Cuarenta días después de que hombres de las autodefensas ingresaran a Bahía Portete en la Alta Guajira, que dejó un saldo de 12 personas asesinadas y 30 desaparecidas, el drama del desplazamiento sigue golpeando a una etnia que no había experimentado un éxodo masivo.
La barbarie desatada por las autodefensas al mando de Jorge Tovar Pupo, conocido en la región como “Jorge 40”, provocó la migración de por lo menos 3 mil indígenas de las zonas de Bahía Portete, Bahía Honda, Punta Soldado, Punta Aguja, Way, Punto Fijo y Media Luna.
Buena parte de esa población aún se encuentra divagando por toda la Alta Guajira, sin que las autoridades municipales e instituciones como la Defensoría del Pueblo hayan podido acceder a ellas, desconociéndose la situación en la que se encuentran y sin poder establecer un aproximado de las familias y personas obligadas a abandonar sus territorios ancestrales.
Los puntos más visibles donde se encuentran los desplazados se ubican en los cascos urbanos de los municipios de Manaure, Uribia, Maicao y Maracaibo, en territorio venezolano. La visita efectuada por la comisión de verificación, coordinada por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) e integrada por MSD, CODHES, ACNUR, la Defensoría del Pueblo, la Secretaría Étnica de la gobernación y la Fundación Hemera, pudo constatar la situación de las familias desplazadas de los municipios de Maicao, Uribia y Maracaibo.
· Maracaibo
De acuerdo con la cónsul de Colombia en Maracaibo, Gloria Páez, la primera información en torno a la incursión de las autodefensas y al éxodo hacia Venezuela se supo a través del periódico de dicha localidad La Verdad, que el pasado 16 de mayo difundió la noticia de la masacre.
Aunque la migración se comenzó a registrar días después de la misma, en principio el fenómeno fue invisible, toda vez que los Wayuú gozan de la doble nacionalidad, lo que les posibilita ingresar a Venezuela sin más requisitos que demostrar a la guardia fronteriza que dominan la lengua tradicional (wayunaiki).
En Maracaibo se asienta una numerosa colonia colombiana, estimada por las autoridades en un millón de habitantes, de los cuales el 90 por ciento viven en condiciones de pobreza. La mayoría se encuentran en el barrio Idelfonso Vásquez, integrado en un alto índice por familias Wayuú. Allí llegaron los indígenas desplazados de Bahía Portete, Bahía Honda, Way y Media Luna. El censo adelantado la semana pasada por el consulado y la alcaldía municipal dan cuenta de 39 familias, 306 personas, en su mayoría niños, adolescentes, mujeres y ancianos.
Las condiciones de salubridad de estas familias son bastante complejas, lo que desató una epidemia de infecciones gastrointestinales y brotes de piel. Los problemas de salud tratan de ser controlados mediante campañas de vacunación que son coordinadas por la alcaldía y la Defensoría del Pueblo del Estado de Zulia. Además, la administración, con apoyo de ACNUR y la Cruz Roja de Venezuela, adelanta un Plan de Contingencia, que busca garantizarle a los indígenas asistencia alimentaria.
“Para adelantar la asistencia se crearon unas comisiones de trabajo: hay una comisión humanitaria, conformada por la Cruz Roja de Venezuela, ACNUR y CORPOZULIA; una comisión de seguridad, conformada por la secretaría de gobierno regional y la guardia nacional de Ejército venezolano; una oficina de registro, en cabeza de ACNUR, con apoyo del consulado y la embajada colombiana”, expresó la funcionaria, quien agregó que el consulado presentó un informe a la Cancillería en Bogotá, reseñando la situación de las familias en dicha localidad.
· Maicao
El fronterizo municipio de Maicao, reconocido como uno de los principales centros de comercio de contrabando, es receptor de 284 personas, 60 familias, provenientes de Portete y que se ubican en tres partes distintas al interior del casco urbano. El censo levantado por la personería municipal y la administración, logró establecer los siguientes rangos entre las 284 personas: 13 ancianos, 5 madres lactantes, 8 madres gestantes, 113 menores de edad y 121 adultos, en un 95 por ciento mujeres.
Su situación, al igual que en Maracaibo, es crítica y empeora por efectos de la temporada invernal. Al respecto, una de las tantas mujeres expreso: “Como tuvimos que salir dejándolo todo, no tenemos ropa, ni chinchorros y mucho menos utensilios. Estamos durmiendo sobre cartones, protegiendo lo poquito con plásticos que no resisten nada”.
La alcaldía local trata de ubicar a los desplazados en un solo punto, para lo cual adelanta acciones para la consecución de un lote. Sin embargo, la principal preocupación de las autoridades locales está en la parte presupuestal, puesto que los recursos que maneja el municipio no contemplan este tipo de eventos.
“Estamos tratando de hacer lo que está al alcance de nuestras manos, pero es necesario que el gobierno departamental y nacional proporcionen una mayor ayuda para afrontar esta situación”, indicó el secretario de gobierno, Jaime Mendoza.
Por su parte, la principal preocupación de los desplazados está en la seguridad, ya que “Maicao es un municipio que es controlado por los paramilitares, quienes manejan el negocio de la gasolina. Además de la ayuda que necesitamos de alimentos, requerimos un compromiso de las autoridades locales para garantizar la integridad de todos”.
· Uribia
Como el municipio más grande del departamento, Uribia concentra buena parte de los desplazados, incluyendo aquellos que se encuentran en la Alta Guajira y que no han podido recibir ninguna clase de ayuda.
En el casco urbano se concentran 295 personas, 42 familias, desplazados de Bahía Honda. En los corregimientos cercanos, la personería municipal ha logrado censar a 164 personas, discriminadas así:
· Carrizal: 6 familias, 45 personas.
· Ishipan: 3 familias, 15 personas.
· Media Luna: 15 familias, 105 personas.
Para atender la problemática, la administración creó un Comité de Desplazados que viene adelantando estrategias de atención. “El Comité busca ofrecer ayuda oportuna en salud y alimentación. Hemos adelantado campañas entre la población para recoger comida y ropa, pero requerimos de un apoyo decidido por parte de entidades como la Red de Solidaridad Social”, sostuvo la personera local.
Los testimonios recogidos en Uribia confirmaron algunos hechos reseñados con anterioridad por las comunidades en torno a los desmanes perpetrados por las autodefensas en la zona, destacándose la profanación de los cementerios, especialmente del Clan Epinayú. Además, se confirmó la muerte de dos indígenas en el Cerro de la Teta, frontera con Venezuela, que fueron enterrados como NN, lo que se constituye en un hecho inusitado dentro de la cultura Wayuú, toda vez que siendo una etnia sostenida por 24 clanes que aglutinan a todas las familias, todos se conocen con todos.
“Ese hecho demuestra el miedo y la presión que están viviendo los indígenas. Uno de los cuerpos duró bastante tiempo a la intemperie. La gente llegaba, lo observaba y se retiraba sin mencionar mayor cosa. En una oportunidad, una mujer alcanzó a decir: <<no puede ser, mataron a...>>. De inmediato la atajaron y la obligaron a cerrar la boca. Lo crítico es que eso nunca se había visto acá. Nunca habíamos tenido un caso donde un amigo fuera enterrado como NN”.
· Punta de Cocos
Uno de los objetivos que se trazó la comisión desde un comienzo fue el tratar de llegar a Bahía Portete. La conversación sostenida con las comunidades desplazadas y con las autoridades locales permitieron establecer que una de las áreas más críticas era Punta de Cocos, donde el acceso por carro es una tarea compleja, por no decir imposible, sobre todo en época de invierno.
La comisión logró llegar al lugar, aunque no fue viable conversar con los desplazados, pues éstos están dispersos. Por tal razón, la Defensoría del Pueblo, la Personería de Uribia y la Secretaría Étnica de la gobernación adelantarán el viernes 28 de mayo una gestión humanitaria consistente en llevar al lugar mercados e insumos. Se aprovechará la jornada para adelantar la labor de registro.
“Estamos haciendo un esfuerzo para que los mercados de ayuda estén dotados de productos que se ajusten a la dieta alimenticia de los Wayuú. De igual forma, la idea es proporcionarles elementos que en realidad requieran, como un molino, para que puedan hacer su chicha, hachas, para que puedan cortar la leña, chinchorros y ropa”, expresó el defensor seccional, Rafael Caro.
Culminado el recorrido, la comisión pudo colegir que existe una creciente necesidad de que el Gobierno Nacional adopte medidas de fondo para atender a la población desplazada. De lo contrario, es muy factible que la situación empeore con el paso de los días, teniendo en cuenta que por ahora las posibilidades de retorno de las familias son remotas ante la ausencia de garantías de seguridad. A lo anterior, hay que agregarle los escasos recursos con que cuentan los municipios para adelantar planes de largo aliento.
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