Estamos en la era de la verdadera realización y profundización del "diálogo civilizatorio" cuando practicamos el "yo aporto y tu aportas, cada uno a nuestras culturas". El socialismo del siglo XXI debe ser un diálogo de interculturalidad, son múltiples formas de interculturalidad llevando consigo el respeto mutuo de la pluriculturalidad y el plurilinguismo en todo el planeta tierra.
El mundo, formado desde su nacimiento con el germen de la multietnicidad, no responde o mejor dicho no debería responder a mejores o peores culturas, sino a culturas diferentes, porque cada una se ha adaptado a su propio contexto, a su propia realidad espacial, a su propia diversidad, a su propia historia y a su propia diversidad de clases, por ello el parto de la sociodiversidad (diversidad de culturas propias).
La interculturalidad se refiere a la interacción entre culturas, de una forma respetuosa, horizontal y sinérgica, donde se concibe que ningún grupo cultural está por encima de otro, en las relaciones interculturales se establece una relación basada en el respeto a la diversidad favoreciendo en todo momento la integración y la convivencia de las partes. En ese enriquecimiento mutuo sin embargo, no es un proceso exento de conflictos, estos se resuelven mediante el respeto, el diálogo, la escucha mutua, la concertación y la sinergia. Es importante aclarar que la interculturalidad se ocupa tanto de la interacción que ocurre por ejemplo entre un chino y un boliviano, sino además la que sucede entre un hombre y una mujer, un niño y un anciano, un rico y un pobre, un marxista y un liberal, etc.
Una de las posiciones sobre la interculturalidad es planteada desde el seno de las teorías críticas, y es ver a la interculturalidad como movimiento social. Gunter Dietz plantea que los movimientos que inicialmente se llamaron multiculturales pretendían reivindicar derechos, se puede mencionar entre ellos a las movilizaciones de los años 60 de los grupos de chicanos, afroamericanos, gays y feministas de Estados Unidos y otros países. Partiendo de algunos textos de "La comunicación intercultural" de Miguel Rodrigo Alsína donde señala que toda cultura es básicamente pluricultural. es decir, se ha ido formando, y se sigue formando, a partir de los contactos entre distintas comunidades de vidas que aportan sus modos de pensar, sentir y actuar.
Evidentemente los intercambios culturales no tendrán todos las mismas características y efectos. Una cultura no evoluciona si no es a través del contacto con otras culturas. Pero los contactos entre culturas pueden tener características muy diversas. En la actualidad se apuesta por la interculturalidad que supone una relación respetuosa entre culturas.
Mientras que el concepto "pluricultural" sirve para caracterizar una situación, la interculturalidad describe una relación entre culturas. Aunque, de hecho, hablar de relación intercultural es una redundancia, quizás necesaria, porque la interculturalidad implica, por definición, interacción. No hay culturas mejores y ni peores. Evidentemente cada cultura puede tener formas de pensar, sentir y actuar en las que determinados grupos se encuentren en una situación de discriminación. Pero si aceptamos que no hay una jerarquía entre las culturas estaremos postulando el principio ético que considera que todas las culturas son igualmente dignas y merecedoras de respeto. Esto significa también, que la única forma de comprender correctamente a las culturas es interpretar sus manifestaciones de acuerdo con sus propios criterios culturales. Aunque esto no debe suponer eliminar nuestro juicio crítico, pero si supone inicialmente dejarlo en suspenso hasta que no hayamos entendido la complejidad simbólica de muchas de las prácticas culturales. Se trata de intentar moderar un inevitable etnocentrismo que lleva a interpretar las prácticas culturales ajenas a partir de los criterios de la cultura del -la persona- interpretante.
Estos autores antes mencionados entre otros, que desde Europa han tratado el tema desde el punto de vista académico nos mueve a considerar algunos autores latinoamericanos que de igual manera han desarrollado el tema y no podemos dejar de mencionar a hombres como los mexicanos Gonzalo Aguirre Beltrán y Guillermo Bonfil Batalla, quienes desde el indigenismo también tocaron lo concerniente a la presencia de culturas africanas en nuestro continente. Desde Colombia Manuel Zapata Olivella, Luís Artunduaga y otros, desde Venezuela se debe mencionar por sus aportes a los estudios afrovenezolanos a Juan Pablo Sojo, Miguel Acosta Saignes, Jesús "Chucho " García, Marcial Ramos Guedez, de igual manera por la parte indigenista a Mario Sanoja , Iraida Vargas, Gloria Marrero, Marc de Civrieux, los Hermanos Esteban y Jorge Mosonyi sobre todo estos últimos en la lingüística, así como algunos otros poco difundidos que han hecho indiscutibles aportes al tema.
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