Mowga unta`mesa naba`: Segundo Paso
La importancia de la herencia de los ancestros (genealogía)
Lo que somos y podemos ser. Conocemos a nuestros antepasados para saber qué podemos aprender y qué debemos hacer.
La humanidad se caracteriza por empeñarse en tratar de superar la incertidumbre que le causa el pensar en el sentido de la vida, el mundo y el futuro, y el ser humano mismo. Siempre se busca, de alguna manera, encontrar la seguridad que nuestro espíritu necesita para los tiempos que vienen.
Cualquiera que sea la intensidad del anhelo de asegurar el futuro nos impulsa a explorar el mundo para encontrar el camino que conduzca al logro del sosiego interior. En la búsqueda de llegar al estado de serenidad que pide el espíritu humano se prefiere tomar el medio más cercano que dispongamos. En esta situación generalmente nos preguntamos por el origen de las cosas y de nosotros mismos, nos preocupa el destino del mundo.
Generalmente la opción para satisfacer esta necesidad que sentimos, la encontramos en las personas mayores como en nuestros padres, abuelos y en los mamos. En algunos casos acudimos a la ayuda de las personas que creemos que pueden hacer cosas prodigiosas como personas que se presumen ser mentalistas, espiritistas, magos o curas. Resulta que cuando acudimos a la enseñanza de nuestros padres, ancianos o Mamos ellos nos muestran un camino, una solución, un mundo que nos llama la atención, anima, produce alegría y satisfacción porque vemos que podemos encontrar lo que sentimos que queremos hallar. En algunos casos porque nos suaviza efectivamente las preocupaciones, los sentimientos dolorosos e indeseables, o cualquier padecimiento profundo del ánugwue (del alma).
En el segundo caso, es decir, cuando se busca consejo y ayuda de personas foráneas que creemos que pueden hacer milagros en nosotros, no encontramos ninguna satisfacción. Normalmente en este caso se llega a sentir menos tranquilidad y más aburrimiento que antes, porque lo que ellos nos quieren mostrar y explicar no tiene nada que ver con nuestras raíces, nuestro espíritu, mejor, porque no tiene nada que ver con nuestra verdadera identidad.
Pero hay otro camino diferente de los dos anteriores. Es el camino que exploran la mayoría de las personas que saben leer. ¿Cómo recorremos este camino? Estudiando lo que enseñan los científicos en los libros, en los colegios y universidades, sobre lo que somos nosotros los seres humanos, lo que es la naturaleza y el universo. Este estudio es muy importante en cuanto nos enseña que lo que pensamos, sentimos y sufrimos proviene en gran parte de las experiencias, cualidades, fuerzas emocionales y espirituales de nuestros antepasados. De esta manera este estudio nos confirma lo que nos enseñan nuestros padres, mayores y Mamos; mejor, nos dice que los consejos y tratamientos que dan los Mamos son valiosos y necesarios para todos nosotros los iku.
Un estudio minucioso de lo que los científicos aportan a nuestro conocimiento nos permite comprender que cada cultura, como la nuestra, tiene su tradición y sus sabedores para recibir de ellos la orientación necesaria y vivir de acuerdo con las leyes universales.
La orientación que se recibe de los maestros nativos de la comunidad se basa en indicar cómo se identifican las causas de las dificultades que obstaculizan la exploración exitosa de nuestros caminos. Las indicaciones son precisas y convincentes, conducen a la comprensión de que conociendo nuestros orígenes podemos alcanzar el conocimiento sobre lo que somos, lo que podemos llegar a ser y sobre el fin con que hemos venido al mundo según la ley de origen. El alcance de la formación y enseñanza que se adquieren de los conocedores de la ley de origen es inmenso y fundamental para la vida de las personas que se guían por el bien.
La enseñanza que se recibe es sobre aspectos de mucho interés para la vida humana, como:
Que investigando, hasta sea posible, la cadena y la historia de los ancestros que hicieron posible nuestra existencia se puede conocer la manera como debemos manejar nuestra vida.
Que se puede ubicar, a partir de la identificación de mis raíces emocionales e intelectuales, el oficio o profesión en el que mejor nos podamos desenvolver; esto de acuerdo a las leyes que contempla el bien.
Identificar los tipos de inclinaciones negativas de las cuales se debe preservar con tratamientos especiales.
Identificar las clases de aptitudes o tendencias positivas de las que se debe hacer un buen uso.
Si exploramos el camino hacia el pasado identificamos nuestras fuerzas internas
En la historia de los tiempos vividos por los ancestros humanos, en la manera como ellos se relacionaron con el entorno y afrontaron los problemas se depositan nuestras raíces biológicas y psíquicas o mentales. En ellos se puede hallar el autoconocimiento.
La investigación de lo que somos por medio del estudio de nuestra existencia en los tiempos pasados, representada en nuestros antepasados humanos, permite entender que lo que constituye nuestro organismo físico y mental es diverso y complejo. Ello indica que de nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y toda la interminable cadena ramificada de ancestros nos han transmitido su herencia para que tengamos el cuerpo que tenemos actualmente, y hasta cierto punto para que pensemos lo pensamos y sintamos lo que sentimos.
Ahora podemos considerar lo que encontramos en alguna faceta de la larga travesía por nuestra historia representada en los antepasados que habitaron en tan distantes y diversos lugares, en múltiples situaciones temporales y condiciones físicas.
La versión siguiente está determinada por la visión del mundo propia de la cultura Iku. Valga indicar aquí que si entendemos que la enseñanza y el tratamiento de los mamos a toda clase de situaciones, está asociado al concepto de salud en un sentido complejo e integral, tiene sentido la afirmación anterior.
“Al localizar la cadena genealógica de nuestros ancestros, cercanos y remotos nos sorprendemos con el descubrimiento de que somos bisnietos o descendientes lejanos de personas dotadas de sabiduría y poderes especiales con los que ellos cuidaban el mundo. Nos encontramos con que ellos han sido, por ejemplo, depositarios de muchos conocimientos sobre las fuerzas de Iwikunowma (remanso de los ríos que truenan)del kamunsa (temblor de tierra), del jwitibiro (rayo), de las orientaciones de las fuerzas espirituales, guardianes del equilibrio del mundo, en los momentos de consulta, llamada esta “adivinación”. Son como oficinas espirituales en que se realizan los arreglos, los pagos de las deudas contraídas por los usos que se ha dado a la naturaleza, los servicios y favores que se han recibido de las fuerzas vitales de la naturaleza, y finalmente es el lugar de donde se reciben las compensaciones por el cumplimiento de los compromisos con la Ley de la Madre.
Nuestros orígenes se encuentran en ellos, en los que poseían grandes conocimientos y poderes para hacer posible la existencia de los seres de acuerdo con la Ley de Origen, evitar daños y abusos de las fuerzas de la naturaleza, evitar enfermedades y problemas controlando la relación entre los seres humanos, entre los animales, entre humanos y animales; y de estos seres humanos y animales con los seres naturales y sobrenaturales.
Pero no solamente nuestros orígenes se encuentra en los seres majestuosos y buenos. También provenimos de antepasados con conocimientos y facultades destructivos y nocivos, causantes de males y desórdenes, incluso grandes catástrofes en los seres vivos y en la naturaleza. Sin embargo estos seres caóticos han tenido que amoldarse al orden superando grandes dificultades. De ellos hemos heredado impulsos y facultades destructivas que requieren ser transformadas en constructivas.
¿Cómo transformamos aquellos impulsos destructivos en generadores del bien? Utilizando las herencias de los impulsos productivos del bien en la labor del tratamiento justo a las destrucciones, desórdenes y cataclismos generados por las fuerzas adversas a las constructivas. Las herencias de los que construían y destruían son importantes y necesarias en nosotros. Lo importante está en utilizar los impulsos para el bien, para la construcción del mundo, para la perpetuación de la vida.
Reconocer aquellas virtudes e inclinaciones opuestas e inherentes en nosotros, nos permite eliminar o atenuar conflictos y contradicciones internas causantes de muchos sufrimientos humanos. Es necesario por estos hechos, tener siempre presentes que las virtudes y defectos de nuestros ancestros determinan en parte lo que somos espiritual, mental y físicamente.
Estos aspecto de nuestra personalidad son los que tenemos que conocer de sí mismo para saber lo que somos y tenemos que hacer en el mundo, saber como protegerse de las fuerzas destructivas que afectan a todos los seres.
Aunque no todos nos damos cuenta de ellos, los seres humanos sentimos necesidad de conocer el origen propio. Ka’munsa temblor de tierra, del Iwitimbiro (rayo). Hacían uso de algunas de dichas fuerzas y ejercían control sobre estos fenómenos naturales. Mediante estas facultades dejaron en la naturaleza algunas huellas de sus existencias representadas en sus obras sagradas como Chuikunowma, gwiachunu (piedras sagradas), Murundwa (árboles sagrados), y muchos lugares sagrados con manifestaciones sobrenaturales. Y son como los espacios especiales de relación del ser humano con las fuerzas superiores de la naturaleza, con los padres dueños de algunos componentes de ésta.
Son también, estas representaciones sagradas, el punto de donde se reciben necesidad de conocer el origen nuestro. Las fuentes de donde venimos son lo que nuestro espíritu necesita conocer para identificarse con ellos. Necesita nuestro espíritu identificar las causas y el lugar de origen de sus emociones – sentimientos, sufrimientos, alegrías.
Los seres humanos que no llevan en su memoria lo que fueron sus antepasados y no viven de acuerdo a ello, no pueden vivir conforme a los mandatos de la Ley y las fuerzas que sostienen el mundo. De esta manera el oído de nuestros ancestros nos trae sensación de abandono, de un gran vacío y sin sentido, en una palabra: sufrimientos inexplicables. Trae además, este alejamiento de las raíces, la mayoría de los problemas o enfermedades de la sociedad”.
Esta es la enseñanza que los mayores y mamos nos imparte cuando pedimos a ellos ayuda para superar dificultades e incertidumbres; con la aspiración de ser alguien valioso en el mundo, especialmente en la sociedad Iku.
En el proceso de autoconocimiento nos corresponde a cada persona aprender la historia de cada ancestro que ha legado sus valores.
Este conocimiento nos permite identificar, además de nuestra misión en la preservación del orden del mundo, la vulnerabilidad, los sitios de pagamentos para librarnos de problemas y enfermedades, las causas de todos los problemas y sufrimientos, las causas de los fracasos en los esfuerzos por alcanzar las metas propuestas.
Este panorama constituye la formación básica y fundamental de un miembro de la cultura. La familia se organiza de acuerdo a la identidad individual de los miembros. El escogido para mamo se encarga de la orientación y protección de una familia numerosa.
Cada miembro de una familia aporta al bienestar de esta de acuerdo a las facultades y dones innatos. Algunos tienen fuerza para dar tratamiento a problemas y conflictos que puedan causar muerte por derrame de sangre, contusiones, fracturas, enfermedad de la sangre (estas enfermedades reciben el nombre genérico de Butisinu). Otros tienen el don innato para aprender a orientar la preparación del nuevo ser para la vida y el cumplimiento de su misión.
Hay personas que poseen la facultad de establecer negociaciones o acuerdos en casos de ataques y males provenientes de las fuerzas espirituales que reclaman y cobran cuando hay destrucción desaforada de los recursos naturales y profanación de sitios sagrados. Así mismo encontramos personas con facultad de aprender tratar males causados por deseos destructivos hacia otras personas (Arunhamu: En sentido amplio, este concepto abarca el ámbito de las acciones de pensamiento que causan destrucción o malestar, inclusive hasta muerte).
En este orden de diversas categorías de poderes y valores inherentes a las personas, y cada una de ellas se constituyen en la solución de las dificultades y necesidades.
* Faustino Torres, miembro de la comunidad Arhuaca (IKu), estudiante de ultima fase de la carrera de Antropología Universidad Nacional.
Keep on posting!
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