Mañana 4 de noviembre se cumplen diez años de la realización del Do Wâbura (Adiós Río) por parte de nuestro pueblo Embera Katío del Alto Sinú. El Do Wâbura fue la primera y una de las más importantes movilizaciones del pueblo Embera que dio inicio en firme a la lucha y resistencia contra la construcción del megaproyecto Urrá I. El 4 de noviembre de 1994, los embera hicimos el ultimo recorrido libre desde la cuenca alta hasta la cuenca baja del río Sinú. Mas de 600 embera con sus familias nos transportamos en balsas tradicionales desde nuestro resguardo ubicado en el Alto Sinú hasta la ciudad de Lorica, para solicitar el apoyo de pescadores, medioambientalistas, y demás pueblos y sectores sociales y populares. A la vez, exigíamos al gobierno central suspender el llenado de la represa de Urrá e iniciar de manera inmediata la reparación, mitigación y compensación de nuestro pueblo por los daños ocasionados por este funesto megaproyecto.
El Do Wâbura tuvo dos objetivos fundamentales: desmentir a Urrá que argumentó ante el país y el mundo que no existíamos como pueblo y por tal razón no era necesario realizar ninguna consulta previa y rechazar y evitar el llenado y funcionamiento de la hidroeléctrica Urrá I.
Sin embargo, la complicidad del gobierno de ese entonces, los falsos argumentos de que la hidroeléctrica traería mayor progreso y desarrollo para la región y el país y la lógica occidental de colocar todo en función del dinero sin importar los graves daños ocasionados a las poblaciones afectadas, fueron más importantes que nuestra exigencia y terminaron por darle paso a un megaproyecto que incluso en términos económicos ha resultado improductivo para el país y nos tiene al borde de la desaparición como pueblo.
A sólo dos días de cumplirse diez años de esa histórica movilización, los impactos ocasionados por Urrá y las medidas correspondientes tomadas hasta hoy están lejos de haber contribuido a la prevención, mitigación, compensación y reparación de los daños ocasionados a nuestro pueblo. Por el contrario, han surgido nuevos impactos sobre los cuales la empresa Urrá viene desconociendo y negando su responsabilidad: sedimentación de los ríos, mortandad de los pocos peces que quedaron aguas arriba del embalse, monetarización de nuestras comunidades, cambio obligado de una economía de subsistencia a una economía agraria de producción, cambio en nuestro sistema de valores espirituales, entre otros.
A diez años de cumplirse nuestra primera manifestación de lucha contra Urrá seguimos exigiendo el cumplimiento total e integral de los acuerdos para la prevención de nuevos impactos, la mitigación, reparación y compensación de los mas de 100 impactos identificados por la construcción inconsulta de la represa Urrá. Negamos categóricamente las afirmaciones hechas por Urrá en los medios de comunicación, en el sentido de que ha cumplido con sus obligaciones en dicha materia. La Corte Constitucional tuteló nuestros derechos fundamentales para evitar la desaparición forzada de nuestro Pueblo y cada día que pasa los impactos no resueltos nos llevan al etnocidio. Nuestras exigencias se orientan a dar garantías a nuestra supervivencia cultural con dignidad, de acuerdo a nuestras costumbres y manera de ver el mundo, lo cual va mucho más allá de los recursos girados por Urrá. Nuestra lucha no es por plata como irresponsablemente ha afirmado Urrá y los medios de comunicación, declaraciones que manifiestan la poca valoración que ciertos sectores aún le dan a la diversidad étnica y cultural. Nuestra lucha es por autonomía, por vida digna, por mantenimiento de nuestra cultura y nuestra identidad y por la integridad de nuestros territorios ancestrales.
Las experiencias de los demás pueblos colombianos y del mundo afectados por represas y megaproyectos son igualmente nefastas. Pero las luchas por la reparación de pueblos afectados por represas en Asia y África también han arrojado resultados positivos, en los que prevalece la vida de la gente, al punto que en algunos países se ha logrado el desmantelamiento de algunas represas.
En estos diez años en los que hemos visto agravar nuestra situación y se ha irrespetado nuestra dignidad como pueblo y se ha desconocido a nuestras autoridades y nuestra autonomía, exigimos el desmantelamiento de la represa de Urrá que ha convertido al río Sinú en un solo grito de lamento y llanto.
Saludamos y damos la bienvenida a los compañeros pescadores, campesinos y areneros de ASPROCIG que han manifestado unirse a nuestra Asamblea Permanente desde hoy en defensa de una causa que también es suya y hacemos un llamado a las organizaciones sociales nacionales e internacionales, a los organismos defensores de derechos humanos, a los demás pueblos indígenas hermanos para que este 4 de noviembre se solidaricen con la década de lucha protagonizada por nuestro pueblo realizando plantones, manifestaciones, en sedes gubernamentales locales y regionales, publiquen comunicados y cartas de exigencias al gobierno nacional y Urrá para que solucionen definitivamente nuestra problemática y atiendan nuestras exigencias.
DO WABURA DIEZ AÑOS DE LUCHA
¡URRA O NUESTRO PUEBLO Y CULTURA!
EL PUEBLO EMBERA NO TIENE PRECIO
COLOMBIA NUNCA MAS SIN NOSOTROS
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