“Kueanakan: Serkan kakka purpa nue ittomala, yalkan e kaya purpamal, tiwal e kaya purpamal, tiwal e kaya purpamal, sappimal e kaya purpamal, Pap tummat e kaya purpamal. Anmal it itsumalat e purpa nue ittoe, anmal tulekuet e purpa nue ittoe, anmal teopkusulmalal, unnila pel kuet apittomaloe”: Sakla, Manuel Santacruz. “Hermanos míos, escuchen la voz de los ancianos, la voz de las montañas, la voz de los ríos, la voz de las nubes, la voz de las plantas, la voz de los dioses, sobre todo la voz de nuestra memoria guerrera, la voz de la conciencia, de pertenencia a un pueblo; si no lo hacemos, esperemos la muerte”.*

En el día del idioma debemos reconocer que en nuestro país no sólo se habla el español, también existen sesenta y cinco lenguas indígenas, además de la lengua crioll de los raizales del Archipiélago de San Andrés y Providencia, el Romanés del pueblo ROM (gitano) de Colombia, y el “palenque” o criollo de las comunidades negras de la Costa Atlántica colombiana. La Constitución de 1991 (Artículos. 7-10 y 70) reconoció al país como una nación pluriétnica y multicultural, en donde la diversidad cultural que poseen los diferentes grupos étnicos, le aportan al país lenguas propias, tradiciones, culturas, valores, formas de hacer y de pensar, e historias que deben ser reconocidas y valoradas por todos, protegidas y cuidadas como el más grande de nuestros tesoros.

Artículo 7: Naa Kulubyate Ec Ne´hwe´s´a´ maa nasapa üuskiwe´n´i f´iiy hi´psa nasat´pa k´ana´wec´ac´a ha´data´ hïc´ak nwe´we, naa Kulubya kiwetewe´s´t´i.

Artículo 10: Waas yuwe´Kulubyate nasa h´ukaysahi´. Napa nasa Kiweka ´kwe´s´ yuwe´ k´a´weysaic´a. Naa nasasa c´habsu´e´z yuewetey kapiya´wa´ha.

Artículo 70: Mpakac´tepa üskiwe´nit´i isa C´Hab wala´s teec´sana´wec´a üswa´ pa´ha. C´hab wala´s ikahsa npictë´a´ maa üskiwe´ni it´ipa h´ukasat ík Kukubyatewe´s´t´i´ teec´sana´wec´a eh thegu´, sa´ k´asa maat´ipa nuyi´naki´ mte mtepa ktuthe´waá hi´pa´. (Constitución Política de Colombia en lengua Nasa Yuwe).

Colombia es uno de los países de Suramérica que cuenta con mayor diversidad lingüística aborigen, expresada en más de sesenta y cinco lenguas indígenas de muy diverso origen, habladas por 84 grupos étnicos que habitan en 22 de los 32 departamentos del país. Los raizales hablan el crioll, algunos afrodescendientes el “palenquero” o criolla y los gitanos (Rom) el romaní.

Según una investigación del Instituto Caro y Cuervo, la lengua criolla, que prevalece hoy día en la costa atlántica colombiana, es resultante de la influencia de los dialectos subsaháricos: (Arará, Mandinga, cofí, Agó, Orú, Cpacú, Coabena, Coací, Da, coaguá, Calí, Ido, Ali, Saba,, Cunirí, Bangú, Usita, Yala, Zambú y Vinda), practicadas por los pueblos del continente africano, llegados a Colombia durante la invasión española.

Los Rom, en sus desplazamientos permanentes por el mundo, han ido adquiriendo una inigualable capacidad para adaptarse al medio. Esto se hace evidente en el desarrollo del aspecto lingüístico, el cual refleja una evolución importante por la incorporación cada vez más acelerada de nuevas palabras al romanés, proveniente ellas, de las lenguas oficiales de los Estados y culturas donde los Rom han vivido o están viviendo.

El Crioll es la lengua del pueblo raizal. Aunque su base es el inglés -debido a la colonización del Archipiélago en el siglo XVII por el imperio Británico-, utiliza muchas expresiones dialectales y gramaticales africanas y propias. En el momento el esfuerzo de la etnia se concentra en construir su propia escritura crioll. "Greetins tu aal the Indian peepl a di worl, wi lov unu plenty" (Saludos a todos los pueblos indígenas del mundo, los queremos mucho).

Las lenguas indígenas en vía de extinción

A pesar de esta gran riqueza lingüística, muchos etnólogos, lingüistas y expertos en el tema estiman que durante los últimos cinco siglos pudieron hablarse más del doble de las leguas indígenas que actualmente existen, esto significa que han desaparecido más de 70 lenguas autóctonas, y con ellas sus culturas, si tenemos en cuenta que la lengua es la expresión viva de una cultura.

Esta pérdida de nuestra diversidad idiomática corresponde al proceso de exterminio de nuestra diversidad étnica, y muy especialmente de los pueblos indígenas, que se inicia con la conquista española y continúa hasta nuestros días, pues muy a pesar de las normas de reconocimiento de nuestra Constitución, la imposición de modelos y esquemas de desarrollo a sangre y fuego asfixian sus posibilidades de ser y de existir.

A nivel indígenas, actualmente hay catorce familias lingüísticas: ARAWAC (Wayuu, Curripaco, Achagua, Piapoco, Tariano, Cabiyarí y Yucuba); CARIBE (Yuco y Carijona); CHIBCHA (Uwa, Wiwa, Arhuaco y Cogui); GUAHIBO (Cuiba, Hitnu y Sikuani, TUCANO ORIENAL (Macuna, Tanimuca, Yurutí, Cubeo y Desano; TUCANO OCCIDENTAL como el Siona y Koreguaje; WITOTO como el Ocaina; CHOCO (Embera y Wounana); SALIVA-PIAROA; MACÚ- PINAVE (Nukak), y BARBACOA (Awa); QUECHUA (Inga) y TUPI-GUARANI (Cocama); BORA (Miraña); y algunos pertenecientes a familias independientes como el Andoque, Cofán, Guambiano, Kamsá, Páez, Yagua y Ticuna.

Según estudios realizados por el Centro Colombiano de Estudios de Lenguas Aborígenes –CECELA-, de la Universidad de los Andes, en el siglo XX las lenguas indígenas que han desaparecido son: el Kankuamo, de la familia Chibcha, de la Sierra Nevada de Santa Marta. Opón-carare y Pijao de la familia Caribe, del Valle del río Magdalena, y Resigaro de la familia Arahuaca, en la Amazonía:

Para Hortencia Estrada, profesora del Instituto Caro y Cuervo y experta en lenguas indígenas, “la mayoría de las lenguas o casi todas están en vías de extinción, debido a que el Español como lengua predominante ha entrado a ocupar el primer lugar en el habla de los indígenas”. Sin embargo, “los ancianos y algunas mujeres conservan aún la tradición oral al tener menor contacto con la sociedad externa”.

Otro de los principales problemas que ha contribuido a la pérdida de la tradición oral, según la profesora Estrada, es que “en las comunidades ya no quieren hablar ni los jóvenes, ni los niños su lengua natal, pues hay mucha vergüenza étnica en muchos grupos indígenas”. Esta vergüenza se explica en razón de la discriminación de que son objeto desde que nacen y al incorporarse a los distintos espacios de una sociedad mayoritariamente mestiza, que no se reconoce como discriminadora pero es profundamente excluyente.

Gabriel Muyuy, Defensor Delegado para los Grupos Étnicos de la Defensoría del Pueblo, señala que: “la tradición oral en los pueblos aborígenes se ha debilitado por la falta de una educación propia y apropiada, que se acople a los intereses culturales indígenas”. El Gobierno en gran medida “no ha brindado el apoyo necesario para implementar la etnoeducación en los sistemas educativos nacionales”, y , “ aunque en los pueblos aborígenes se esté presentando una falta de difusión tradicional histórica, los medios de comunicación también están haciendo de las suyas, con programación apropiada a sus intereses y no a los de los pueblos indígenas”.

Si bien el panorama idiomático de nuestra nación es múltiple, heterogéneo y miles de colombianos se expresan mediante sistemas lingüísticos propios, debemos empezar a crear conciencia nacional sobre la importancia de promover el habla de las lenguas propias y crear los espacios propicios para ello, de validarlas como nuestras lenguas y darles el status que se merecen. Pero ante todo, de respetar la vida de las etnias, porque al paso que vamos van a desaparecer no sólo las lenguas, sino también las etnias.

* Traducción Abadio Green Stocel.

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