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La hoja “debida”, -como él mismo dice-, de Carlos Alfonso Rosero, candidato a la cámara de representantes por circunscripción para comunidades negras, es tan extensa, como su recorrido por el pacífico colombiano. Este hombre que nació en Buenaventura hace 46 años, antropólogo de la universidad Nacional, ha trabajado durante casi dos décadas en la lucha por la reivindicación de los derechos territoriales, ambientales, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las comunidades negras, tarea que piensa seguir adelantado, resulte o no elegido para el congreso, el próximo 12 de marzo. Así lo manifestó a Actualidad Étnica en una corta entrevista en la que también se refirió a otros temas de interés nacional.

AE: Frente a los recientes eventos que vinculan a miembros de las Autodefensas con congresistas y candidatos, ¿Cuál es su postura?

Era algo previsible, en la medida que desde hace muchos años el paramilitarismo viene incidiendo en la vida política del país, en lo nacional y regional. Este fenómeno limita la posibilidad de que la democracia pueda ejercerse con igualdad para todos. A uno le aterra que los paramilitares no hayan sido obligados a confesar y devolver a las comunidades lo que les arrebataron; en cambio, sectores como el nuestro, no tiene las mismas garantías para participar en el ejercicio democrático. Por ejemplo, en este momento nadie habla del reagrupamiento de los paramilitares en muchas zonas del país. Con los diferentes recorridos que hemos hecho por el Valle, Tumaco, Buenaventura, uno escucha los testimonios de la gente y se da cuenta que esto es una realidad. Esta situación evidencia las profundas limitaciones del proceso que ha adelantado el gobierno con los paramilitares y los riesgos que implican para nuestras comunidades, para el país y para quienes anhelamos una paz verdadera, con justicia, pero no a cualquier precio.

¿Qué opina de la reforma política y cómo cree que ésta afecte a la participación de los grupos étnicos, en el proceso electoral?

Esa reforma ya se aplicó en lo que tiene que ver con el acceso a los medios y al financiamiento y en ambos casos son discriminatorios para nuestras comunidades. La ley de partidos, las bancadas limitan la representación minoritaria en el seno del congreso, allí nuestra voz no tendrá eco, en temas tan importantes para el país y para la democracia. Por otra parte, el racismo y la discriminación racial es contraria a la democracia, y esa reforma lo único que hace es agudizar esta problemática. La reforma afecta la defensa de los derechos de las minorías, pero que son también los derechos de todos los colombianos, como lo son la defensa y la protección de los recursos naturales y la autonomía de los pueblos.

Las comunidades negras presentaron casi 30 listas para que los representaran en el congreso, algunos señalan que la mayoría de ellas tienen el aval de partidos contrarios a los intereses de los afrodescendientes. ¿Cuál es su postura frente a este escenario?

En Colombia somos más de 12 millones de personas descendientes de africanos, dos cupos en circunscripción especial para la Cámara de Representantes son insuficientes como mecanismo de participación y representación de nuestro pueblo. El hecho de que tengamos el mismo color de piel, no quiere decir que tengamos necesariamente coincidencias en términos políticos y que representemos los mismos intereses en relación a la situación de nuestras comunidades.

La mayoría de las listas de las circunscripción están integradas por personas que jamás han hecho esfuerzos significativos para mejorar las condiciones de vida de nuestras comunidades.

Una buena parte de estas listas tienen el respaldo del uribismo, un gobierno que ha representado una regresión en la aplicación y el respeto de los derechos de los descendientes de africanos en este país. Por ejemplo, se ha retrocedido en los derechos territoriales y ambientales, como en el caso de Jiguamiandó y Curvaradó; se ha incrementado el cultivo de la palma africana en nuestros territorios; y el avance en el cumplimiento de los compromisos adoptados en el marco de la tercera conferencia racial contra el racismo, ha sido mínimo.

Por otra parte, podemos evidenciar que hay un gran número de candidatos negros en las listas de todos los partidos, pero sin posibilidades reales de salir electos, lo cual demuestra que los partidos políticos en Colombia no han hecho acciones afirmativas concretas para apoyar la representación de nuestras comunidades. Esto es una expresión más de la discriminación racial.

De igual manera, muchos partidos apoyaron a gente negra, que no tienen nada que ver con las luchas de nuestras comunidades, para que participasen en la circunscripción especial para comunidades negras y disputasen dos representaciones que deberían estar en cabeza del movimiento negro y de esa manera realmente contribuir a la visibilización de la situación de exclusión, racismo y violación de nuestros derechos.

Los actuales representantes de las comunidades negras en la circunscripción especial no han contribuido al fortalecimiento de las luchas, el marco de derecho, los mecanismos y garantías de nuestra gente. Por eso el próximo 12 de marzo las comunidades negras y el país debe elegir a quienes hayan luchado por sus causas.

¿Qué organización avala su candidatura?  

Nuestra candidatura, por el contrario, cuenta con el aval de la Asociación Popular de Negros Unidos del Río Yurumangí, APUNORY, comunidad que ha vivido una situación extrema. Han desaparecido y asesinado a sus líderes; los han desplazado y confinado, y sin embargo, son ellos quienes nos respaldan. Eso es muy significativo para una candidatura como la nuestra, de resistencia a la guerra, al TLC, a las propuestas neoliberales, y de búsqueda de alternativas distintas para nuestras comunidades y nuestro país.

En este escenario tenemos muchas limitantes, como la ausencia de recursos económicos, pero independientemente de lo que pase con nuestra lista, la comunidad negra y Colombia, tendrá la certeza, que vamos a seguir en la lucha la defensa de nuestra gente, por la defensa del patrimonio de todos los colombianos y por la autonomía de nuestro pueblo. Las elecciones son sólo un momento en una historia de resistencia de más de 500 años. Este es un camino, un recorrido que no terminará hasta que no haya justicia para todos.

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