'El dolor nos convoca este 11 de Mayo en la Plaza de Bolívar, para unirnos en un llanto de vida'. Ese es el lema de que han levantado los 102 pueblos indígenas de Colombia, que invitan a los colombianos a un duelo para resignificar el dolor que les ha causado la muerte silenciosa de unos cuatro mil niños indígenas.
Las mujeres Wayuu realizan un lamento fúnebre propio, como una manera de conmemorar de manera tradicional el dolor por unas muertes que pudieron evitarse. Así lo, expresa el senador indígena Luis Evelis Andrade Casamá, al asegurar que la única forma de para la muerte de los niños indígenas, es con una acción mancomunada del Estado y a las organizaciones indígenas del nacionales y regionales.
El Estado no puede ser indolente frente a un hecho que ha significado el repudio de la comunidad nacional e internacional. La muerte de 4000 niños y niñas Wayúu por desnutrición durante los últimos cinco años en el departamento de La Guajira, y la muerte de 45 niños y niñas Embera Katio en el departamento del Chocó, entre diciembre de 2013 y abril de 2014, por causa de enfermedades gastrointestinales, son apenas la expresión dolorosa de la carencia de políticas para atender a las comunidades indígenas del país.
El senador indígena ha hecho ingentes llamados desde su asiento en la Comisión VII y la Plenaria del Senado, para que el gobierno desarrolle políticas de fondo para brindarles una mejor, oportuna y eficaz atención a los niños indígenas. Pero la respuesta institucional ha sido poca poca, y en otros casos nula; por eso – dice Andrade Casamá-, consideramos necesario respaldar cualquier acción que llame la atención sobre esta situación de calamidad pública".
Mientras la muerte de niños y niñas indígenas continúa en La Guajira, Chocó y otros sectores de la geografía nacional, aumenta la inequidad y el incremento de las necesidades básicas insatisfechas en los territorios indígenas, donde la escasez de agua potable, las sequías prolongadas y el acceso limitado a los alimentos son una constante progresiva.
De otra parte, se denuncia que en los territorios de Vaupés, Guainía, Chocó, Cauca y Putumayo, la minería intensiva sigue unida a la corrupción, la violencia armada y social, factores que favorecen el exterminio físico y cultural de los Pueblos Indígenas, tal y como lo señaló la Corte Constitucional en el Auto 004 de 2009.
