En la comunidad de Punta Bonita, territorio colectivo de Cajambre, culminó la Segunda Mesa de Trabajo Manglares del Pacífico, que contó con la presencia de los representantes de comunidades indígenas y afrocolombianas.

 

Durante la discusión, nuevamente las comunidades ratificaron la manera como los territorios colectivos y la integridad de las poblaciones indígenas y afrocolombianos se encuentran amenazadas por los factores de riesgo que se generan con la explotación permanente, indiscriminada y desordenada de los recursos naturales en la región pacífica, para el caso la explotación de los manglares. 

 

Para los delegados: “la capacidad del territorio para asegurar el bienestar actual y futuro de las comunidades, viene siendo comprometido de manera negativa por las prácticas extractivistas de personas y empresas foráneas, que además de  ponernos en tensiones internas nos crea fuertes desventajas e inequidades. Como nos ha enseñado la historia en el Pacífico colombiano, nuestras riquezas de manera paradójica nos han hecho más pobres. El oro, el platino, la madera, la zarzaparrilla y ahora el agua, la biodiversidad, los recursos minerales y los recursos marinos, animan un mayor saqueo, pues hacen parte del voraz apetito de otras regiones y países en su portafolio de negocios”.

 

Los delegados coligen que se vive una presión sobre el manglar y sus especies asociadas, en particular el Nato (Mora megistosperma), la Piangua (Anadara tuberculosa), la palma de Naidí (Euterpe oleaceae) y diversidad de peces.

 

“Esto nos afecta como población que utiliza y depende de ese ecosistema, pero también sabemos que es el inicio del fin de otras especies animales y vegetales”, determinaron los delegados, quienes, además, señalaron como las autoridades ambientales y fronterizas a nivel regional no intervienen para detener prácticas como la explotación del mangle por parte de barcos pesqueros ecuatorianos que continúan pescando en áreas de pesca artesanal. Evidentemente, con la presencia de los barcos hay una fuerte extracción de la Piangua.

 

“También vemos con enorme preocupación el avance indiscriminado de los cultivos de coca por distintas regiones del pacífico, como también la implantación de iniciativas previas a grandes proyectos”, sostuvieron los delegados.

 

Desde esa perspectiva, los delegados de las comunidades de San Joaquín, San Pedro, Santa Cruz, del resguardo Eperara de San Joaquincito, del río Naya, de Timba Grande, Timbita, Punta Bonita, El Pital del territorio colectivo del río Cajambre, y representantes de los consejos comunitarios del río Cajambre, río Naya, Los Riscales del municipio de Nuquí, entre otros, determinaron lo siguiente:

 

 

1.       Ratificar el compromiso con nuestro territorio y nuestra identidad: Hombres y mujeres de cultura pacífica y armoniosa con la naturaleza nos mantenemos en la defensa de los manglares, desde el uso que bien aprendimos de los mayores.

2.       Tomar parte activa en la solución de la problemática de los manglares. Hemos identificado los principales problemas con las propias comunidades y a través de un esfuerzo conjunto planteamos salidas. Convocamos el apoyo de otras organizaciones y comunidades, de la academia, de las organizaciones no gubernamentales y de los grupos asociados que compartan nuestro compromiso y nuestra preocupación.

3.       Hacer una especial solicitud a las corporaciones ambientales del Pacífico, al Ministerio del Medio Ambiente, al INCODER, al Ministerio de Relaciones Exteriores, a los organismos de control y a las distintas autoridades territoriales, de revisar y tomar las medidas efectivas frente al extractivismo de la piangua impulsado por empresas ecuatorianas, la extracción ilegal del Mangle para la venta pública en Buenaventura y la demanda creciente de Palmito.

4.       Resaltar la situación de las mujeres en el manejo y uso de los manglares. La recolección de las conchas, moluscos y crustáceos, tarea asumida mayoritariamente por las mujeres que cumple un importante papel en la nutrición, la cultura y la economía local como también hace parte de la dinámica de los ecosistemas. Su extracción acelerada además de generar conflictos internos y desequilibrios ambientales, genera a mediano plazo condiciones desfavorables para las mujeres y por supuesto para las familias. Se hace necesario y urgente mantener el manejo de  este  ecosistema, como lo hacen ancestralmente las comunidades, pero también revisar los roles de los hombres y las mujeres para compensar las cargas y permitir que las mujeres en condiciones justas puedan mejorar sus condiciones de vida.

5.       Finalmente, reivindicar nuestros maneras de vivir, ver y ordenar el territorio, en ese sentido llamamos a tener en cuenta de manera prioritaria los planes de vida, los planes de manejo del territorio y las demás iniciativas que venimos construyendo. Insistimos que es asunto fundamental tener en cuenta el papel de los Consejos Comunitarios de las comunidades negras y los Resguardos Indígenas.

Comentarios   
0 #3 Asypethuptugs 23-06-2020 00:32
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