El día domingo 16 de agosto del 2009, tuve la intención de asistir a la final del evento cultural más importante de la ciudad de Cali en la actualidad: el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez.

Conocedor de la dificultad en el ingreso a este evento, y que estaba programado para iniciar a partir de las 6:30 p.m. procuré estar dos horas antes en el lugar para hacer la fila e ingresar sin mayores dificultades. Sin embargo no pude lograr mi objetivo, pero no es esta situación lo que da

origen a mi reflexión y a mi crítica la cual quiero compartir con todos ustedes amigos lectores:

Después de casi dos horas de espera pacientemente en una de las tantas filas y dado que esta no avanzaba, me acerqué a la puerta a indagar, y la situación que encontré fue la de un policía mestizo abriendo y cerrando la puerta a su antojo y aunque el escenario aun no estaba lleno, tomó la arbitraria decisión de no dejar ingresar a nadie más, al ver esta inexplicable situación un joven también mestizo empezó a protestar por el trato tan indigno y denigrante al cual estaba siendo sometida la gente del Pacífico ya que por estas circunstancias se formó tumulto en la puerta y empezaron en un bochornoso espectáculo a estrujarse y pisotearse hombres y mujeres intentando entrar mediante la ley del más fuerte (obviamente con la peor parte para las mujeres), al ver esto sentí tristeza y decepción.

Pero mi tristeza y decepción tocaron fondo cuando algunas de las personas que estaban padeciendo esto, empezaron a vociferar en contra del joven que estaba protestando diciendo que ellos no estaban siendo atropellados y que nadie los estaba apaleando. Cual esclavo que reclama las cadenas, dos hombres se abalanzaron contra el joven con la intención de lincharlo por lo cual debió alejarse del lugar.

Esta experiencia me lleva a reiterarles a las personas que trabajan en levantar la autoestima de los afrocolombianos y descolonizar las mentes, en no desmayar ya que aún están muy lejos de lograr el objetivo. El Festival Petronio Álvarez en sus inicios no necesitó de policías y el evento fluía agradablemente, ahora que está ad-portas de ser comercializado y por ende privatizado, han empezado los traumatismos, oscilando entre la exclusividad y la exclusión.

La licenciada Cristina Quintero Lasso dice que el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez integra etnias, y que esto es muy positivo al punto que pudiera copiarse este modelo para integrar a la sociedad colombiana como una totalidad y sacar este convulsionado país adelante. Aunque es un planteamiento utópico, me permite preguntar lo siguiente:

¿Que pasa con los afrocolombianos de la ladera que son la mayoría?, ¿Este festival los impacta positivamente? Y si los impacta positivamente ¿De que manera? o ¿después de tres días de rumba intensa, siguen como si nada, vuelven a sus gettos, sumidos entre el olvido y la desesperanza; segregados sin educación, sin empleo y sin salud y los mandatarios de esta ciudad con la tranquilidad de que al realizar este festival ya se puede decir que Cali es una ciudad incluyente y que a todos se les tiene en cuenta?; esperamos que al menos los afrocaleños no lo crean así.

El hecho de que un solo hombre mediante una acción de tutela cuyo fallo fue más político que jurídico logró expulsar al Festival Petronio Álvarez de los Cristales que era su escenario natural, muestra la poca o ninguna fuerza que los afrocolombianos tienen en la ciudad de Cali. Ahora sacarlo de la Plaza de Toros y devolverlo a los cristales ó llevarlo al Estadio que es el único escenario que por su tamaño en estos momentos lo puede sostener, se presenta como un desafío colectivo.

Es bueno recordar como dice la Sra. Belia Mena Caicedo, que el Festival de Música Andina, Mono Núñez el cual se creó en 1974 en honor al Maestro Benigno "Mono" Nuñez, en Ginebra (Valle), a pesar de sus años permanece invariable y se le dan todas las garantías del caso, pero el Petronio lastimosamente no tiene doliente porque los negros en Cali no pesan, porque les falta barraquera, ó simplemente como lo resume esa gran líder afrocolombiana Maura Nasly Mosquera “*Nosotros no sabemos hacer incidencia en los procesos*”.

En los Estados Unidos de Norteamérica en la década de los cincuenta y los sesenta, se dieron las grandes movilizaciones y se alcanzaron los más grandes niveles de conciencia porque los afroamericanos se congregaban y construían a partir de las iglesias. La Bautista a la cual pertenecía Luther King fue particularmente importante; Malcolm X hizo lo propio desde el Islam. A nosotros los afrocolombianos lo único que nos convoca es la rumba, y pese a que este Festival se creó solo con el fin de promover la Música del Pacífico colombiano, pienso que es posible tenderle una trampa y construir a partir de él, pero para esto sería menester dar participación activa y comprometer a sus mejores hijos.

De hecho cuando se involucra a los niños ya se está haciendo, pero debemos llevarlos más allá de la música y del folklor. Debemos utilizar esto para llevarlos a un nivel superior.

Evocando a la Dra. Yolanda Castro podemos decir que al enseñarles al mestizo y al negro que no es del pacífico el por qué de los ritmos y el por qué de la diferencia de estos, es ya un comienzo.

Desde territorio africano y en el dulce y tierno amor de los ancestros.

Afrodiaspóricamente,

Néstor Bonilla Naboyán

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