 de mayo contra los ejidatarios campesinos de San Salvador Atenco en el Estado de México.
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