A raíz de la evidencia sobre el DAS y el Gobierno que se hiciera pública recientemente y que se suma a lo que ya se sabe sobre Colombia y su régimen, con dolor y angustia debemos reconocer que nos estamos quedando sin país.
Sin pueblo, sin instituciones, sin territorio, sin Estado, claro; pero peor, con la impotencia, la amargura y la soledad y somos una minoría absolutamente aislada, perseguida, ignorada y silenciada. Dejamos constancia desde Colombia de lo que desde aquí se impone. Ante la nueva evidencia frente a lo que ya sabíamos y hemos venido denunciando, primero vamos a recordar, para que quede claro que este no es un escándalo aislado desde unas pocas manzanas podridas. Lo podrido es el orden. Recordemos:

Memorias que vienen del Sur

Hace años, en el cono sur, durante las dictaduras, los vecinos cerraban las persianas y le subían el volumen al televisor para pretender no enterarse cuando llegaban los Ford Falcon en las noches, generosamente donados por los EEUU a los servicios secretos, generosamente entrenados, financiados y armados por los EEUU, a llevarse a las víctimas que luego desaparecieron por miles. Los diarios y noticieros de las dictaduras, con periodistas generosamente remunerados desde los EEUU por el servicio secreto del imperio (CIA, el cartel global de las tres letras), se encargaban de justificar, encubrir, distorsionar y promover la política oficial, generosamente implementada por los tiranos, generosamente orientados, financiados, protegidos y a las ordenes de los EEUU.

Las dictaduras del cono sur, siguiendo el modelo Chile de Pinochet, impusieron a sangre y fuego, con propaganda enmascarada de noticias y complementada por campeonatos de fútbol y circos de alegría, las agendas de las corporaciones transnacionales, elaboradas por Milton Friedman en la escuela de Chicago, a las que servía la política externa de los EEUU y sus gobiernos y congresistas. Funcionarios, diputados y dirigentes políticos demócratas y republicanos generosamente financiados por las juntas directivas de estas corporaciones, a su vez, utilizaban las puertas giratorias que aún existen para entrar y salir de los cargos más altos del poder en los EEUU.

Las corporaciones transnacionales hacen las agendas de modo que los recursos públicos de los EEUU financien intereses corporativos empezando por el terror, la propaganda, la guerra y las políticas económicas multilaterales que garanticen el saqueo de riquezas y recursos de los pueblos del mundo para beneficio de las corporaciones.

Así nació el neoliberalismo. La escuela de Chicago daba a luz la economía de la “globalización” y su parto a sangre y fuego imponía políticas anunciadas como la felicidad total, el fin de la historia y el nuevo orden mundial, poniendo el terror y la propaganda al servicio de la codicia corporativa transnacional insaciable. Nos despojaban de nuestros territorios, de nuestros derechos y libertades y del peso digno de nuestras conciencias para quedarse con todo. Nos convertirían en cómplices fantasiosos y atontados o en estorbos al progreso y perdedores destinados a desaparecer; a ser extinguidos por negarnos a su progreso.

Impuesto el modelo, el imperio del “libre comercio”, enfrentando la oposición tenaz de los de abajo, ayudó a derrocar las dictaduras que ellos mismos impusieron y a “promover la democracia” de bolsillo. Establecidos los mecanismos y estructuras del neoliberalismo, en la nueva arquitectura de crimen organizado dirigida por la élite corporativa, con los gobiernos, los aparatos militares y de terror y los medios comerciales a su servicio y una vez impuestas a través del “ajuste estructural” las orientaciones y políticas, llegaba la hora en que los pueblos eligirían democráticamente a sus verdugos y, aún si no lo hacían, en casos excepcionales, la estructura institucional pondría en cintura a los rebeldes para venderse, someterse o ser destruidos.

El ALCA, los TLC, los acuerdos bilaterales, la OMC, el FMI-BM-BID y las agendas legislativas nacionales irían consolidando el resto, mientras la propaganda y el terror hacían su parte y el aparato militar del imperio, al servicio de la codicia corporativa, se convertía en la mayor empresa económica de los EEUU y sus comandos establecen su presencia en todos los rincones del planeta, para actuar en perfecta coordinación con las orientaciones de política corporativa. Fabricando guerras desde Panamá hasta Irak y diseñando regímenes y políticas regionales y globales desde Israel hasta Colombia.

Para unificar a un pueblo detrás de una dictadura que se hundía en el barro podrido de su propia inmundicia, los dictadores argentinos, al igual que el Gobierno Uribe, invocaron la soberanía nacional y lanzaron a la guerra a sus propias víctimas. Solo que ellos se equivocaron al lanzarlos contra sus patrones imperiales, mientras que son los patrones los que nos quieren lanzar a la guerra en los Andes. Los mismos jóvenes a quienes desaparecieron, torturaron, amenazaron, denigraron y sometieron, marcharon a las islas Malvinas (hoy todavía Falkland Islands) a morir, allí también, en nombre de la patria bajo el terror del imperio. Cayeron los dictadores, pero no la dictadura de la codicia global. Los desaparecidos y los soldados de la soberanía daban sus vidas para que el modelo les vendiera a Menem quien regalaría al país en plena democracia. Defender la soberanía contra monstruos fabricados como los Presidentes Chávez, Correa y Morales tiene como propósito meternos en la guerra para promover a Uribe y vendernos la mentira que señala a los vecinos como culpables de la miseria en la que nos ha sumido este modelo.

Ante las noticias sobre el DAS y el Gobierno que hoy en Colombia se filtran a pesar de la propaganda, recordamos la amargura con la que la gente digna de la Argentina, al comenzar la guerra, sentía que se habían quedado sin país: tenían que respaldar una dictadura de asesinos para defender la dignidad frente al imperio y apoyar de esa manera la masacre de jóvenes soldados utilizados como carne de cañón. Sentían asco por ese orden de terror que les había quitado todo, muchas veces hasta su propia esperanza. Sabían, que luchar contra los dictadores no sería suficiente para derribar la dictadura y presentían que la alegría por la caída del régimen, sería utilizada por el mismo, para encubrir y establecer el modelo. Todo cambiaría para seguir peor. Es peor acá, porque el terror, la propaganda y la guerra serán para perpetuar al dictador y, de todos modos perpetuarán el modelo más allá de quien hoy nos gobierna.

El Presidente Uribe y lo que revelan las revelaciones

Las noticias que ayer domingo 6 de septiembre de 2009 aparecieron en Colombia, nos obligan a recordar esta historia en estos brochazos gruesos, para entender la magnitud de lo que acá sucede. Rafael García, quien fuera director de informática del DAS, aparato de seguridad e inteligencia del Estado Colombiano y cuyas denuncias previas fueran todas corroboradas con testimonios y evidencias irrefutables, hizo nuevas denuncias que resaltamos y reproducimos antes de que el régimen las encubra, las desaparezca y las distorsione. Antes de que la “opinión pública” decida ejercer su derecho a la indiferencia y a la complicidad y respalde al Presidente y al régimen a fuerza de concederle más popularidad para lavar sus actos criminales. Esto, en resumen, es lo que expone García:

1. El Gobierno de Colombia, a través del DAS, ha organizado actos de conspiración y atentados contra el Gobierno y el pueblo de Venezuela. Las acciones de terrorismo fueron comandadas por una funcionaria del DAS plenamente identificada, contaron con cómplices dentro del territorio Venezolano, incluyeron la infiltración de terroristas colombianos a ese país y el tráfico de armamento sofisticado destinado a propósitos sangrientos. El Presidente Uribe, en la reciente Cumbre Presidencial de UNASUR en Bariloche, solicitó pruebas al Presidente Chávez sobre estos actos de conspiración y prometió juzgar y castigar a los responsables. El Presidente Uribe, según la evidencia y testimonio de Rafael García, es el principal responsable de organizar estos actos. Sabemos que no se va a someter a juicio ni va a asumir su responsabilidad por un crimen transnacional de la mayor gravedad. De ser cierta esta contundente evidencia, en la Cumbre de Bariloche, hablaba, a nombre del Gobierno de Colombia, un terrorista internacional que es Presidente de la República.

2. El DAS, se ha ocupado de organizar fraudes electorales a lo largo y ancho del territorio Nacional. Fraude que se organizó desde la dirección de la entidad y que debió contar con la aprobación y orientación de la Casa de Nariño y del propio Presidente de la República. Esta revelación se hace después de que el Presidente y su Gobierno compraran a la vista del país, el apoyo del Congreso de la República para hacerse reelegir por tercera vez y mientras la compra de congresistas para la segunda reelección fuera demostrada en derecho, con la condena por el delito de cohecho a quienes se vendieron y la impunidad total para quienes desde el Gobierno los compraron. Las revelaciones de García coinciden con el hallazgo de pruebas contundentes del llamado “carrusel de las notarías” y de las relaciones de un hijo del Presidente con un personaje de apellido Socarras, vinculado a la realización de estos fraudes. El servicio secreto del Estado y el Gobierno de la República, bajo la orientación de la Presidencia, a través del fraude con los recursos del Estado, manipulan la democracia y se imponen en el poder.

3. El DAS se dedicó a infiltrar, espiar, difamar, perseguir, amenazar y asesinar a la oposición política y a los líderes de procesos y movimientos sociales. Las medidas cautelares y de protección que incluyen escoltas del DAS para las víctimas, han sido utilizadas como uno de los principales mecanismos de persecución y seguimiento. El DAS, es un aparato de terror al servicio del Gobierno.

4. El DAS era conocido como el “cartel de las tres letras”, por su vinculación directa con operaciones de narcotráfico que incluían no solamente el envío de narcóticos a los EEUU, sino el ingreso de los recursos y rentas del mismo al país. Todo esto, según las versiones de García, con conocimiento y orientación del propio Presidente de la República.

5. El Estado Mayor Central de los escuadrones de la muerte y narcotraficantes, es decir, de los paramilitares, actuaba en perfecta armonía y articulación con el DAS o servicio secreto del Estado. Al punto que, por ejemplo, un comandante de los paras fue nombrado director regional del DAS. Queda claro lo que ya se ha denunciado: que los comandantes paramilitares fueron extraditados a los EEUU para encubrir lo que saben y su relación tanto con el Gobierno, las fuerzas militares, como con los EEUU y las corporaciones transnacionales. Unos días antes de extraditarlos, el Comisionado de Paz, fue enviado por el Presidente a la cárcel a tranquilizarlos y garantizarles que no serían extraditados y para solicitarle a “Don Berna”, uno de los comandantes de las AUC, que no rindiera testimonio contra una congresista vinculada con el paramilitarismo. El Gobierno le ordenaba a un mando paramilitar encubrir a una congresista criminal.

La relación del Presidente Uribe con todo esto la planteó García con toda claridad. El único que ha permanecido a lo largo de todos estos escándalos y que garantiza que nada cambie tiene nombre propio: Álvaro Uribe Vélez, el Presidente de la República.

Todo cambia y todo sigue peor: porque es lo mismo y son los mismos

Conociendo la historia no podemos permitir que el dictador sea señalado como el único responsable. Hace parte de un régimen, de un aparato.

Algún día se sabrá quienes de los periodistas y de los medios de comunicación, nacionales y globales, que le han hecho eco al régimen criminal y montado la propaganda que manipula al pueblo y engaña al mundo, han estado al servicio de esta maquinaria podrida. No se nos olvida, por ejemplo, la famosa periodista que inicia su carrera hacia la fama con una entrevista a Carlos Castaño y que se dedica a apoyar al régimen, a atacar a sus opositores y a conseguir “evidencias” y testimonios de expertos que sirvan sus intereses. Hemos visto cómo promueven las marchas y movilizaciones que le convienen al régimen y como persiguen y criminalizan a quienes lo cuestionan o defienden sus derechos. No ignoramos esto a la luz de que ha sido práctica reconocida de la CIA y de las transnacionales, crear o servirse de medios y periodistas para formar “opinión pública”. Los medios y a quienes sirven, en el mundo y desde Colombia, son cómplices de delitos graves y por eso criminales. Seguramente hoy han puesto en marcha la maquinaria para encubrir el testimonio de García y proteger al Gobierno y a quienes lo orientan y se benefician de sus políticas.

No se nos olvida que EEUU ha convertido a Colombia en el mayor receptor de ayuda militar en este Continente y que acaban de firmar un acuerdo para montar bases desde Colombia contra su pueblo y el Continente. No se nos olvida porque resulta imposible que el Presidente de Colombia, las fuerzas armadas de los falsos positivos y el DAS actuaran dentro y fuera del territorio nacional sin su pleno conocimiento, orientación y respaldo, como también actuaron hace poco en Honduras y en el Perú. El aparato de guerra de los EEUU debe estar detrás de todo esto.

No se nos escapa que el Presidente Uribe y el Gobierno actual no tienen la capacidad para montar todo esto solos. El propósito de este régimen transnacional y su modelo Colombia es la implementación del “Libre Comercio”, de lo que hay en los TLC y en toda la política pública del Estado Colombiano que privatiza, entrega el territorio y destruye derechos para que explotar gente y territorios sea legal y muy barato. Agua, oxígeno, petróleo, agrocombustibles (palma y caña), biodiversidad y minería van a las corporaciones transnacionales que no pueden no saber lo que acá se hace desde la Presidencia para su servicio. Coca-Cola, Drummond, Anglo GoldAshanti y tantas otras tienen que estar detrás del DAS, de la Presidencia, de las bases militares, del régimen, de la muerte y desaparición, del etnocidio indígena, del genocidio sindical, del IIRSA, del Plan Colombia, del TLC y de la legislación en curso.

Tampoco ignoramos que su táctica actual es de “falsos positivos” que además de seguir asesinando inocentes para poder perseguir y despojar legitimando la tiranía, se transnacionalizan como método de manera que ahora las FARC aparecen según les conviene en distintos países y regiones, apoyando a los más diversos grupos, en montajes y acciones de guerra y terror, cuyo propósito o resultado evidente es avanzar la agenda del despojo. 85 indígenas han sido asesinados este año en esta guerra sucia en Colombia para justificar la ocupación y el despojo territorial que persigue el poder corporativo. Ayer anunciaron que los Mapuches de Chile y Argentina son entrenados por las FARC, antes y en adelante, los super-computadores señalarán víctimas desde comunicadores, senadores, hasta dirigentes sociales, pasando por profesores y líderes políticos de oposición que terminarán en el exilio, difamados y destruidos o bajo esquemas de desprotección del DAS o desaparecidos y muertos por razones misteriosas.

El totalitarismo de hoy: Modelo Colombia

Hay un modelo Colombia que esta evidencia reciente de Rafael García expone de nuevo. La alianza narco-para-corporativa está en el poder en Colombia y se exporta desde acá. Esta alianza sirve a los intereses de las transnacionales y está contenida en los TLC. La guerra continental por recursos hace parte de la agenda y para eso se intenta movilizar al pueblo contra Chávez, Correa, Evo Morales y los pueblos en resistencia. La guerra es además el medio que pretenden utilizar para activar la economía, destruir la resistencia, encubrir los fracasos del modelo económico y unirnos detrás del tirano y de la tiranía.

El mayor éxito del modelo hasta el momento, es el sometimiento de las mayorías a la propaganda. Mientras más empobrecidas y despojadas, más respaldan al tirano. Mientras más evidencia se expone sobre su carácter corrupto, más popularidad convoca. Mientras más conciencias compra más conciencias se le venden y a cambio de poco hasta las agendas colectivas y la infamia se privatizan.

Hay una minoría conciente y coherente que se queda sola, aislada y perseguida por todos los mecanismos. Una minoría incómoda. Como en los tiempos del totalitarismo fascista, cada cual defiende lo suyo y obedece las órdenes del poderoso. Somos funcionarios y funcionales. Hacemos lo que nos toca. Aceptamos lo que nos dicen. Respaldamos al que nos mandan respaldar y odiamos al monstruo que nos fabrican. Los hornos crematorios, las masacres colectivas, la mentira oficial, se imponen.

No regresamos al totalitarismo de otras épocas: No. Eso es imposible. Vamos avanzando hacia el totalitarismo de estos tiempos. Mucho más eficaz y perverso. Mucho más sofisticado. Mucho más cercano. Ocupa los territorios del imaginario individual y colectivo y es práctico. A nombre de luchar por la libertad y la justicia, por la defensa de la vida y en lugar de hacerlo, nos debe bastar con conseguir para cada cual lo que nos den, lo que nos convenga y lo que necesitamos. Para salvar la familia o justificar el puesto, haremos lo que nos manden.

Lo que revela García del DAS no es un escándalo. Es mucho más. Es evidencia que apunta a la consolidación de un modelo totalitario para la acumulación desde Colombia. Nos demuestra que de las dictaduras del cono sur hasta hoy, sigue el mismo régimen su curso.

Por eso convocamos dentro y fuera de nuestras fronteras a la resistencia frente al régimen para que el futuro no siga siendo peor. Así como lo que sucedió en el cono sur era una amenaza para todos los pueblos del Continente y del mundo, lo que sucede desde Colombia, lo es hoy para todas y todos.

Es difícil ya encontrar ámbitos en los que se pueda tejer desde la confianza y el interés colectivo. Mientras las revelaciones de García se hacían públicas, ayer domingo, el “festival de la alegría” ponía a las masas a hacer colas en los centros comerciales para adornar gigantescas botellas de Coca-Cola o para recibir botellitas con dosis individuales de regalo. Más gente seguramente convocó Coca-Cola en su festival que esta noticia. La bebida negra, relacionada con la contaminación y expropiación del agua en el planeta, con la explotación y asesinato de trabajadores, con regímenes y políticas opresivas, con la desnutrición, la enfermedad y la obesidad y con estrategias de mercadeo basadas en engaños, ha probado su poder de convocatoria y movilizado sus masas.

De otra parte, cada facción y cada grupo buscan lo suyo. Las agendas colectivas son relegadas a los intereses particulares. La palabra se manipula, las verdades son medios para alcanzar otros fines. El terror, de un lado y otro, sirve a los fines del despojo y hasta las víctimas son explotadas para ganar espacios. Aun la resistencia se encadena al mercado y las leyes de la competencia y de la vanidad fragmentan y debilitan.

¿Seremos capaces de abrir espacios de reflexión y acción para tejer sabiduría colectivamente y hacer la historia necesaria? o ¿estamos condenados a someternos a los más perversos que ya han perdido el temor para que los mejores pierdan la esperanza? Si estamos condenados, será verdad lo que nos dejara de enseñanza el fascismo cuando llegó al poder y movilizó el respaldo de las masas para llevarlas a los campos de exterminio y a la guerra mundial:

“ya estamos muertos, solamente falta que nos maten.” (Walter Benjamin).

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