Dos días después que la ONIC produjera un comunicado público donde anunciaban que el proceso de retorno de los indígenas Embera ubicados en Bogotá solo se haría hasta la segunda quincena de enero de 2013, estos iniciaron su retorno a los departamentos de Risaralda y Chocó, como estaba previsto.
Con rumbo al municipio de Mistrató en Risaralda, partieron desde la Plaza de Bolívar de la capital unas 31 familias, las cuales sobrepasan las 120 personas. Como se recordará, en la capital se encuentran mas de 600 miembros de las comunidades Embera Chamí, algunos de ellos por mas de 10 años, a causa del conflicto armado que agobia a sus departamentos de origen.
En varias oportunidades, tanto el gobierno nacional como el distrital han tratado de lograr el retorno o la reubicación de estas comunidades, con resultados negativos, pues primero regresaban a la ciudad los indígenas que los delegados del gobierno, responsables de garantizar su ubicación en sus territorios.
Los indígenas siempre han aducido razones de orden público, lo cual no parece ser diferente a las razones que en varias ocasiones ha manifestado el propio gobierno para dilatar su regreso.
Para garantizar su retorno, el gobierno nacional suscribió un documento de compromisos con estas comunidades, donde se compromete a desarrollar programas de ampliación de servicios en salud, educación, vivienda y desarrollo agropecuario, entre otros.
Durante su estadía en Bogotá, los indígenas se ubicaron en albergues en los sectores de San Bernardo y la Favorita, en situaciones infrahumanas y de gran vulnerabilidad. Muchas de las mujeres de la comunidad fueron inducidas a la prostitución, mientras los niños desarrollaron practicas de mendicidad. Las organizaciones indígenas responsabilizaron a los gobiernos nacional y distrital de esta situación, exigiendo del estado una atención integral a sus miembros, mientras se garantizaba su retorno o reubicación, recordándole al gobierno que la permanencia de los indígenas en la ciudad obedecía a situaciones del conflicto.
Esta compleja situación, llevo a la alcaldía mayor en cabeza de la alcaldesa (D) Clara López Obregón a habilitar varios albergues del distrito para atender temporalmente a los Embera, mientras se consolidaban un plan integral, con unas metas claras, para garantizar su retorno, el cual debía realizarse a partir del pasado 10 de diciembre.
Corresponde a los organismos de control estar atentos al cumplimiento de los acuerdos suscritos, pues en el pasado se hicieron algunos pactos para el retorno, con compromisos similares en materia de salud, educación, vivienda, tierras y programas de producción, entre otros temas, sin que finalmente se le haya cumplido a las comunidades, provocando su regreso a las cabeceras de las ciudades capitales, principalmente Pereira, Bogotá y Medellín.
Otro tema que ha dificultado su retorno es el de orden público en estas regiones, al punto que desde el ministerio de Defensa se ha dicho que aun no están dadas las condiciones de seguridad para un tranquilo retorno de las comunidades. Lo otro, principalmente en la región del alto Andágueda, está asociado a los proyectos de minería que se desarrollan en la zona. Ya el alcalde Petro había dicho que esta es tal vez la razón principal que obstaculiza el retorno de los Emberas.