El propósito fundamental que me anima a escribirle es establecer un intercambio epistolar de orden estrictamente académico, y de ninguna manera polemizar irracionalmente.
Sea lo primero reconocer que en muchas de sus afirmaciones le asiste total y absoluta razón, pero el panorama, que advierto en el país, en lo que respecta al comportamiento de los políticos negros, no es del todo sombrío. No creo que la conformación de la bancada de parlamentarios Negros tenga algún interés ilícito, contrario sensu, el hecho de que por primera vez los parlamentarios Negros hallan entendido que tienen el imperativo moral, político, y ético de marchar juntos en la agenda que nos atañe constituye sin duda alguna un buen principio, no se pierda de vista que esto es un viejo y necesario anhelo de toda la comarca del Pacifico Colombiano, a fin de constituir un solo y verdadero esfuerzo, en torno a nuestras necesidades, debidamente identificadas desde tiempos inmemoriales.
Es ciertamente lamentable que hoy, buena parte de los miembros de nuestra bancada se encuentre cuestionada judicialmente, pero no lo es menos que a todos, absolutamente a todos, les cobija la presunción de inocencia. Así las cosas, tenemos la obligación de permitir que la justicia actué determinando la responsabilidad de cada uno de ellos con total y absoluta claridad, es decir más allá de toda duda razonable, para que puedan responder por sus actos.
Mientras esto sucede no nos es dable hacer señalamientos, y menos condenas, que pueden ser aventuradas y temerarias. Ahora bien el que crea tener pruebas que comprometa a cualquier persona tiene la obligación ciudadana de colocarla en conocimiento de la autoridad competente, para que los jueces naturales de los eventuales encartados actúen, no creo que en este país de racistas, sea constructivo y edificante que los negros nos convirtamos en los jueces naturales de las personas que mal o bien nos representan, por el contrario es una discusión que debemos implementar al interior de nuestros propios espacios por razones obvias.
En el caso del senador JUAN CARLOS MARTÍNEZ SINISTERRA, su vigencia política y liderazgo actual, a generado un verdadero sisma en el Valle del Cauca, pues un departamento históricamente racista, y con una pasado esclavista, con una rancia oligarquía, ella si responsable de todos los males rurales y urbanos que hoy agobian a toda la comarca, no perdonara jamás, que un negro, pobre del Pacifico, y sin apellido, se les allá metido al patio, y los allá derrotado, por eso es claro que hoy quieran recuperar en los estrados judiciales lo que perdieron en las urnas.
Pero de la defensa de JCM que se encarguen los abogados, pero finalmente si quiero resaltar algo histórico no solo en el valle del Cauca sino en toda la república.
Usted sabe mejor que yo, que una de las formas mas crueles de discriminación, implementada sistemáticamente en nuestro país, la constituye sin lugar a dudas la INVICIVILIZACION, a la que nos han sometido desde tiempos inmemoriales, desconociendo ex profeso que los negros hemos aportado como los que mas al fortalecimiento de este país, desde la colonia hasta nuestros días, pero hoy gracias al senador JUAN CARLOS MARTÍNEZ SINISTERRA, los negros somos una realidad palpable en este departamento, no existe precedente alguno en toda la República de tanto negro en posiciones destacadas.
Licenia Salazar Ibarguen
Consejera para Asuntos del Litoral Pacifico
Gobernación Del Valle Del Cauca