Por Mario Serrato

Es la hora de optar por una alternativa real en proceso de construcción incluyente y libre de taras ideológicas y eufemismos partidistas. En estas elecciones sembraré con MAIS y cosecharé con Colombia entera.

Las propuestas de los candidatos a las próximas elecciones carecen de audacia. El partido liberal tiene ideas tan viejas como el cerro de Monserrate. Su director, quien padece una documentada forma de analfabetismo, no ha conseguido encontrar nada más novedoso para alimentar su doctrina que Horacio Serpa.  En el partido liberal se presenta la misma renovación que se presenta en un ritual mortuorio de la iglesia lefebrista. En ese partido sacrificaron al joven Galán, quien tiene con su padre únicamente el parecido físico, por un viejo marrullero incapaz de aportar nada nuevo. 

Los colombianos encontramos más información sobre el partido conservador en las páginas judiciales de los periódicos que en las páginas políticas de los mismos. Su pensamiento o doctrina lo deciden personajes como Omar  Yepes Alzate y Arturo Yepes de quienes sé decir, tienen tantas ideas sobre pensamiento y doctrina como las tiene Maradona en materia de erradicación de epidemias de aftosa en África Central.
El partido de la U nunca ha tenido ideas, solo actuaciones: ayer la seguridad democrática y hoy la mermelada. Existen personas que consideran que la seguridad democrática es una doctrina, olvidan que es un eufemismo de la represión. Y la represión es tan novedosa como el andar a pie.
El puro centro democrático, según dice, se encuentra en la oposición. Nadie los vio jamás decir algo en relación con la reforma constitucional que introdujo la sostenibilidad fiscal en nuestra carta. Su voz no sonó para hacer algo en favor de los campesinos que se lanzaron a la calle pidiendo dignidad. Tampoco se supo de ellos cuando la estadística demostró que tenemos una de las economías más desiguales del mundo. Brillaron por su ausencia cuando colapsó la salud. No dijeron nada cuando mediciones internacionales demostraron la pobreza de nuestra educación. Solo se escuchó su voz expresando su cacareada oposición en dos ocasiones: cuando los sectores populares  pidieron la imposición de mejores condiciones económicas para Colombia con las multinacionales explotadoras de recursos energéticos no renovables y cuando el gobierno decidió iniciar diálogos de paz con los mongólicos de las FARC. Lo que hacen se parece tanto a la oposición, como se parecen una albóndiga y un tubino de hilo blanco.

De los partidos tradicionales y sus muchos nombres eufemísticos se puede concluir una cosa: solo son neoliberales en el camino del poder.

El Polo Democrático hace gala de la vieja proclama: "La izquierda unida jamás será ... izquierda". Las luchas ideológicas entre sus dirigentes y sus bases son las mismas que sostenían, en la década de 1970, Marcelo Torres y Kemel George. Ricardo Mosquera y Socorro Ramírez. Nunca aprendieron que las balas que casi los extinguen no diferenciaron entre "Las Cinco Tesis Filosóficas del Presidente Mao Ze Dong" y la trilogía de Isaac Deutscher, sobre León Trotsky.  Esas balas  criminales nunca distinguieron el cráneo de Jaime Caicedo y la caja toráxica de Jaime Pardo Leal. A pesar de estas realidades que dejaron mas de tres mil muertos, mantienen debates y peleas intestinas tan necias que hacen imposible pensar en construir algo con ellos.

Así las cosas solo nos quedan los indígenas. En ellos el tema ambiental, el de la paz, el de la seguridad alimentaria, el de la tierra, el de las fronteras, el de las semillas, el de la educación y el del trabajo, solo por mencionar algunos, están claros y bien definidos. Es la hora de optar por una alternativa real en proceso de construcción incluyente y libre de taras ideológicas y eufemismos partidistas. En estas elecciones sembraré con MAIS y cosecharé con Colombia entera. 

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