El pasado 22 de Mayo el Estado colombiano dio inicio al Censo Poblacional 2005 que empezó en seis municipios de Colombia escogidos al azar. La evaluación de estos municipios corresponde a la Fase Cero del Censo General 2005 y ya arrojó los primeros resultados que, según el DANE, son positivos.

 

Sin embargo, para María Nimia Solis, afrocolombiana de la Asociación Municipal de Mujeres ASOM BALSA involucrada en el proceso de la Conferencia Nacional Afrocolombiana CNA, el resultado de este primer ejercicio realizado en su municipio Buenos Aires – Cauca no fue tan bueno pues les aplicaron dos cuestionarios, uno corto y otro largo, y “ni siquiera me hicieron la pregunta a qué etnia pertenezco. Yo les pregunté que porqué no la hacían y ellos contestaron que porque eso era de otro Censo. Tal vez no me hicieron la pregunta porque vieron mi color negro”.

 

“A algunas mujeres no las censaron, lo que demuestra que hay problemas estructurales graves en la aplicación del censo que tememos se repitan en otros municipios”, dijo Eliana Antonia Rosero, una indígena arhuaca que trabaja con la CNA. “A pesar de que ha habido diálogo constante con el DANE hay dificultades porque no hay indicadores que permitan determinar nuestra situación de cara la definición de políticas públicas de atención a nuestras necesidades. Las tres etapas que se definieron no se cumplieron, no hubo la sensibilización propuesta ni con nosotros ni con los indígenas, las preguntas no son pertinentes porque no se relacionan con indicadores étnicos”, dijo en dialogo con Actualidad Étnica. 

  

 A propósito del tema, las comunidades indígenas y afrocolombianas no han dudado en poner sobre la mesa sus opiniones rechazando la omisión de ciertos rasgos de caracterización étnica que son fundamentales para la determinación y diferenciación de su especialidad cultural, social y económica. La polémica se presenta fundamentalmente porque los temas contenidos en el Censo 2005, que a propósito sólo tiene dos preguntas de identificación étnica, no permitirán en un futuro resolver eficazmente las necesidades de dichas comunidades.

 

Partiendo del hecho que en Colombia hace falta precisar las cifras demográficas y urgen nuevos datos, es imprescindible usar las nuevas tecnologías y la información digital para retratar de una mejor manera la pluriculturalidad de nuestro país. También es un hecho que en Colombia todavía hay un conflicto de naturaleza conceptual para definir las categorías de raza, etnia y establecer los criterios de adscripción a las mismas. Es decir, para definir por ejemplo, quiénes son indígenas.

  

 Al respecto Marcos Matías Alonso, experto indígena e Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, ha señalado que además de los problemas de carácter conceptual, respecto de las variables “etnia” y “raza”, existen las limitaciones de orden metodológico que hacen necesaria la elaboración de buenas preguntas y la aplicación de cuestionarios adecuados que nos lleven a captar la diversidad de la realidad de los mundos indígenas y afro.

 

Dentro del llamado problema metodológico encontramos que los censos Latinoamericanos  y la aplicación de encuestas se han limitado básicamente al uso de dos criterios: la lengua y la autodeterminación, un claro ejemplo de este modelo de censos es el colombiano, en su formulario de encuesta encontramos preguntas como las siguientes: “De acuerdo a su cultura, pueblo o rasgos físicos... es o se reconoce como... indígena, rom, raizal, negro, ninguna de las anteriores”; Habla la lengua de su pueblo? Si... No... Por esta razón puede decirse que resulta insuficiente una efectiva diferenciación cultural y racial en una sociedad tan amplia étnica y culturalmente.

 

Así las cosas, son válidas algunas reflexiones de Matías Alonso sobre las recomendaciones relacionadas con los indicadores que se deben considerar para pueblos indígenas, en el marco del desglose y recopilación de datos indígenas impulsado por el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas del Consejo Económico y Social (ECOSOC) del Sistema de las Naciones Unidas. Por ejemplo, se deben incluir preguntas sobre la identidad indígena, pero en los casos de indígenas que viven aislados voluntariamente se puede entrar en contacto con ellos mas no obligarlos por la necesidad censal a que ellos entren en contacto con las instituciones nacionales; las comunidades indígenas deben formar parte importante de la etapa de recopilación de datos, la cual debe responder a las prioridades de los propios pueblos.

 

También se hace necesario establecer un método común de medición y encuestas para ellos pues se trata de buscar nuevos indicadores que reflejen de una mejor forma el mundo de los pueblos indígenas y de las etnias. Según el autor, se debe diseñar un conjunto de preguntas para caracterizar de mejor manera a los pueblos indígenas. Con los datos desglosados, cuantitativa y cualitativamente, se puede contribuir a esclarecer el debate y las estrategias sobre los instrumentos censales orientado a los pueblos indígenas en América Latina. Sin embargo, debido a la débil capacidad estadística nacional, las diferencias conceptuales sobre el concepto “pueblos indígenas” o la insuficiente atención que prestan los gobiernos al tema indígena, a nivel mundial son pocos los países que pueden desglosar sus estadísticas demográficas nacionales por origen étnico o indígena.

 

Adicionalmente, Matías Alonso se refiere a un estudio exploratorio sobre “Indicadores de Pobreza Indígena”, elaborado por J. Renshaw y N. Wray, en el que se ofrece un marco tentativo para el desarrollo de nuevos indicadores. En ese estudio se definen seis campos temáticos para caracterizar la situación indígena:

 

  1. Tierras, territorios y recursos naturales: La identidad indígena está íntimamente ligada a la tierra. La tierra y los recursos naturales son la base de la economía y son una condición necesaria para asegurar el bienestar de los indígenas.
  2. Salud, Educación y Saneamiento ambiental: La carencia de salud y alimentación y la imposibilidad de disfrutar de un medio ambiente sano son verdaderos indicadores de pobreza y necesidades, por esto se requieren técnicas adecuadas para obtener este tipo de información.
  3. Economía Indígena: Es importante señalar que los indígenas dan más importancia a los recursos productivos que a los ingresos o a los niveles de producción, su objetivo es asegurar cierto nivel de provisión de alimentos. Sin embargo,  si los indígenas no tienen acceso  a recursos productivos el nivel de ingresos viene a ser factor determinante de su nivel de pobreza.
  4. Vivienda y bienes de consumo: Los indígenas deben disfrutar de una vivienda digna y unos servicios esenciales, como agua, energía y combustible para cocinar y  otros bienes de consumo.
  5. Educación, Identidad y Cultura: La educación es clave para la eliminación de las desigualdades sociales. Para los indígenas la educación es importante para la consolidación de su identidad y el fortalecimiento de su cultura. También les proporciona la fortaleza para defenderse de las injusticias impuestas por las sociedades nacionales en las cuales viven.
  6. Autonomía, Justicia y Participación política: La autonomía tiene que ver con las formas de autogobierno de estos pueblos y el derecho de organizar su vida social, económica y políticamente; la justicia se relaciona con el efectivo y justo acceso a la justicia consuetudinaria del pueblo indígena (y nacional) y la participación política abarca dos campos: el de reconocimiento como colectividad en las decisiones que los afectan y el de la libre participación en espacios políticos locales y nacionales. Este marco constituye una garantía de existencia y desarrollo para las comunidades indígenas.

 

Aclara el autor que estos indicadores son simplemente un marco de referencia para el desarrollo de nuevos indicadores cualitativos, ya que no hay indicadores “correctos” que puedan captar toda la diversidad y complejidad del mundo indígena. Al respecto, hace “falta diseñar un marco de referencia que pueda servir para la elaboración de futuros censos y encuestas”.

 

En conclusión, es necesario mirar hacia el futuro próximo y encontrar un método de encuesta que en realidad brinde respuesta a lo que el Estado debe saber de los habitantes de esta nación; que los resultados de los censos permitan establecer y reafirmar el sentido multicultural de Colombia. No es suficiente saber cuántos somos, es necesario establecer cómo somos y cuáles son nuestras necesidades, para hacer de los censos insumos importantes para la formulación de políticas públicas de desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos, con criterios diferenciales y específicos tales como la etnia, el género, el grupo etéreo, etc. Máxime en países como el nuestro, caracterizados por la diversidad, donde las acciones de gestión, promoción social y gobierno no pueden ni deben estar sujetas a estereotipos que se imponen desde visiones homogenizadoras, determinadas por criterios de mayorías “blancas” o mestizas con concepciones y culturas diferentes a las de las etnias consideradas minorías, que claman inclusión y mayor atención del Estado. 

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