El 18 de Julio todas las organizaciones que luchan a nivel mundial por los derechos humanos y la no discriminación racial, conmemoran el 91 cumpleaños de Nelson Mandela, el líder político del pueblo sudafricano que encabezó la lucha por la eliminación del "apartheid" -sistema de segregación racial oficial violento establecido por los ingleses y holandeses en Sudáfrica entre 1948 y 1990- y quien por 65 años ha liderado la lucha por los derechos de las comunidades afrodescedientes.
El estar encarcelado durante 27 años no le impidió continuar su lucha contra el racismo por la liberación de Sudáfrica o convertirse en el activista más importante en contra del apartheid y posteriormente ser el primer presidente negro de Sudáfrica elegido bajo sufragio universal. Mandela sigue siendo la voz y la esperanza en contra de la injusticia, la desigualdad, el racismo y la discriminación racial.
Para las organizaciones sociales que luchan por la justicia y los derechos humanos, el método de Nelson Mandela, la No Violencia, debe significar conciencia crítica, sensibilización y responsabilidad social, trabajo en equipo, movilizaciones, estrategias sociales y empoderamiento político de alto impacto.
En Colombia las comunidades afrocolombianas enfrentan condiciones de educación notoriamente inferiores y desiguales con respecto al resto del país y tienen el más alto porcentaje de analfabetismo, en las zonas rurales es del 75% y en las urbanas alcanza el 45%. En salud, según las cifras del Observatorio de Discriminación Racial de la Universidad de los Andes, el 53.5% de las familias afrocolombianas pobres de las cabeceras municipales y el 73.8% de las rurales, no tienen una cobertura de salud ni régimen subsidiado y contributivo; por último, en el empleo, las oportunidades laborales están limitadas por las prácticas de exclusión racial y la falta de competencia laboral de las personas afrocolombianas.
Como colombianos, frente a la realidad de violencia política que vive nuestro país, debemos asumir la No Violencia como una herramienta práctica para lograr la convivencia ciudadana y la paz, incluyendo la implementación de los mecanismos para la eliminación del racismo, la exclusión racial y la marginalidad que afectan al pueblo afrocolombiano en nuestra sociedad.