Gente extraña se ve últimamente en el norte del Cauca. Personajes misteriosos rondan al Cabildo de Cerro Tijeras: no se sabe de dónde vienen, a qué, quién los manda. Los territorios indígenas Nasa siguen siendo codiciados e invadidos por intereses oscuros que silencian las voces que se levantan exigiendo respeto.

El último doloso suceso nos remite al asesinato del Vice-gobernador del Resguardo de Honduras, miembro a su vez de la Comisión Política del Consejo Regional Indígena del Cauca y de la Minga de resistencia Social y Comunitaria. El líder indígena fue un férreo opositor a la implementación de cultivos de uso ilícito en la zona y al desarrollo de explotaciones auríferas en la región, así como una voz rotunda a la hora de reclamarle a la represa Salvajina que responda por los daños sociales y ambientales ocasionados a las comunidades.

Este referente ha prendido las alarmas entre el pueblo indígena, campesino y afrodescendiente del Cabildo Cerro Tijeras, más aún cuando en días pasados fue detenido por la Guardia Indígena el señor Osvaldo Benavidez quien haciéndose pasar como vendedor ambulante fue sorprendido hurtando cédulas de ciudadanía de varios comuneros y comuneras.

Al ser indagado por las autoridades indígenas el personaje en cuestión mostró incoherencias sobre su procedencia y el destino de los documentos de identidad (que no ha devuelto). Igualmente afirmó que luego de salir expulsado del municipio del Tambo y antes de arribar a nuestro cabildo se dirigió al comando de policía de Popayán en donde se contactó con un general de apellido Rodríguez, a quien le dio información precisa del sitio de donde recién fue expulsado por las guerrillas; su relación con autoridades militares y de policía cubren con un manto de duda sus propósitos reales en una zona en donde no tiene familia, ni conocidos ni ofertas laborales.

¿Qué hacía el señor Benavides en Cerro Tijeras usurpando cédulas de ciudadanía?, ¿quién lo mandó?, ¿a quién responde?

Si bien el pueblo indígena en uso de sus facultades legales impartió justicia propia (diez fuetazos como reprimenda y expulsado del territorio ancestral) y luego fue entregado al Defensor del Pueblo del Cauca, las y los pobladores de Cerro Tijeras estamos en máxima alerta más aún cuando tenemos el nefasto precedente del aledaño territorio del Naya en donde los paramilitares asesinaron de manera aleve y cobarde a no menos de cien personas en una nefasta ronda de la muerte en 2003. En aquel entonces todo empezó como ahora: haciéndonos inteligencia mediante alfiles camuflados enviados a nuestras comunidades. ¿Acaso se está perpetrando una nueva incursión armada?, ¿se estará preparando el escenario para nuevos falsos positivos?

La voz de nuestros mayores, las enseñanzas de los espíritus y la malicia de nuestra sangre india nos recuerda que no debemos bajar la guardia y estar atentos ante cualquier eventualidad. Algo no huele bien y por exigimos protección inmediata a la comunidad y a sus amenazados dirigentes.

Cabildo Indígena Cerro Tijeras
Altamira, junio de 2009

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