¿Indígenas en la campaña de Santos?
Por Mario Serrato
En la mañana de ayer escuché a Darcy Queen asegurar que los representantes indígenas Marcos Avirama y José Juan Chávez (sic) habían sostenido una reunión con Sergio Díaz-Granados del partido de la U.
Según afirmó la periodista tal reunión tenía el propósito de sumar a la campaña reeleccionista del presidente Santos a los pueblos indígenas y de paso, impedir que esas comunidades participen en protestas o se sumen a las de otros gremios o sectores de la vida nacional.
Yo no creo que lo dicho por la periodista sea cierto debido a que Sergio Diaz-Granados es a los indígenas lo mismo que Atila, el Huno, es al cristianismo.
El jefe de campaña de Santos tiene su nombre vinculado a las modalidades más sumisas de los diferentes tratados de libre comercio que Colombia haya suscrito con alguna economía poderosa.
El neoliberalismo, con su consenso de Washington, constituye el único modelo económico que su formación y criterio consideran válido y aplicable.
La tierra para Díaz-Granados, es solo un instrumento de producción, de comercio, de generación de riqueza y debe estar en manos y bajo la propiedad de quien la explota.
Para él, y los de su partido, una montaña, un páramo, un río o una ciénaga, no son más que obstáculos en los planes y labores de extracción de las multinacionales.
En su opinión las licencias ambientales, los planes de vida y las consultas previas son solo barreras u obstáculos en el camino del progreso.
Consultarle a un indígena sobre la puesta en marcha de un proyecto minero o de empresa agroindustrial, significa incrementar los costos de producción y una demora innecesaria en el plan de trabajo del inversionista, el cual, sí es extranjero, merece más y mejor protección para su inversión.
Sergio Diaz-Granados concibe el mundo en cinco puntos: las llamadas locomotoras del desarrollo de Santos y en esa estrategia económica los indígenas no tienen cabida ni futuro. Son solo obstáculos removibles.
La cultura, la espiritualidad, el rito, el mito y la concepción del mundo de los indígenas, son para Diaz-Granados majaderías que no caben en un libro de contabilidad y no tienen forma de ser negociados en la bolsa de Nueva York, Londres o Hong Kong: únicos lugares en que las cosas tienen verdadero valor.
Un indígena no es más que un desadaptado cultural que tuvo la desgracia de no concebir la vida como debe ser, es decir, como una oportunidad de oprimir a los demás sin importar que tanto valgan, quienes sean y que puedan aportar a la existencia humana. Esa es la reflexión en que apoyó su formación académica y el modo en que considera debe ser valorado un hombre.
Sergio Diaz-Granados, no es más que neoliberal, solo un neoliberal y nunca será otra cosa que un neoliberal. Como Santos, como Uribe, como Reagan, como Londoño, como Thatcher, como Vargas Lleras, como Bush, como Gaviria, como Ordoñez, como Peñaloza, como otros que consideran a los indígenas un error de la naturaleza, un error de la historia, un desacierto de Dios.
Pero, de la misma manera que quisiera no creer en lo dicho por la periodista, que usan los políticos y el gobierno para filtrar todo tipo de información, me asalta la duda que dicha reunión o reuniones, como aseguran en esa campaña, haya sido una realidad. Si así sucedió, esperaría que Avirama y Chávez salgan con prontitud a aclarar los temas de este encuentro, toda vez que en lo dicho se está comprometiendo la posición de todo el movimiento indígena, sobre todo, de ese inmenso segmento que se ha venido movilizando en mingas desde hace varios años, y dicho sea de paso, no están pensando propiamente en apoyar la reelección de Santos.
Si fue cierto que dicha reunión tuvo lugar, estoy más que seguro que los asistentes indígenas no olvidaron lo dicho en esta columna sobre el emisario del presidente Santos.