El Pueblo Wiwa, como muchos de los pueblos indígenas y afrodescendientes de Colombia, constantemente padece las consecuencias y secuelas del conflicto armado que sostienen los grupos insurgentes y las fuerzas del Estado. Las mujeres wiwa, encabezadas por sus sagas (autoridades tradicionales femeninas) y por líderes indígenas como Alejandrina Pastor piden la ayuda a entidades nacionales e internacionales, para que con su intervención,  pueda conservarse la vida y la tradición de este pueblo en la Sierra Nevada de Santa Marta.

 

En entrevista con la líder wiwa, Alejandrina Pastor, comentó para Actualidad Étnica, que las mujeres de este pueblo, habitante del resguardo indígena Cogui Arhwaco Malayo en la Sierra Nevada de Santa Marta, han iniciado un proceso de petición de ayuda a entidades y organizaciones nacionales e internacionales, que puedan ayudarles a conservar, no sólo la calidad de vida que disfrutaban antes de que el conflicto armado llegara hasta su resguardo, sino también las tradiciones que paulatinamente se ven perturbadas por éste.

 

La ayuda que este pueblo requiere está fundamentado principalmente en la intervención que profesionales en diferentes disciplinas puedan ejercer.  Es por eso que sienten que el primer paso para encontrar la colaboración organizacional e institucional, se dio hace unos días, cuando una misión humanitaria llegó a la Sierra. "Hasta ahora, la Fundación Hemera es el primer contacto que hemos hecho. Nosotros sabemos que ellos tienen varios profesionales que pueden enseñarnos muchas cosas, y pueden ayudarnos a conservar nuestras tradiciones, que es lo que más nos preocupa ahorita", precisó la líder indígena.

 

De otra parte, las Sagas son las autoridades tradicionales femeninas que acompañan en sus labores a los Mamos, las autoridades masculinas. La entrevista con Alejandrina Pastor también dejó claro que la actividad de estas mujeres y de estos hombres, columna central del pueblo wiwa, se ha visto alterada por la situación caótica que actualmente viven. Los sitios sagrados han sido devastados y los días destinados para las ceremonias desplazados en el tiempo, pues como puntualizó Pastor, "son muchos los pagamentos que no han podido realizarse porque hemos tenido que estar escondidos o huyendo de los hombres armados".

 

Finalmente, las mujeres wiwa decidieron cambiar su estado de sumisión total a los hombres del pueblo, pues consideran que es el momento de utilizar su fuerza femenina en actividades y gestiones que hagan de su pueblo un territorio de paz, tranquilidad y conservación de una de las culturas más tradicionales de la Sierra Nevada de Santa Marta y de Colombia.

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