Algunos de los treinta indÃgenas asistentes al Primer Taller Regional de Relaciones Constructivas, realizado en Villavicencio –Meta- del 31 de mayo al 2 de junio, en desarrollo del Programa EnergÃa, Ambiente y Población (EAP), no habÃan visto en su vida ese lÃquido negro y viscoso conocido con el nombre de petróleo, a pesar de haber sufrido el impacto de su explotación en sus vidas, territorios y culturas. Tampoco conocÃan de los refinados procedimientos utilizados para su exploración y explotación, o de la amplia gama de usos y aplicaciones en la industria que soporta el actual modelo de desarrollo occidental. Menos aún sabÃan que a los resguardos, como entidades territoriales de la nación, les asistiera el derecho de reclamar participación en las regalÃas que origina el desarrollo de esta actividad en Colombia.
Y no era para menos, décadas de tensas y distantes relaciones entre el sector petrolero (industrias y Estado) y las comunidades indÃgenas, marcadas por la desconfianza, el conflicto y las estrictas medidas de seguridad de los campos, les habÃan impedido en muchos casos su acceso a las instalaciones y conocer de primera mano la dinámica interna de las explotaciones, acercarse a los actores del proceso, sus planteamientos e intereses. Pero sobre todo, hacer valer sus derechos: hasta el año 2004, recuerdan dirigentes de la Unuma[1], “no habÃa respeto, habÃa mucha violación y vino tras de eso mucha conquista y invasiónâ€.
Los antecedentes
Con la idea de encarar el conflicto social desatado por la explotación del petróleo, a iniciativa de once paÃses miembros de la OLADE[2], algunas organizaciones indÃgenas, industria y organismos internacionales de financiación surge el Programa EAP, con el fin de “buscar instrumentos que permitan atender los impactos socio ambientales de las operaciones hidrocarburÃferas en zonas pobladas de la cuenca sub-andina,†y hacerlas compatibles con los objetivos básicos del desarrollo sustentable en la cuenca subandina y amazónicaâ€[3].
Dicho programa parte de reconocer que cada vez son más frecuentes los proyectos petroleros en áreas de frágiles ecosistemas; que los pueblos indÃgenas cada vez más conscientes de sus derechos reclaman respeto a su integridad, cultura y a una mayor participación en los planes y beneficios de desarrollo. Reconoce que la protección del ambiente es un aspecto fundamental para asegurar la supervivencia de los pueblos indÃgenas y que la mayor parte de paÃses de la cuenca reconocen no sólo su carácter multiétnico sino también las obligaciones que emanan del Convenio 169 de la OIT suscrito por la mayor parte de ellos, sobre los derechos de consulta, participación y respeto a la integridad cultural, que asiste a los pueblos indÃgenas en la ejecución de los proyectos de desarrollo que los afecten. Por otra parte, hace explÃcita la intención de la industria de ejercitar su responsabilidad social y “entender mejor los derechos y las aspiraciones de los pueblos indÃgenasâ€.
En este sentido, el programa identifica las principales preocupaciones de los principales actores: De la industria, contar con información relevante respecto de las poblaciones y problemas socioambientales de la zona, la regulación en materia de asuntos étnicos, reglas de juego claras, definición de lineamientos de consulta, presencia y cooperación del gobierno. Del gobierno, lograr que los beneficios del desarrollo social y económico se distribuyan con equidad y respeto por la protección del ambiente y los valores de los pueblos indÃgenas, garantizando su participación de acuerdo con las normas nacionales e internacionales. De los pueblos indÃgenas, asegurar el respeto por sus valores, tradiciones, modo de vida y territorio; la compensación por los impactos y la ratificación de los compromisos internacionales como el Convenio 169 de la OIT. Por lo tanto, el programa involucra acciones cuyos resultado se centran en el establecimiento de una red de información (www.olade.orgec/redeap), el impulso de diálogos tripartitos (indÃgenas, gobierno, industria), la capacitación y el establecimiento de marcos de regulación que faciliten el proceso socio ambiental.
Relaciones constructivas: ¿un encuentro de culturas?
El primer taller realizado en Meta es el tercero de cinco eventos que se realizarán como parte del proceso de intercambio de información entre los tres sectores. Se realizó bajo la coordinación de la Organización de los Pueblos IndÃgenas de la AmazonÃa Colombiana (OPIAC) y de la Empresa Colombiana de Petróleos ECOPETROL, con los objetivos de lograr un conocimiento mutuo de los sectores, conocer técnicas para el establecimiento de relaciones constructivas y manejo de conflictos, socializar los alcances y avances del EAP e impulsar los diálogos regionales y locales.
El evento, que contó la participación de delegados de la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior y Justicia, del Ministerio de Minas y EnergÃa, la industria petrolera (HOCOL, Meta Petroleum, ECOPETROL), las organizaciones indÃgenas OPIAC, ASCATIDAR (U´was de Arauca) y Unuma, se realizó en un ambiente de cordialidad, respeto y actitud de escucha, que permitió abordar temas tales como: las actividades de la industria petrolera, la función del Estado en lo regional/nacional y la consulta, los antecedentes y perspectivas de las organizaciones indÃgenas, el diálogo y los métodos alternativos de solución de conflictos.
Los planteamientos de la industria
Las intervenciones de la industria petrolera tuvieron como ejes sus objetivos, lineamientos de trabajo y las técnicas de las principales actividades de la industria, tales como la exploración, perforación, producción, refinación y distribución, las cuales fueron complementadas con una visita de campo a las instalaciones. Dentro de las exposiciones se abordó el concepto la responsabilidad social que viene siendo adoptado por algunas empresas, mostrando los beneficios o impactos sociales positivos que se han logrado mediante la financiación de proyectos comunitarios y/o municipales de desarrollo y los aportes por concepto regalÃas.
Al respecto Napoleón Goméz, Profesional de responsabilidad integral de ECOPETROL, anotó: “nuestra participación en el proyecto se enmarca dentro de las polÃticas de responsabilidad social e integral ... en el desarrollo de todos sus proyectos, sobre todo en aquellos con comunidades indÃgenas y afrocolombianas... Estos principios no buscan otra cosa que el respeto por la cultura, el territorio, la autonomÃa de las comunidades étnicas, su preservación, y el desarrollo de la industria en un ámbito de sostenibilidad, sin desmedro de la integridad de las comunidades, su territorio y su medio ambiente... ECOPETROL está empeñado en tener relaciones constructivas de largo plazo, que marquen una era de relaciones basadas en el diálogo y el respeto mutuo, de manera que una información adecuada, una participación plena y efectiva de las comunidades, garanticen un desarrollo adecuado de la industria en estos territoriosâ€.
Aunque en el evento no se logró una precisión muy detallada del alcance de los beneficios recibidos por las comunidades indÃgenas, en términos de montos, tiempos y conceptos de inversión, seguramente éstos serán objeto de investigación y análisis por parte las organizaciones indÃgenas.
La participación del Estado
Los ministerios de gobierno informaron sobre su misión, visión y funciones en el campo de la explotación de recursos, que dan cuenta de su responsabilidad de contribuir al desarrollo del paÃs, al mejoramiento de la calidad de vida de la población colombiana y al desarrollo sostenible de los recursos naturales, y de ejercer el control y la vigilancia de los procesos relacionados con la explotación de hidrocarburos.
El Ministerio de Minas hizo énfasis en el derecho de los entes territoriales indÃgenas de participar en la distribución de los recursos por concepto de regalÃas, establecidos en los artÃculos 360 y 361 de la C.N. Sin embargo, el balance de renta presentado, a juicio de los representantes indÃgenas, no incluye las entidades indÃgenas, y arroja más preguntas que respuestas sobre el cumplimiento de este derecho.
Por su parte, la Dirección de Etnias hizo especial énfasis en el tema de la consulta previa, sobre la cual se dijo hay el interés de esta dependencia en propiciar y desarrollar un proceso transparente que brinde a los indÃgenas la información necesaria para la toma de decisiones y una veedurÃa permanente por parte de los organismos de control, encargados de verificar el cumplimiento de las normas y procedimientos que según las leyes nacionales e internacionales se deben cumplir.
Qué dijeron las organizaciones indÃgenas
La participación de las organizaciones indÃgenas se centró en un recuento sobre el origen e historia y los ejes autonomÃa, cultura y territorio que han guiado sus luchas, y los costos de vida y muerte que han tenido que pagar por ellas. Hablaron del modo en que fueron desarrollando sus áreas de trabajo para garantizar la satisfacción de sus necesidades y de sus perspectivas de vida, ligadas en algunos casos a la formulación de planes de vida, asà como de las limitaciones de recursos y oportunidades que enfrentar para lograr sus objetivos.
Con respecto al tema del petróleo, se hicieron algunas reflexiones sobre su cosmogonÃa y su visión de las relaciones que debe tener hombre con la naturaleza, para garantizar el equilibro y evitar la enfermedad. Al respecto, se pudo apreciar un somero asomo al significado dado al petróleo como parte viva de la naturaleza, cuyo origen escondido en las profundidades de la tierra debe darse por alguna razón, y cuyo valor va más allá del monetario dado por la sociedad occidental.
Fue este un espacio para plantear las preocupaciones que asisten a estos pueblos en términos de los diálogos tripartitos y la actividad petrolera. Según la OPIAC, la comprensión de esta participación ha creado la necesidad de realizar orientaciones polÃticas a las comunidades para tomar medidas de protección aplicación de derechos de los pueblos indÃgenas.
La OPIAC comparte con la COICA preocupaciones en el sentido de llegar a una comprensión más técnica y polÃtica de la actividad petrolera; del necesario conocimiento real de los impactos ambientales; de la comprensión y respeto por los derechos de los pueblos indÃgenas y su territorio por parte de las empresas y el gobierno; de la puesta en práctica de una verdadera consulta previa, del derecho a la participación en los beneficios y la incorporación del derecho a veto dentro de los marcos legales actuales. Para ello proponen la conservación de la diversidad cultural y natural de los territorios indÃgenas, el establecimiento de un sistema de información basado en la verdad sobre las polÃticas petroleras que afectan sus territorios, la garantÃa jurÃdica de los territorios, el reparo total de daños, la formación de profesionales indÃgenas con recursos de la renta petrolera y la preservación de la existencia de los pueblos en sus territorios.
Cuál es el balance de los participantes, cuáles los aprendizajes
Desde ambos mundo se leen aprendizajes que seguro determinarán el desarrollo del buena parte del proceso, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de un primer acercamiento. En el lado indÃgena, de pronto, se lee más nostalgia y cierta expectativa. Para Juan Carlos Salazar, de ASCATIDAR, “que bueno que estos diálogos se hubiesen hecho hace veinte años atrás que hoy no estuviéramos tan distanciados. En algunos casos se cometieron graves errores que el pueblo y el mundo indÃgena nunca olvida, porque el indio nunca olvida lo que le hagan, asà lo devuelvan en prendas de oro.†Según un lÃder de la UNUMA, “es muy bonito como indio participar por primera de vez en este taller. Desde mucho tiempo atrás se han venido haciendo explotaciones, esto no serÃa consultado o será que nosotros no nos dimos de cuenta, o como que no sabÃamos nosotros llegar a estas entidades gubernamentales, pero es bonito que ahora de este año p´ adelante haya una participación ... que nos tengan en cuenta. En 1980 habÃa una explotación petrolera como a un kilómetro del resguardo en Puerto Gaitán. Yo tenÃa diez años. En eso no sabÃamos nada... nos regalaban unas panelas y nos ponÃamos contentosâ€. Para otro lÃder, hace diez años se consultó pero no a personas que conocieran, que fueran lÃderes y entendieran el español. Por eso no hubo consulta... la afectación fue sobre el territorio ancestral, no tanto sobre el reconocido. No hubo apoyo a ningún proyecto, pero ahora apoyan con un transporte al gobernador y parece que se proyectan apoyos pequeños en la parte productivaâ€.
Santiago, presidente de Unuma, aprendió “de las personas y entidades como se debe relacionar con las instituciones, cómo deben negociar†y se sintió “feliz porque tiene más conocimiento para su organización y su puebloâ€.
Pero los funcionarios de la industria también aprendieron. VÃctor RodrÃguez de ECOPETROL conoció personas diferentes y especiales, la diferencia en las culturas y entendió que, unas las puede atraer el dinero y la productividad y otras no. Que el petróleo para los U´wa hace parte del equilibrio sagrado de su territorio.
Germán Gómez, viejo baquiano en relaciones comunitarias de Meta Petroleum, quien dice haber visto a los indÃgenas como sus amigos porque han tenido un buen entendimiento, aprendió cómo manejar conflictos y llegar a soluciones prontas. “Nuestra intenciones no son penetrar territorios indÃgenas, pero entendimos que si tuviéramos que hacerlo habrÃa que llegar a acuerdos con ellos, tenerlos en cuenta y concertar los beneficios... afirmé ese respeto...†“Lo más nuevo fue lo de las regalÃas, cómo se las marranean los polÃticos para evitar darles lo que les corresponde, no sabÃa que las comunidades tenÃan ese derecho... y por eso creo que es bueno vincular al proceso a las autoridades de los municipiosâ€.
A Jorge Ruiz, Antropólogo y contratista de la Fundación HOCOL, le pareció importante que los diálogos aborden una realidad frente a la que hay diversas opiniones y pensamientos. Que los indÃgenas estén proponiendo nuevas clasificaciones de sus culturas en relación con el medio en que viven, es decir, culturas de la coca y el ambil, del yopo; otras formas de encuentros interculturales entre ellos, “lo cual plantea la necesidad de un balance cultural de la OrinoquÃa y del Piedemonte llanero, para mirar sus diferencias y similitudes sobre el tema del petróleo, enfatizar la historia del petróleo en Colombia y cómo ha sido manejado por los gobiernos, cómo se han hecho las negociaciones de los bloques de explotación y cómo ha sido la participación de Colombia en ella y cuáles los beneficios sociales para la gobernabilidad, cómo ha sido el manejo de las regalÃas, cómo se ha democratizado la participación de las comunidades en los planes de desarrollo municipales, que han sido fortalecidos con estos recursosâ€.
Quedan pues sobre el tapete los siguientes aspectos a considerar, que serán objeto de trabajos posteriores:
- La calidad de los actores que participan en el proceso para garantizar la democratización del conocimiento en las comunidades y la toma participativa de decisiones.
- El proceso polÃtico de identificación de intereses y aliados por parte de los pueblos indÃgenas y la necesaria coordinación entre sus organizaciones a nivel regional y nacional.
- Cuáles son las distintas perspectivas de desarrollo y que papel cumplen en ellas los recursos naturales y el ambiente.
- La necesidad de una asesorÃa técnica y polÃtica especializada e imparcial para garantizar la participación en equidad de los pueblos indÃgenas.
- La visualización del problema no sólo desde el interés particular de las etnias sino desde el punto de vista de polÃtica pública que interesa a todos los colombianos.
- La metodologÃa de estos diálogos y las distintas categorÃas de los participantes de los mismos.
- El tema de las regalÃas.
- La orientación de los beneficios.
Asà pues, el trabajo por construir un nuevo tipo de relaciones alrededor de temas de gran complejidad como la explotación petrolera, le permitió a unos y otros entender que construir procesos de negociación para desarrollar cualquier proyecto en territorios indÃgenas, pasa por construir procesos de interculturalidad. Sin este proceso, las posibilidades de entendimiento serán nulas.
[1] Organización de los indÃgenas de diez resguardos Sikuani del Meta. Creada en 1972, tiene su asiento en Puerto Gaitán, Meta. Unuma es una expresión Sikuani que significa Unión de trabajo para la defensa de la vida.
[2] OLADE: Organización Latinoamericana de EnergÃa, compuesta por Argentina, Bolivia, Brazil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Venezuela.
[3] EAP en Colombia: una iniciativa
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