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Mientras algunos líderes se encuentran satisfechos con el proyecto porque interpretan que responde al querer de los pueblos de la Sierra, otros se muestran escépticos porque consideran que tiene intereses ocultos relacionados con la "estrategia de guerra" del gobierno.

Según algunos líderes arhuaco, la construcción de estos pueblos talanquera busca la creación de una especie de cordón ambiental y tradicional en la Sierra Nevada de Santa Marta para, de algún modo, garantizar que perviva la riqueza humana, cultural y ecológica de las 50.000 personas que integran sus cuatro pueblos indígenas: Wiwa, Arhuaco, Kogui y Kankuamo

"Los pueblos talanquera son una estrategia construida por los mamos de los pueblos indígenas de la Sierra desda hace más de 30 años. Este proyecto no es un programa del gobierno actual, es una realidad que se empieza a gestar con la muerte del mamo Mariano Suarez, quien fuera asesinado por la guerrilla las Farc el 8 de noviembre 2004. Ahí inicia el apoyo del gobierno", asegura el Arhuaco Amado Villafaña, miembro de la Organización Gonawindúa Tayrona.

Señala también que que todas las decisiones que afectan a las comunidades se hacen en asambleas de mamos y autoridades "Los pueblos talanqueras son una estrategia construida por nuestros mayores", agrega.

Kankawurwa

Kankawurwa se encuentra ubicada en jurisdicción del municipio de Fundación, en la cara occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta del departamento del Magdalena. A una altura de 300 metros sobre el nivel del mar, cuenta con clima cálido y una temperatura promedio de 28 grados centígrados.

Este nuevo pueblo de 18 viviendas tradicionales cuenta con un espacio de reuniones para unas 200 personas, una escuela que recibirá a 180 niños (44 de ellos internos), un centro de salud y un restaurante escolar que les brindará el desayuno y el almuerzo.

El territorio de Kankawurwa se encuentra ubicado en un predio de 114 hectáreas, comprado por la Gobernación del Magdalena, con un costo de 78 millones de pesos.

Kantinarwa

Este nuevo poblado, habitado por 25 familias la comunidad Arhuaca, también cuenta con un centro de salud, salón de reuniones para 150 personas, centro educativo y restaurante escolar para 50 niños.

Kantinarwa está localizado en el corregimiento de la Loma del Bálsamo, en el municipio de Fundación, departamento del Magdalena, a una altura de 400 metros sobre el nivel del mar; su clima cálido tiene una temperatura que alcanza los 28 grados centígrados.

El pueblo indígena se construyó sobre un predio de 300 hectáreas, compradas por la Gobernación del Magdalena, por un valor de 140 millones de pesos.

Con Kankawurwa y Kantinarwaya se hacen realidad seis de los diez pueblos fronterizos, o "talanquera", que conformarían el llamado "Cordón Ambiental y Cultural de la Sierra".

Los otros cuatro pueblos construidos

Gunmaku fue el primer pueblo indígena de la Sierra Nevada, habitado por los Arhuacos e inaugurado el 14 de abril de 2007. Las obras continuaron con la población de Dumingueka, ubicada muy cerca del corregimiento de Mingueo, en el municipio Dibulla, departamento de la Guajira, donde habitan cerca de 100 familias de la comunidad Kogui. Luego vinieron Umuriwa y Seykun, construidos en el municipio de Valledupar, e inaugurados el 20 de diciembre del año 2008.

De los diez pueblos talanquera que tiene previstos el proyecto, quedan pendientes por construir los de Cherwa, Seiwaika, Burimake y Bunkwagueka.

Pero, ¿qué es un pueblo "talanquera"?

"Talanquera" es un concepto que tiene su origen en la geopolítica y se refiere a un tapón o hito fronterizo, a un cordón de seguridad que se ubica en un sitio estratégico para contener el avance de fuerzas enemigas. Desde tiempo atrás, las autoridades tradicionales de la Sierra vieron en esta estrategia la posibilidad de contener el avance colonizador sobre sus territorios y consolidar su autonomía cultural, política y social.

Sin embargo, al haberse convertido en parte de la estrategia de un gobierno regresivo de los derechos indígenas, la definición de estos pueblos talanquera ha sido interpretada por algunos líderes como un intento por colocar a los pueblos indígenas al lado de uno de los bandos del conflicto y parte de la estrategia de guerra contra la insurgencia.

Los argumentos en contra

Aunque algunos indígenas de las comunidades beneficiadas aseguran que este proyecto ha logrado materializar uno de los pensamientos de sus mamos no hay un consenso sobre sus pretensiones e impacto entre las comunidades indígenas, pues algunos líderes, analistas o miembros de comunidades consideran que esta iniciativa no aporta mucho al principio de autodeterminación de sus pueblos.

Mientras para unos, resulta oportuno aprovechar la oportunidad de unos recursos disponibles para la expansión y desarrollo de su plan de vida, otros aseguran que la construcción de estos pueblos no es conveniente en el contexto en que se da, pues detrás del discurso ambiental lo que hay es el desarrollo de una estrategia cívico militar, que puede poner sus poblaciones en riesgo.

"Estamos de acuerdo en que parte fundamental para la permanencia de los pueblos indígenas, nuestra identidad propia y el sostenimiento del medio ambiente está dada por el territorio tradicional. Es indiscutible que los territorios indígenas son fundamentales. Pero lo que está ocurriendo es una pérdida de la autonomía de los pueblos indígenas suplantada por la decisión de las políticas nacionales", aseguró Leonor Zalabata, líder arhuaca y Comisionada de Derechos Humanos.

"Con respeto de las autoridades que han tomado la decisión de crear estas poblaciones, que no son todas, consideramos que no es apropiado apoyar esta iniciativa", pues el procedimiento desarrollado para la conformación de estas poblaciones "no conduce al fortalecimiento de la autodeterminación y autonomía de sus pueblos, dado que ha sido el gobierno, junto con la dirección militar, quien ha definido cómo y dónde establecer las nuevas comunidades".

Los pueblos talanquera se han construido en el marco de la estrategia cívico militar CCAI (Centro de Coordinación y Atención Integral) que busca retomar el control territorial y de la población en zonas de conflicto armado. Se realiza con recursos de la cooperación internacional, especialmente de los Estados Unidos, que son ejecutados discrecionalmente por el gobierno a nivel central.

Algunos especialistas y conocedores de las realidades de los pueblos indígenas de la Sierra, se remontan incluso a la época de la colonia para señalar que la construcción de estos pueblos talanquera no es más que una forma de control a la población aplicada por los españoles para el sometimiento de los indígenas y consistente en su nucleación en espacios reducidos o poblados. "Antes, los indígenas podían transitar por todo el territorio extenso, pero los nuevos pueblos actúan como un imán y lo que hacen es forzarlos a centrarse en un solo lugar, a través de escuelas, centros de salud, actividades de comunicación", dijo un indigenista que pidió la reserva de su nombre.

Como su nombre lo indica, los pueblos "talanquera" funcionarían como un tapón para la subida de los colonos blancos , como un "cordón ambiental y tradicional para rescatar y preservar la Sierra Nevada de Santa Marta, pero al mismo tiempo serían una forma de controlar a los pueblos indígenas, no sólo para que lleguen hasta ahí, sino para que cesen en sus demandas territoriales de ahí para abajo, en donde actualmente se desarrollan megaproyectos como la represa El Cercado sobre el Río Ranchería, el Puerto Multipropósito Brisa S.A. en Dibulla, la Represa de Los Besotes en el Guatapurí, y la expansión de los monocultivos, especialmente de palma africana y proyectos etno turísticos en distintos puntos de la Sierra como el telesférico a Ciudad Perdida".

El conflicto armado también juega un papel muy importante en la creación de estos pueblos, pues mientras la guerrilla tiene una presencia pasiva, por el momento, en la parte alta de la Sierra, los paramilitares operan en zonas planas, cercanas a la ubicación de las nuevas poblaciones. Desde esta perspectiva, los pueblos talanqueras marcarían la frontera en el accionar de los grupos armados, incluyendo el Ejército, quien también tiene una fuerte presencia en la zona.

Teniendo en cuenta estos precedentes, ¿no debería consolidarse primero una seguridad del territorio, para luego lograr una institucionalidad pública, y no a la inversa?", se preguntan las personas que cuestionan el proyecto.

"La Sierra Nevada, por sus características geográficas y ubicación estratégica, constituye un importante escenario para la disputa territorial entre los actores armados ilegales. La Sierra abastece de agua a los trece municipios y a las industrias agro-exportadoras de las zonas planas de la costa atlántica. Su proximidad al mar facilita el contrabando, el aprovisionamiento de armas y de municiones, así como el narcotráfico. Además es un corredor estratégico que se extiende desde la frontera con Venezuela hasta la región de Urabá, y que incluye las regiones del Cesar y la Ciénaga Grande de Santa Marta, en el camino hacia Córdoba", señala el Primer Informe de la Comisión de Observación de la Crisis Humanitaria en la Sierra Nevada de Santa Marta realizado por la Defensoría del Pueblo y la Conferencia Episcopal en 2003. De ahí, lo decisivo de las decisiones que se tomen sobre estos territorios y sobre las formas de pervivencia de los pueblosn que los habitan desde tiempos inmemoriales.

Finalmente, otra crítica al proyecto es que promueve la realización de derechos o satisfacción de necesidades fundamentales de pequeños grupos de población, tales de como educación y salud sólo en los puntos que el Gobierno focalizó, pero no en donde vive el resto de la población que pertenece a estos pueblos, estableciendo una discriminación negativa en el acceso a los servicios del Estado que, puede incidir negativamente en la unidad de los pueblos indígenas.

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