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Sisrama es el dios malo de los Tunebos y vive con Sisíbea su mujer, en Kabokíkara, lugar situado debajo de la tierra en el que abunda la candela. 

En el principio de los tiempos no tenían figura humana, sino que eran lluvia y sol a un mismo tiempo; después sí la tuvieron y suelen aparecerse en forma de hombre a las mujeres y en forma de mujer a los hombres.

Sisrama es demasiado perverso y mata a cuanto tunebo encuentra en su camino; los toma entre sus brazos y los va volviendo pedacitos; cuando ya ha hecho esto, los deposita en las raíces de los árboles.

En alguna ocasión Bárua, una vieja india tuneba que sabía soplar, estaba a la orilla de una quebrada jugando con el agua, cuando se le arrimó un blanco; no fue si no verlo para caer privada del susto y Sisrama, que era el blanco, la tomó entre sus brazos y la llevó hasta una casa desconocida; cuando volvió en sí le dio chicha y continuó con ella en sus brazos, de casa en casa, por allá muy debajo de la tierra; cuando llegaron a una laguna, Sisrama se sentó y la colocó sus rodillas.

Al cabo de un buen rato se aparecieron Ramkasa y Ketimará, dioses bienhechores; el primero se convirtió en pájaro y partió con ella volando; el segundo se puso a pelear con Sisrama hasta que logró arrojarlo a la laguna y corrió a alcanzar al pajarito; juntos llegaron hasta la quebrada donde antes estaba Bárua y allí la dejaron, no sin antes haber avisado a sus familiares para que fueran por ella.

Cuando fueron a buscarla la encontraron desnuda y muy arisca, tanto que tuvieron que tomarla por los cabellos y llamar al kareka, brujo, el cual echó tabaco masticado y la sopló; sólo así pudieron llevarla a la casa.

Como quiera que Sisrama y su mujer estaban acabando con los Tunebos, Bistoá los llamó y los invitó a comer coca y a beber yopa, pero se negaron en un principio; sin embargo, él insistió y así logró emborracharlos; una vez logró conseguir esto, a los diablos les dio por correr delante de Bistoá y éste aprovechó la situación para enviarlos a cuidar los váquiros, especie de cerdos del monte.

Desde este momento Sisrama y su mujer desaparecieron de los lugares donde viven o acostumbran ir los Tunebos, pero tienen mucho cuidado de no encontrarse con ellos cuando están de cacería.

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