En un lugar de la selva amazónica, en una maloca vivía una abuela con un loro, un periquito y un morroco. La viejita con mucho sacrificio crió a los dos primeros animales, masticaba la comida y le daba de comer a estos pájaros, menos al morroco. Recogía los alimentos del suelo. Un día cualquiera viendo muchas necesidades el señor morroco le dijo a su abuela y sus hermanos (pájaros) que se iba para una ciudad ubicada a la orilla de una laguna de leche, donde vivían gente de bien, sin problemas, con equidad, sin necesidades insatisfechas, gente inteligente, con desarrollo industrial, en busca de herramientas para trabajar y defenderse de sus enemigos como el machete, el hacha y la ropa para la abuela.
Durante la ausencia del nieto la abuela todos los días salía a su chagra en busca de alimentos y en el camino encontraba animales como la pava, el cerillo, la danta y otros. Al ver a estos animales la abuela decía que quería comer, sobre todo el hígado y la carne de la danta. En eso estaba en la orilla del camino escuchando la danta lo que decía a la abuela.
Una mañana salió la abuela temprano a la chagra y encontró una danta en la mitad de la chagra. El animal se le acercó y le dijo:
- He escuchado decir que usted quiere comer una parte de mi cuerpo, aquí estoy, ¿qué parte de mi cuerpo le apetece más?
- Me gustaría comer el hígado – sostuvo ella.
- Meta la mano.
Cuando la danta dijo , el ano del animal se abrió.
- Acérquese, abuela, no tengo miedo, porque de este orificio usted va poder sacar el hígado que ha deseado comer.
El animal le dio confianza para proceder e introducir la mano. En un primer instante alcanzó a introducir sólo el antebrazo y al no alcanzar con el objetivo la danta le dice: introduce más la mano.
Al escuchar esto, la abuela introdujo todo el brazo, pero tampoco dio con el objetivo. La danta vuelve y le dice: con confianza introduzca más. La abuela se agacha y mete su cabeza. En ese instante la danta absorbe a la vieja y la comprime, tragando todo el cuerpo.
El asesinato de la abuela ocurre cuando el morroco estaba de viaje. El llega después de diez años, encuentra la casa abandonada, y le pregunta a sus hermanos que a dónde está la abuela. Ellos le relatan la historia con la danta. El animal se puso triste y al mismo furioso con sus hermanos. Les replicó el por qué no habían sido capaces de defender o vengar a la abuela.
- La abuela a ustedes les hacía bien, les daba de comer en la boca, comida masticada, mientras que a mí me tocaba recoger del suelo los sobrados, sin embargo, soy valiente y me vengaré por la muerte de mi querida abuelita.
Al otro día de haber llegado, emprendió su camino en busca del asesino. Caminando unos cuantos kilómetros se encontró con una danta de menor jerarquía y le preguntó:
- ¿Ha visto pasar por aquí al jefe?
- Pasó hace mucho tiempo por este lugar.
Prosiguió su camino y luego de varios días se encontró con otra danta, que estaba junto a un caño. Le hizo la misma pregunta y el animal le respondió que efectivamente había pasado por allí. El morroco siguió en su búsqueda, porque presentía que estaba próximo a su enemigo. Luego de varios días vio a lo lejos, en un morichal, a un hermano del asesino y le hizo la misma pregunta.
- Hace como seis horas pasó por acá. Debe andar cerca durmiendo, porque le gusta dormir al medio día, no duerme de noche porque se lo pasa caminando.
Al escuchar esta información el morroco se alistó para encontrarse con el enemigo. Sus pasos fueron lentos, siempre cuidadosos. A lo lejos vio que su enemigo estaba acostado durmiendo, se escuchaban sus ronquidos. También estaba cerca una yaripa, impidiendo el paso de cualquier enemigo. Como el morroco era muy astuto, buscó la forma de entrar sin despertarlo; pero era imposible llegar por encima de la cerca; la única manera de llegar era haciendo un túnel.
Una vez dentro comenzó a dar vueltas alrededor del animal para poderlo matar. Sacó su machete, pero no era lo suficientemente grande para poderlo degollar. Continuó rondando hasta que por fin vio la parte vulnerable del animal, que eran los testículos. Tomándolos lentamente entre sus manos, los puso en su boca, los midió para ver si se los podía tragar o morder por lo menos. Se dio cuenta de que si era posible. Sin pensarlo dos veces, procedió a morder con toda su fuerza, haciendo que el animal saltara a unos cuatro metros de distancia de donde estaba descansando. La danta se levantó a correr sin rumbo fijo monte adentro, con el morroco prensado a sus testículos. Cinco días después logró destrozarlos. El nieto finalmente pudo matar al asesino de la abuela.
El morroco feliz de haber vengado la muerte de su abuela llamó y reinuó a muchos hermanos morrocos. Ellos apenas llegaron cuando se había descompuesto la carne de la danta, porque a ellos les gusta comer así, alcanza para todos los invitados y el verdugo come especialmente el hígado del animal, ya que el deseo de la abuela era el poder comer esa parte. Sólo quedaron los huesos.
El morroco sacó el fémur, con él hizo una flauta y regresó feliz tocan el instrumento como prueba de su victoria. En sus notas se escuchaba lo siguiente “Tapira cavera, jero poo” que quería decir “este es el hueso de la danta que mató a mi abuela”. Esta es la canción la tocan en la flauta los indígenas en la maloca cuando están tomando cachirí.
En el camino de regreso el morroco se encontró con un animal llamado Basovigi (es un animal trepador que le gusta comer piña, caña y otras frutas silvestres). Este al escuchar que alguien venia tocando flauta quedó aguardando para ver quién era. Cuando se dio cuenta que era el morroco, empezó a reír
- Usted siendo tan pequeño, de patas chuecas, corticas y tan feas, ¿cómo hizo esa flauta con hueso de la danta? Si yo que soy grande, fuerte y bello no he podido conseguir esa flauta.
- Soy valiente y guerrero
Al ver que el morroco lo estaba humillando, el Basovigi le dijo:
- Si es tan guapo apostemos al que aguante más tiempo estando dentro de una cueva sin comer, sin tomar agua
- Estoy de acuerdo.
Salieron en busca de un hueco en la tierra hecho por un armadillo. Como el Basovigi se sentía el más guapo, se adelantó y dijo: primero usted. El morroco aceptó. El Basovigi volvió a preguntar: ¿qué le gusta comer? Cuando el morroco le dijo que la piña, el otro animal le dijo: usted mismo es testigo de que apenas está germinando y tendrás que salir cuando esté madura (la piña demora en madurar dos años).
El morroco se metió en la cueva y el Basovigi taponó la puerta con una bola hecha de comegen. Ya desde esa época estaban prediciendo que el hombre inquieto siempre iba tener problema y debía ser privado de la libertad.
Al primer año cumplido el Basovigi fue a visitarlo y lo llamo:
- Ñojum (primo) ¿cómo está?
- Muy bien.
- Falta un año para madurar.
Cumplido el plazo el Basovigi destaponó la cueva. El morroco salió feliz tocando su flauta. De inmediato el morroco le dijo al otro: bueno, Ñojum, ahora le tocó el turno, ¿a usted que le gusta comer?, El basovigi le dijo: a mí me gusta comer Wansoco (fruta que da el palo de caucho, es muy deliciosa y madura en tres meses).
El morroco lo encerró y dijo que lo estaría visitando al cumplir el primer mes. En la primera visita el Basovigi le dijo que estaba bien, pero al segundo mes ya le notó una voz ahogada, seca y triste. El morroco presentía que el animal estaba agonizando. Se despidió y al cumplirse el plazo, el morroco destapó la cueva y encontró el cuerpo del otro ya descompuesto.
Sintiéndose muy valiente de haber ganado la apuesta, el morroco tocó su flauta con más fuerza. Dos venados que lo vieron le preguntaron:
- ¿Cómo hizo esa flauta con hueso de danta, siendo tan pequeño, sus patas tan feas y corticas? Nosotros que somos veloces y bien apuesto no hemos podido conseguir una flauta de esas
- Soy valiente.
Los venados le dicen que apuesten una carrera de 20 kilómetros. Comienza la preparación de la pista donde van a correr; los venados hicieron dos caminos. Un venado corría a un lado y el otro iba preguntando, al otro lado, cómo iba el morroco, quien iba por el centro. Pero éste fue más astuto, y llamó a veinte morrocos y les dijo que se ubican cada kilómetro y respondieran por él.
Comenzó la carrera y cada kilómetro un morroco respondía: aquí voy adelante, corran más rápido. Los animales se sobre esfuerzan más de lo normal provocándoles un paro cardiaco y muriendo. Muy contento por haber logrado otra hazaña, invita a sus amigos morrocos, para degustar la deliciosa carne de los venados; claro esta que ellos le gustan saborear es cuando esta descompuesta. El morroco hace una flauta con los huesos de los venados, especialmente del fémur y regresa feliz tocando flauta.
En el trayecto se encuentra con una manada de monos comiendo Anaya (fruta silvestre de una palma) vio varias pepas de esa caída en el suelo, recogió una y la probó, le gustó el sabor de la fruta y de inmediato le pidió a los monos que por favor enviaran más. Los monos le mandaron hasta que se cansaron y le dijeron que subiera, que ya que era muy guapo ¿cómo hizo esa flauta con hueso de danta, siendo tan pequeño, sus patas tan feas y corticas? El morroco respondió: soy valiente.
Los monos cogieron de los hombros al morroco y lo subieron, dejándolo encima del racimo de Inaya. El morroco se dejaba hacer todo esto por que le gustaba que hicieran travesuras con él (hoy en día los hombres somos como los monos, experimentamos con el mismo hombre y con las ciencias)
Al morroco los monos lo dejaron solo y se fueron, estando allí llegó un tigre debajo de la palma de Anaya. El morroco vio que era un enemigo muy peligroso, nada menos que el rey de la selva, pero no le dio miedo enfrentarlo porque también fue valiente enfrentando varias hazañas por el camino. El sabía que no sólo hay que ser fuerte sino astuto para poder vencer en esta vida. El tigre probó las pepas de Inaya y le preguntó:
- ¿Quién es usted? ¿Cómo subió? Usted siendo tan feo y con esas patas tan feas y corticas.
- Soy valiente y estoy de aventura.
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