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Por Mario Serrato Valdez

Las comunidades indígenas de Colombia se preparan para un nuevo periodo de elecciones. Sus curules en el Senado y la ganada para la Cámara de Representantes, serán ocupadas por quienes muestren mayor capacidad en asumir los nuevos retos que se ciernen sobre las comunidades, sus territorios y su continuidad cultural.

El tema de la consulta previa, la confirmación de la responsabilidad del hombre en relación con el calentamiento global, la delicada situación del agua y la seguridad alimentaria, constituyen, por mencionar algunos, los temas de los cuales se deben ocupar en el congreso los nuevos líderes de las comunidades indígenas de Colombia. 
La consulta previa se encuentra en la mira de un gobierno que requiere del apoyo de los grandes capitales agroindustriales, mineros y financieros para mantenerse en el poder.  Y esos grandes capitales tienen muy poco o ningún interés en las personas que habitamos Colombia. El talento para el trabajo, la capacidad, la creatividad o la imaginación, les importan un bledo. Por el contrario, la presencia indígena les resulta incómoda. La tarea consistirá en impedir que mediante una aparente búsqueda de  regulación de la consulta previa, el gobierno la despedace en las manos de un congreso irresponsable, frívolo y dado a recibir el favor personal. Por otra parte, no se puede permitir que la consulta previa se transforme en un mercado de regalos, dinero, viajes innecesarios o baratijas. La consulta previa tiene por fines esenciales la conservación de la cultura, el hábitat, el territorio y el aseguramiento del futuro.     
El hombre y su responsabilidad con el calentamiento global es un tema que permitirá a los indígenas intervenir sin culpas. La responsabilidad del modelo económico en el daño al ecosistema y las repercusiones que el mismo presenta sobre las comunidades, permitirá la realización de debates de gran factura en la denuncia de responsables y de gran creatividad en la presentación de propuestas sobre el buen vivir, conservación y cambio del modelo económico.   
El agua y el modelo económico parecen ser incompatibles.  Los ciudadanos esperamos que los indígenas nos entreguen la solución al tema debido a que está visto y demostrado que los occidentales no fuimos capaces. 
En relación con la seguridad alimentaria, no hace falta tener muchos conocimientos para confirmar que el modelo económico actual va en sentido contrario de la inteligencia. Es muy probable que en pocos años las garantías jurídicas de los resguardos desaparezcan o se limiten para incorporar dichos territorios al afán devastador de la gran empresa agrícola y su interés exclusivo en la producción. El truco o pretexto ya lo imagino: la utilidad social, las necesidades de la patria, el interés colectivo, etc. Y los mecanismos varían según la estrategia. Inician con sustracción parcial del territorio. Continúan con aprovechamiento mixto del resguardo, siguen con reubicaciones y culminan con la modificación del uso de la tierra y la eliminación definitiva de las prerrogativas jurídicas que hoy tienen los resguardos.   
Los indígenas se encuentran en una coyuntura que exige disponer de una gran capacidad de batalla, de debate y de confrontación, a las cuales sumarle una gran legitimidad con eco global. Desde el bosque biodiverso del pacífico, en donde se encuentra una de las reservas de agua más importantes de la tierra, y desde la selva del amazonas, el territorio más importante del mundo actual,  se asoman dos experimentados personajes, Luis Evelis Andrade y Sebastián Jansajoy. A ellos les sumaré la capacidad y experiencia del Cauca representada en Feliciano Valencia en su aspiración a la presidencia de Colombia. En ellos confío. Por ellos votaré.

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