Esta mujer es madre de dos "hermosas niñas y un niño" y a su esposo lo mataron los paramilitares hace cinco años, cuando las AUC asolaron los municipios de Florida y Pradera en el Valle del Cauca.
Fanny habló con Actualidad Étnica horas antes de la balacera que protagonizó la policía antimotines el pasado 15 de octubre, con el propósito de "despejar" la carretera. No sintió miedo, dijo, y efectivamente fue una de las más fuertes a la hora de resistir el avance de los militares.
Le han dolido en el alma las acusaciones del presidente Álvaro Uribe, quien en diferentes ocasiones les ha señalado como terroristas. Pero el amor por sus hijos y su pueblo le animó a estar en la minga de resistencia.
La comunera nasa nació en Florida, allí se crió y tiene su tierra que cultiva para sacar adelante a su familia, huérfana por el accionar paramilitar. A ella sola le ha tocado hacer las veces de papa y mamá.
Antes de llegar a la manifestación, Fanny hizo su preparación espiritual, porque como indígena ya no confía en la función protectora que debe tener la policía, sabe que en cualquier momento puede ser agredida y debe protegerse con los espíritus del bien. Por eso se prepara espiritual y sicológicamente para el trabajo material, pues de no ser así "terminaría en manos de la policía".
Fanny estuvo a punto de ser atrapada por el ESMAD. "Cuando ya me iban a coger, le atravesé mi bastón de mando al policía que me venía persiguiendo, y éste se cayó, entonces di un salto atrás y me vi rodeada de otros dos militare que apenas decían ‘cojan a esa india, no la dejen ir que le vamos a dar duro".
"Logre salir de esta encerrona, pero a otros compañeros que cogieron les han dado sin piedad. Los atropellaron y luego nos dieron bala. Por eso lo que una siente como persona es que estamos reclamando nuestro derechos propios, legítimos de todos los indígenas a nivel nacional, que tienen problemas iguales. Una no siente miedo porque cuando te hieren un compañero, esto motiva más y una piensa que si hay que morir, pues que nos maten luchando, así como lo hacen en nuestro territorio".
Para el indígena no existe el concepto de héroe que tienen los militares; simplemente sienten la voluntad de estar allí, luchando por su pueblo, y piensan que no hay ninguna valentía en un militar que se enfrenta a plomo con un indio armado solo de valor y su bastón de mando.
Fanny es secretaria del Cabildo. Hace 14 años trabaja por sus comunidades orientando el proceso organizativo y sabe a qué se enfrenta cuando viene a una movilización, de la responsabilidad que tiene para sacar sus tres hijos adelante.
Hace como cinco años mataron a su esposo, cuando ella estaba embarazada de su hijo menor. "Fue en la época de terror, hubo mucha persecución por parte de los paramilitares; indio que veían, era indio asesinado. Eso era una cosa horrible, nosotros perdimos muchos compañeros a raíz de eso".
Con base en su experiencia, esta cabildante piensa que la mayoría de asesinatos cometidos por los paramilitares siguen en la impunidad, porque no se investiga y, en otros casos, porque hay miedo a denunciar. "En mi caso pienso es en sacar mis hijos adelante".
Pero cueriosamente, el daño que le causaron los paramilitares no la llena de resentimientos, aunque siente que esto no se puede olvidar de la noche a la mañana; "eso fue un dolor muy grande, pienso que eso una no se repone así tan fácil. Resentimientos no siento, pero si da mucha tristeza ver como se quedaron tres hijos desamparados".
"El que tiene tierra, tiene un tesoro"
Fany es la hija mayor e hija única, el resto de los cinco hijos, de dos viejos que todavía viven, son hombres. Todos los días siente tristeza por dejar solos a sus hijos, pero sabe que ese es el costo de ser una mujer "echada pa lante".
De su familia ha recibido el apoyo para sacar sus hijos adelante, pero lo frutos que la mantienen los ha recibido de su tierra; allí cultiva tomate, lechuga, café, banano, pues "el que tiene tierra tiene un tesoro".
Su participación en el proceso organizativo le ha generado problemas y ha recibido varias amenazas; "una se gana mucho enemigo -sobre todo externos- porque a ti te miran como el centro de lo que mueve a la gente, que eres como el motorcito de eso".
"En la vida personal a una lo perjudica mucho eso, se vienen las persecuciones externas. Aquí hay mucho enemigo de que se le diga a la gente lo que está pasando, mire luchemos por esto, esos son nuestros derechos, pero como hay un gobierno que no nos escucha entonces tenemos que hacerlo por las vías de hecho".
Fanny estudio el bachillerato, ha hecho especializaciones en administración de empresas y varios cursos técnicos, capacitaciones que cree la benefician y benefician a su gente.
En la movilización estuvo al frente de la logística, "claro que ésto lo hicimos en equipo, así han funcionado las cosas, porque si algo tenemos los indígenas es que somos unidos".
Esta nasa considera que ha cumplido a cabalidad la misión encomendada por su comunidad, aunque para haya tenido que sacrificar el tiempo que debía pasar con su familia. A sus hijos trata de dedicarles el mayor tiempo posible, pero no es fácil.
De sus padres nasas recuerda los principios y valores ancestrales que le inculcaron, "el mayor valor que me han dejado mis padres es el respeto hacia la cultura indígena. Los valores culturales es lo que cada nasa y cada pueblo tenemos, y por esos valores vamos a seguir luchando".
Fanny se siente orgullosa de ser indígena; "ser nasa o ser indígena es un orgullo. Aunque esto nos esté causando lo que sucede. De todas maneras ser indígena es lo más hermoso y me siento orgullosa de serlo". Por eso, le ha inculcado a sus hijos y les seguirá inculcando estos valores, para que ellos hagan lo mismo con las nuevas generaciones.
Fanny valora la participación de la mujer en el proceso organizativo de las comunidades; "aquí podemos verlo, hay muchas mujeres y otras muchas se forman como líderes, porque el proceso ya es de todos y una de las bases principales son las mujeres. Ellas son el motorcito porque a nivel cultural, las mujeres lo forman todo a nivel humano".
En la manifestación las mujeres parecían tener menos temores que los hombres, fueron ellas quienes rescataron los heridos. "A pesar de la lucha desigual a que nos vemos enfrentados, porque ellos tienen armas, nosotros no, con mucho valor podemos decir aquí estamos reclamando nuestro derechos".
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