“Hasta que la filosofía que hace a una raza inferior y a otra superior sea definitiva y totalmente desacreditada y abandonada.

Hasta que no existan ciudadanos de primera y segunda clase en una nación.

Hasta que el color de la piel de un hombre no tenga mayor importancia que el color de sus ojos.

Hasta que los derechos humanos básicos sean garantizados por igual a todos, sin excepción de razas.

Hasta ese día, el sueño de paz duradera, la ciudadanía mundial y las leyes de la mortalidad internacional seguirán siendo nada más que una ilusión efímera para pedir, pero nunca para obtener.  ...”

 

Discurso de su Majestad Imperial HAILE SELASSIE Y. Rey de Reyes, Señor de los Señores, Leon Conquistador de la tribu de Judah. California (USA).

 28 de Febrero de 1968

 

1. Conciliadora, nacida multicultural

 

Mi nombre es LILIAN JANETTE MANJARREZ BERARDINELLI, nací en Riohacha, Departamento de La Guajira, Costa Caribe Colombiana; de padres[1] igualmente Guajiros; mi abuela materna[2] era indígena Wayuu (que se separó de su casta[3]), mi abuelo materno[4] y abuela paterna[5] eran Europeos[6], que a propósito por estos tiempos resulta al parecer un “privilegio” en este país en conflicto tener otra nacionalidad;  cerrando mi árbol genealógico se encuentra mi abuelo paterno[7], un Guajiro negro como el carbón, descendiente de los cimarrones de Santa Marta asentados en lo que se llamaba el Valle del cacique de Upar, luego llamada Waira[8], hoy La Guajira.   Esto resume mi naturaleza GUAJIRA, entendido esto bajo el colombianismo RAIZAL, visto que mis ancestros permanecieron muchas generaciones, donde se asentaron sin desplazarse de aquel mágico territorio; en aquella Península[9] muchas veces olvidada.

 

Pero a la Edad de 9 años ocurrió mi primer choque cultural, mis ojos dejaron de ver los rojizos atardeceres, el ocre del ambiente en las rancherías, los ríos, los desiertos y los cactus, mi mar marrón, las indias con sus ollas en la cabeza llegando a mi casa con la mazamorra caliente, el dialecto Wayunaiki prohibido por mis padres, ya que los indios no eran muy bien vistos por la “sociedad” de esa época.  

 

Nos  trasladamos  a  Medellín, la capital de la montaña, el territorio Antioqueño, tierra a la que amo y hoy soy paisa de corazón pero que en un principio, sentía que se iba en contra mía cuando en el colegio mis compañeras con sus manos abiertas golpeaban sus labios e imitaban a los indios y se reían; pero refunfuñaba “...yo no soy india...”, esa era mi defensa como si aquello fuera pecado.  Del colegio aprendí frases como “Costeña mama la burra” y mi apellido fue cambiado, pasó a ser Lilián “la Costeña”,  y luego por cariño solamente “Coste”.  Mis rasgos eran evidencia de mi origen.

 

Con el tiempo mis ojos se acostumbraron a las verdes montañas, me adapte tanto que me convertí en una paisa mas y deje de ser  “la Costeña “.  Pero ahora pasa que entre los costeños de mi amada costa caribe, ya soy una “cachaca”, pero no precisamente para significar aquella elegancia o lo culta que pudiera ser, sino evidenciando alguna pérdida parcial de mis expresiones por la nueva convivencia entre personas ajenas a la costa.  

 

Es interesante dar nota que en una encuesta nacional[10] sobre los colombianos y su cultura, se concluyó que existe un imperialismo[11] cultural costeño, y es obvio que en las islas del Archipiélago no es distinto; aquella síntesis triétnica típica del Norte del País prevalece e identifica a los colombianos!, pero está afectando a la etnia Raizal, casi de forma avasalladora, más cuando la música ha sido el mecanismo de mayor penetración, visto que los COSTEÑOS han tenido lucidez para adaptar sus formas de expresión como el vallenato, porro, cumbia, currulao o champeta a claves universales como el rock y el pop, y definitivamente esto gusta, es pegajoso.

  

2. Aterrizando en el Archipiélago, en San Andrés

 

Desde hace más de 8 años deje de ser costeña pura, y cachaca ahora, estoy en una ínsula muy particular nadando entre los RAIZALES del Archipiélago, etnia angloafricana[12] tradicionalmente[13] asentada en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con lengua, cultura, historia y ancestros propios”. Hiciera un historiador de las islas una pequeña diferenciación en la pureza[14] y llamaría a una fracción de estos “mestizos o mezclados con continentales” significando poca pureza de la etnia; pero como complementara alguna vez la senadora Piedad Córdoba[15]; NO existen razas absolutas, es más existen hasta los “blanqueados”, o sea negros por fuera pero blancos por dentro; pero en síntesis la Constitución Nacional concede el derecho a cualquier persona de pertenecer a la etnia que quiera. 

 

En todo caso, en las sentencias de la corte constitucional[16] se aclara que la “población Raizal de San Andrés y Providencia es un grupo étnico perfectamente definido, como lo evidencian su aspecto físico, sus costumbres, su idioma y su pertenencia mayoritaria al protestantismo” y no se basa sobre la “racialización[17]” de sus gentes.  Hoy en día los Raizales del Archipiélago se auto consideran Indígenas, son el PUEBLO INDIGENA RAIZAL, alguna vez  también llamados SIFARAPANS[18] en la Conferencia Mundial contra el Racismo.

 

También me encuentro nadando entre algunos llamados CHAK-JEDS[19], apelativo muchas veces despectivo, peyorativo, para significar a nacidos en la isla pero de padres No Raizales o a veces hasta hijos de Raizales pero que no se identifican con la etnia.    Pero igualmente nado entre PAÑAMANES o simplemente PAÑAS, personas del interior del país, no importando si son costeños, cachacos o de otras regiones de Colombia, simplemente es un PAÑA; este es un término que viene al parecer del inglés “SPANIARD” o español, pero que encierra aquel personaje del continente colombiano que se vino para estas islas.   También es llamado despectivamente CONTINENTAL. 

 

Hiciera una anotación al respecto del concepto la investigadora Ruiz Rodgers, afirmando que los individuos[20] nacidos en la isla, de padre y madre continental o al menos uno de ellos siendo el otro de origen isleño, son identificados en su estudio como CONTINENTALES, puesto que son portadores de la cultura colombiana.    Por otra parte, los individuos nacidos de alguno de los padres isleño y que se identifiquen abiertamente como isleños a través del idioma y costumbres, se denominan isleños por adopción, miembros del grupo y por tanto participantes de todos los elementos que los definen como tal.

 

Hay una peculiar historia que encierra lo “maligno” del término PAÑA que se reduce a aquel hombre que “burló” a una mujer isleña Raizal y se fue y nunca respondió, aunque también se ha justificado su significado en la “crítica[21] velada a esa vieja costumbre del gobierno central de preferir a los no nativos para los cargos públicos, así como para otras actividades”. Hoy día CONTINENTAL es sinónimo de superpoblación.

 

Caben también en este concierto poblacional, los mal llamados TURCOS, aquellos SIRIO-LIBANESES y JUDÍO-ISRAELITAS que dominan el sector productivo de las islas, o sea el comercio y algo de la hotelería.   El grupo étnico JUDÍO-ISRAELÍ no intercambia generalmente y de forma verbal[22] con la población isleña, ni con el grupo sirio-libanés; solamente lo hace con el sector continental que reside en las islas o en aquellas visitas con fines comerciales o por intereses sociales de diversión[23]. El grupo SIRIO-LIBANÉS que es mucho más grande que el de los judío-israelí, ya empiezan a tener interrelaciones más abiertas de tipo íntimo y de solidaridad interpersonal[24]. Finalmente encontramos una pequeña fracción de extranjeros de otras latitudes sin mayores ingerencias en los grupos poblacionales anteriores (italianos, alemanes, gringos, etc..).

 

Yo en la isla soy considerada sencillamente una PAÑA, distinción que yo no he solicitado y al principio sin aquella visa de residencia para las Islas, me sentía como cual Latina en Estados Unidos en busca de oportunidades y nunca conseguir nada porque “no es legal.   Hoy día, tengo mi tarjeta permanente de circulación y residencia OCCRE, pero igual esto no me hace mejor, simplemente ya puedo trabajar, estudiar, opinar, puedo votar en el Archipiélago; pero sigo siendo una PAÑA, muchas veces cargando este concepto como el de INVASORA.

 

En una ponencia[25] local presentada para el Plan Nacional de Cultura se hacía énfasis en que debemos comenzar ante todo con una autocrítica, dilucidar que cultura se está gestando, que identidad se está asimilando, de hecho, cosa importante que debemos tener todos en sociedades tan diversas es la tolerancia, y muchas veces es recomendable reírnos de nuestras propias particularidades, de nuestra cotidianidad, así podremos comprender la riqueza de la diversidad que ostentamos, y no llevar todo al plano del conflicto sino del respeto.

 

3.  Aculturización Costeña para los Raizales de la Isla de San Andrés

  

El constantemente referenciado “Plan Secreto para el Archipiélago[26] dado por el Consejo de Seguridad del Gobierno Nacional de Colombia en 1978”, traducido al inglés y publicado en 1987 por el movimiento Raizal S.O.S.[27], describe como la presencia de costeños que iniciaba a asentarse en la isla para esa época, ayudaba a aumentar considerablemente la población continental, y que esto era un factor de mucha importancia para la incorporación del Archipiélago a la nacionalidad colombiana, y que por ende debía recibir todo el apoyo gubernamental para lograr su asentamiento definitivo en la isla; afirmación reforzada además en el mismo documento secreto cuando se indicaba que el asentamiento definitivo del grupo de inversionistas era un factor importante para el mantenimiento de la soberanía.  Estos hechos fijaban una posición frente a la supuesta “Paranoia del Separatismo”[28].  

 

Eso fue en el 78, pero a propósito de la última acción de hecho de los Raizales para su reivindicación, aquel bloqueo al Muelle Departamental a mediados del año 2001 y del cual todos nos acordamos en las islas porque escaseó el combustible, y días más tarde comenzó a escasear el alimento; se registraron voces referidos a la superpoblación; una entre tantas justificaciones; y afirmaban que[29] NOS HABÍA HECHO INFELICES LA INVASIÓN DE COSTEÑOS ESTRATO UNO Y DOS.   Pero como muchas veces se ha dicho, el rechazo al Cartagenero Negro, es igual que el que se tiene al Antioqueño o al "Turco", sea cual sea su posición de clase, lo que pasa es que la gran mayoría de migrantes son Costeños.  Y digo, esto verdaderamente ya parece un barrio de Cartagena o extensión de alguno en Barranquilla, solamente basta mirar algún día festivo o un carnaval.

 

Hoy en día en las islas no es extraño oír con un Picó[30] a todo volumen vallenatos, champetas y el pegado “Reggaethon” y en un barrio tradicional de la Loma o San Luis, que igualmente se oye en North End en asentamientos continentales (Cliff, Natania, Cocal, etc..).  Como ya también es conocido que todos los medios radiales están “acosteñizados”; Estamos a la expectativa de ver que pasa con nuestro canal regional TELEISLAS, porque ya también solo veíamos TELECARIBE y ultimadamente TELEPACIFICO.  Es vital que se reconstruya tejido social con una fuerte promoción de valores tradicionales en los medios masivos de comunicación, por ahí comienza la conciliación.

 

4. El Conflicto intercultural en la isla de San Andrés

 

De estudios del conflicto étnico desarrollados[31] en las islas, se ha concluido[32] que se ha generado un problema cultural y que se refuerza con la imposición del Puerto Libre.   Es importante señalar que la lucha por la apropiación del espacio es solo una de las manifestaciones del conflicto étnico, puesto que este se da desde comienzos del siglo pasado; no se asusten hablo del 20 (XX); y a través de la religión y el idioma en el sistema educativo, involucrando todos los aspectos culturales. 

 

Ahora, el aumento acelerado de la población, por migración hacia la isla de San Andrés, ha llevado paulatinamente a la reducción del espacio disponible para los asentamientos, a la transmisión e imposición de nuevos valores culturales y a un cambio en las relaciones económicas.    Así, aunque se toma la población como agente aculturador, es en realidad el Estado el que crea el conflicto, por el manejo que hace de la relación población-espacio-capital.    Es disiente aquella reclamación individual en una de las sesiones del Foro de  Integración y Desarrollo Fronterizo[33], que hiciera un líder étnico[34] al afirmar que el Estado debía pedir perdón a los Raizales del Archipiélago por todos los errores cometidos en este territorio.

 

Para los Raizales, el territorio, su delimitación y posesión, es el factor decisivo en el conflicto.   Los nativos del Archipiélago comparten territorio, lengua, religión y costumbres.   Esto los une como grupo, formando parte de la Nación Colombiana pero como MINORIA.   Por otro lado, el grupo tiende a asumir la identidad de otro por la presencia de continentales, este proceso social se llama ASIMILACIÓN POR INCORPORACIÃ’N, y difiere del de AMALGAMACIÃ’N O DIFERENCIACIÃ’N que es cuando se forma por unión uno nuevo. 

 

Es así que "El desplazamiento territorial[35] y la asimilación se convierten en los motores del conflicto entre continentales e isleños. Este aumenta con el cambio económico de 1953; a partir de ese momento la tensión entre los dos grupos se acentúa y la lucha por el dominio del espacio hace su aparición.  No obstante, el estatus desigual conferido a los grupos implica logros mayores por parte del continental residente en la isla, dado que el Estado promovió la inmigración como mecanismo integrador, en defensa de la soberanía nacional; y hoy día no hay política nacional o departamental establecida para controlarla[36]. 

 

Los movimientos de reivindicación de derechos étnicos, acentúan las diferencias y dan cohesión al grupo, estos son los casos de: Sons of the Soil Foundation “S.O.S.”, Archipelago Movement for Ethnic Native Self Determination “AMEN-S.D.” , Këtlenan National Association “KETNA”, Independent Farmers United Association “INFAUNAS”, San Andres Islands Solutions “SAISOL”, Barrack New Face, Cove Alliance, y también la Comisión Consultiva de alto nivel para las comunidades negras[37] o “Departamental Consultative Commission”.  

 

Estos grupos han logrado realizar su primer congreso nativo raizal conocido como “The First Indigenous Native Congress”[38] en la isla de San Andrés, del cual extractaron conclusiones importantes donde programáticamente recomiendan al pueblo raizal especial atención respecto a la etnoeducación, respecto al territorio, el ambiente y desarrollo económico, respecto al patrimonio cultural e intelectual, y respecto a la autodeterminación y los derechos humanos.  Este manifiesto del Pueblo Raizal fué incorporado en el recientemente formulado Plan de Desarrollo Departamental “2003-2005” 

Comentarios   
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0 #1 Ines 28-10-2018 14:45
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