Buenaventura, Bello Puerto del Mar
Por Mario Serrato
"El gobierno tiene una deuda centenaria con Buenaventura. Si alguno de estos gobiernos de pacotilla, hubiese dispuesto el 4xmil para recuperar a Buenaventura y no para recrear a la banca, otra sería la realidad del puerto"
Al puerto se han referido y lo han llorado poetas, cantantes, teatreros, pintores y escultores. Del puerto se han beneficiado exportadores, prestamistas, políticos, embaucadores y mercaderes de todas las raleas. Sobre el puerto han caído guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, contrabandistas, picadores de cuerpos y proxenetas.
Al puerto lo han habitado los descamisados, los sin futuro, los desplazados, los desempleados y los indigentes.
A pesar de todo ello, lo peor que la he pasado al puerto es el gobierno. O mejor: los gobiernos.
Una serie de gobiernos que cada cuatrienio se refieren a él con frases equivocadas, lo abordan con políticas equivocadas, lo planean con estrategias equivocadas, lo atienden con decisiones equivocadas y lo entregan a las manos equivocadas.
El analfabetismo en el puerto presenta los mismos indicadores que Haití. El desempleo en el puerto tiene las mismas cifras de la España actual, pero las del puerto presentan 60 años de antigüedad. El embarazo juvenil en el puerto alcanza números desoladores y la deserción escolar suma a la miseria a 1 de cada 3 estudiantes, cada semestre.
En la televisión anda un tipo diciendo que en su administración fue elegido el mejor Ministro de Hacienda de latinoamérica, pero mientras ocupó ese cargo o mientras recibió el homenaje, por Buenaventura no hizo nada y sobre Buenaventura no pronunció un solo discurso, a pesar de ser el puerto más importante de Colombia y sin duda, uno de los más activos y ricos de suramérica.
¿Con que criterios entregan esos premios? ¿Con qué cara se reciben esos homenajes? ¿Con qué desfachatez se lucen esos galones?
En el puerto el agua potable no existe. Y el suministro de la insalubre agua que llega por el grifo, tiene una frecuencia de dos o tres horas cada dos o tres días.
Existe más posibilidad de consumir agua potable en las desérticas Manaure y Uribía en La Guajira, que en la siempre lluviosa, Buenaventura.
En los barrios de baja mar en el puerto, se vive en condiciones de salubridad similares a las de un basurero a cielo abierto. Muchos otros barrios, en tierra firme carecen de pavimentación y alcantarillado. La infraestructura de los edificios públicos y las construcciones escolares, presenta el mismo grado de deterioro que el de un cementerio abandonado.
Buenaventura es la cara sucia del país. Sin embargo genera tanta riqueza como la mina de diamantes mejor provista de material y el Banco mejor administrado. Pero la desigualdad es tan desproporcionada y evidente, que puede compararse con una casa palafítica puesta al lado del palacio de Versalles.
El actual Presidente, frente al escándalo producido por las casas de pique, presentó por solución a un puñado de soldados a quienes apostó en las calles del puerto por cuenta de la alcaldía y se marchó después de un discurso tartamudo y afanoso.
Esa misma solución se hubiera dado para una epidemia de varicela, un tsunami, o una oleada de calor.
No adelantó ningún acuerdo con el sector organizado de comerciantes para el fomento de empleo. Tampoco se asomó a la banca local para animarla expedir crédito a la micro y pequeña industria de la ciudad. Ni se asomó por las instalaciones del puerto con el propósito de exigirle a sus directivos el enganche de mano de obra local.
En su visita de médico subordinado a una EPS, el Presidente no habló de agua potable, empleo, educación o vivienda. Ahora, si lo hizo, ya se le olvidó, o lo hizo con la persona equivocada y sin duda no consultó con las personas afectadas.
El porteño es alegre, imaginativo, tiene esperanzas y creatividad. Al porteño le gusta el trabajo y no defrauda. El porteño sabe administrar y también tiene visión para el negocio. Lamentablemente al porteño no le creen y no le creen por una razón que considero se encuentra en su color de piel.
El gobierno tiene una deuda centenaria con Buenaventura. Si alguno de estos gobiernos de pacotilla, hubiese dispuesto el 4xmil para recuperar a Buenaventura y no para recrear a la banca, otra sería la realidad del puerto. Si el dinero que se entrega a manos llenas al ñoño, al caco o al Musa, se destinará a la recuperación del puerto. Si el dinero que se ahorran las multinacionales mineras en impuestos y en comisiones a los funcionarios parásitos y regalados que se los conceden en condiciones de país invadido, si ese dinero por una sola vez, se llevara al puerto. Si las regalías se enfocaran al desarrollo y no a la mermelada.
Si la banca colombiana después de sus ganancias inverosímiles, fruto de la expoliación del mercado, fuera obligada a destinar capitales, con intereses decentes y sin el “gota a gota” oficial, sin duda se conseguiría el crecimiento de la micro, mediana y pequeña empresa en Buenaventura.
Si el dinero que la nación recibe por concepto de exportación de petróleo y materia prima fuera destinado a la creación de infraestructura de comunicaciones y vivienda, en vez de distritos de riego y asistencia técnica gratuita para terratenientes. Si controláramos definitivamente la corrupción y dispusiéramos parte de los recursos a la recuperación del puerto. Si una sola cosa de esas pasara, con seguridad no tendríamos casas de pique en Buenaventura y tampoco la tristeza y la pobreza que la agobian.
Tampoco tendríamos que escuchar los discursos de tartamudo del actual gobernante y los del siniestro hombre del sombrero de aguadas, con su ministro galardonado.
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