Los 20.000 Emberas que habitamos el Do Droma y sus afluentes hemos salimos de la selva y bajado  a las orillas de sus aguas a reafirmar que este es nuestro territorio, que somos gente dovida (gente de río), gente oivida (de selva)  y gente eyavida (de montaña). Que formamos parte del espíritu de Dodromá.

 

Bajamos a las orillas de nuestro río para que los colombianos y el mundo, sepan que los Embera existimos, que nos están atropellando y para solicitar a la sociedad colombiana y a los amigos que trabajan en organizaciones humanitarias su solidaridad y acompañamiento.

 

Reunidos en torno al fogón recordamos como nos ombligábamos para fortalecer el pensamiento, para botar el miedo, para adquirir fuerza, para no tener pereza, para ser hábil físicamente y de pensamiento, así formábamos a los niños para la vida y a través de ella nos hacíamos grandes.

 

Con esa forma de educación, el pueblo Embera se formaba de una manera seria y responsable. Mantenía un solo pensamiento, y era solidario con los demás. Es decir nos formábamos para tener buen corazón.

 

Recordamos como antiguamente luchamos por nuestro territorio. Recordamos las luchas de Ventura, quien con los jai y los antomia, del  mundo de abajo y  con onasi, del  mundo de arriba, defendía al pueblo Embera y como  Ventura se esforzaba para aprender cada día más de la naturaleza y para ello recorría  constantemente el territorio  Ese  señor pensaba en grande,  era un gran sabio.

 

Hablamos de cómo los Embera siempre hemos luchado por este río Atrato (Anerandó, según los Embera de Monjayá, Do Droma, según los Katio y Antrato, según los Embera de Capá - Lloro). Por este río y sus territorios han muerto muchos indígenas. Nuestra memoria tiene muy presente las guerras que por defenderlo hemos librado. Como las que tuvimos con los españoles por todo el río, hasta abajo, en la Honda y Cacarica, porque vinieron a imponer otra ley  y gobierno. Nos toco defender la cultura, sobre todo de la iglesia. Por la religión murió mucha gente, por eso los viejos cuentan la historia como los Caciques Lloró, Sagua y Quirupida libraron grandes batallas, defendiendo su territorio de los españoles que querían apoderarse de este río.

 

Ahora a los Emberas renacientes  nos toca luchar contra otras personas. Ahora nuestra lucha es contra aquellos que quieren privatizar las aguas de nuestro Do Droma; contra las empresas que están implantando el monocultivo de la palma africana, que están explorando las minas del Cerro de Careperro. Contra aquellos que están plantando cultivos de uso ilícito. Es decir contra los que están pensando solo en la ganancia, en fortalecer el desarrollo del capital. Ellos son los que han generado la violencia que se ve en sus aguas y los que las han teñido con sangre. Ya nuestros pueblos no lo pueden transitar, ni sacar sus productos hacia turbo y Cartagena, como lo hacían antes nuestros padres. Cuando para nuestros pueblos, Do Droma es un río de descanso, de aguas tranquilas, para disfrutar y vivir de el.

 

Por eso los Embera decimos que a Do Droma lo han taponado, lo han bloqueado, lo han empalizado para que nosotros, sus antiguos pobladores nos cansemos y salgamos corriendo, pero como innumerables veces lo hemos dicho no lo van a lograr. Nuestros ombligos están sembrados a lo largo de las tierras que son bañadas por Do Droma y sus afluentes y de ellas no vamos a salir. Mas bien les decimos a esos que quieren imponernos sus leyes y gobierno por el poder de su dinero, a los que pagan a los que usan las motosierras como armas, a la gente que es valiente porque porta un fusil, que ellos son lo que tienen que irse de las aguas tranquilas de Do Droma.

 

A todos ellos les hemos decidido elevar unas exigencias con el fin de destaponar el río. Ellas son:

 

Al Estado Colombiano:

 

v      Que se respete nuestro derecho al ejercicio de la Autodeterminación;

v      Que en el proceso de negociación, con los grupos paramilitares, estos desmonten sus bases ubicadas en el Bajo Atrato, desde donde salen a cometer sus fechorías en nuestras comunidades como la realizada recientemente en Opogadó, en donde secuestraron mujeres y niños y pusieron a la  comunidad como escudos humanos;

v      Que defina un plan de inversión regional que respete nuestro Plan de Vida.

v      Que el Ministerio de Transporte instale las inspecciones fluviales en la zona para que se regule el uso de las embarcaciones y no sigamos sufriendo el atropello de la Fuerza Pública que continuamente nos decomisa los motores.

 

En particular al estado colombiano lo conminamos a que su Fuerza Pública no restrinja el paso de alimentos, medicina y combustible tanto en Quibdo, Turbo, Vigía, Riosucio y Monjaya, pues con eso los que aguantamos hambre y morimos de enfermedad somos nosotros y no los grupos armados y que suspenda la actitud de desconfianza hacia nosotros, pues siempre que salimos a Vigía del Fuerte o Bellavista, como también en Lloró, Bagado o Carmen de Atrato, nos interrogan, nos señalan y en no pocas ocasiones nos maltratan física y verbalmente. Igualmente a que deje de obligarnos a ser informantes, tal como esta ocurriendo en la zona de la carretera con la comandancia del Batallón Manosalva Florez.

 

A la Insurgencia

 

v      Que respete nuestros territorios, que no sigan actuando como ejércitos de ocupación, que acaban con nuestros recursos básicos y aumenta nuestra aguda crisis humanitaria.

v      Que no siga poniendo bajo sospecha a las comunidades, acusándolas de auxiliadoras de sus adversarios.

v      Que se comprometa a dejar circular las embarcaciones en el Atrato, suspendiendo las hostilidades contra la población civil.

v      Que se comprometa al cumplimiento de las decisiones emanadas de nuestras autoridades y que tienen que ver acuerdos humanitarios.

 

A los grandes empresarios:

 

v      Los conminamos a que sean empresarios de la vida y no de la muerte y a que cesen de patrocinar la violencia;

v      A que respeten nuestros derechos y territorios

v      A que hagan el esfuerzo de entender nuestro pensamiento y no nos impongan sus criterios de desarrollo.

 

A los organismos de control como la Fiscalía y Procuraduría

 

Que realmente investigue a los responsables de los crímenes contra nuestros pueblos y no a nuestros pueblos y dirigentes que en defensa de los derechos de nuestros pueblos cuestionan y denuncian los crímenes y atropellos cometidos en contra de las comunidades. No queremos que siga la reinando la impunidad, pues hasta el momento no se ha aplicado justicia por los asesinatos cometidos por la Guerrilla, los Paramilitares y la Fuerza Pública. 

  

A los Organismos Internacionales

 

Para que hagan presión a sus gobiernos, especialmente los europeos, los Estados Unidos y Canadá, para que no auspicien los proyectos del actual gobierno colombiano, que estén orientados a acrecentar la guerra, pues las víctimas de ésta somos nosotros y no los armados.

 

Que sus acciones de cooperación sean concertadas con los Pueblos Indígenas a partir de nuestros Planes de Vida.

 

Sólo queremos sanar las heridas que han causado a nuestro Dodromá, que haya vida en el respeto a nuestra identidad y en la convivencia en la diferencia.

 

“Que nuestro silencio se convierta en un solo grito: unidad, territorio, cultura y autonomía”

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