WOUMAIN
POESÍA INDÍGENA Y GITANA CONTEMPORÁNEA DE COLOMBIA
INDIOS Y GITANOS POETAS
JOTAMARIO ARBELAEZ
Yo, el poeta, señor del canto,
yo. el cantor, hago resonar mi tambor.
¡Ojalá mi canto despierte
las almas de mis compañeros muertos!
Poeta de Las Casas del Canto
Los conquistadores invadieron los territorios de los príncipes indios y los despojaron del oro, cuentan las crónicas, pero les dejaron la poesía. Menos mal que la Independencia puso de patitas en el mar a los españoles, pero dejaron a los criollos la herencia de seguir despojando a los pobres indios, ahora de la tierra pero no de la poesía. Porque algo hay que dejarles, para que por lo menos se quejen sin apelar al garrote. El que tiene la poesía para protestar no tiene porqué valerse de otros recursos para reclamar sus derechos.
La poesía precolombina nos es dada en curiosas antologías donde se muestra el atraso de unas culturas que no tenían contacto con Jesucristo, ni siquiera con Garcilaso. Sólo que una princesa peruana nieta del último emperador del sol pariría de un conquistador otro Garcilaso. Inca de la Vega. Guerrero como su padre e inspirado como su abuelo.
Por más Mio Cid que trajeran América es iba a recibir con el Popol Vuh. A los poetas de las cortes tendría para oponerles los de la Casa del Canto. Porque la poesía de las tribus fue desde siempre canto y ceremonia, himno triunfal al son de tambores, exorcismo y fiesta encendida. Por eso conoció el fuego religioso, por pecaminosa y solar, por bruja y complaciente con el demonio. Menos mal que otros frailes desatendidos de sus oraciones rescataron estas cantatas.
A los indios les quitaron las narigueras de oro y las ollas de cerámica, les quitaron la tierra, y hasta su sagrada costumbre de mambear coca terminó impuesta como vicio imperial y ocasión de guerra. (Por fortuna el yagé no lo han descubierto de los gringos sino los poetas beatnikcs, casi todos hoy muertos con el secreto). Por espejitos les cambiaron el reflejo de sus lagunas. Pero no pudieron quitarles el don de la poesía. No lo descubrieron siquiera. El dorado era la poesía.
A la tumba del poeta Jorge Zalamea hay que abonarle su gran descubrimiento de que “en poesía no hay pueblos subdesarrollados”.
Aquellos indios brutos hoy están en el Parlamento de la mano de la nueva Constitución, y ganando premios de poesía como el Casa de las Américas de Cuba desde un risco pastoreando cabras salvajes. Porque ya la cultura no es sólo la función de títeres ni la Opera, ni la retrospectiva de Arte Moderno, sino lo que vienen a buscar los extasiados antropólogos. la sabiduría oculta en Ciudad Perdida.
Los dioses de nuestros indios no se suicidaron en el Salto del Tequendama. sino que siguiendo el ejemplo del mestizaje se acoplaron con la banda de Roma, y crearon una entidad espiritual el doble de fuerte para defender a su pueblo a través del soplo poético.
Los errantes gitanos por el mundo que en Colombia han tenido amorosos asentamientos, y los indios postcolombinos, lanzan su voz al mundo ya no sólo a través del humo y el vaticinio sino del viento huracanado de sus poemas. Woumain. Poesía indígena y Gitana Contemporánea de Colombia. libro ritual y combatiente, no es un testimonio de las depredaciones pasadas sino un documento lírico con las vivencias de un pueblo que se niega a desaparecer antes de haber vivido su contemporaneidad merecida.
Cantan, porque eso es un cantar aunque sea también un treno y una denuncia, M. Argel, indio Zenú de San Andrés de Sotavento; Manipiniktíkinya (El Nacimiento de la Plata Nueva), indio Kuna; Vitorio Apüshana. indio Wayúu de La Guajira, quien acaba de ganar el máximo galardón de poesía que reconoce la revolución cubana; Gonzalo Gómez Cabiativa, indio Muisca, vicegobernador del Cabildo en Suba; Luis Carlos Ariza, indio Kankuamo de la Sierra Nevada, quien además es inspirado compositor vallenato; Erancelina Muchavisoy Becerra, india lnga nacida en el Putumayo; Fredy Chicangana, indio Yanacona; y los poetas Rom (gitanos legítimos) Ana DaIila Gómez Baos y Venecer Gómez Fuentes.
Los nadaístas, que desde hace más de 40 años venimos martillando con el poema para hacer vivible la casa, que predicamos siempre que el poeta es la voz de la tribu, y que no hemos encontrado a quien entregar los instrumentos del relevo, al fin hallamos en Colombia un clan al que une la poesía para cantar la tabla al bosque talado, pulir las piedras del camino hacia el más allá y pedir para el más acá lo que requiere la dignidad de la sangre. En eso nos hermanamos.
Recuerdo el poema de mi compañero de la tribu nadaista Jaime Jaramillo Escobar, Mi vida con el chamán, donde narra su experiencia con el sabio de la selva, y de cómo Fue puliendo sus poderes a la sombra de sus milagros. Cito el final de este poema, como un recordatorio de todos los vejámenes a que se ha visto enfrentada esta noble raza, y como una muestra de solidaridad con su queja, de parte de este grupo de poetas de la nada que practicamos el poema como el único exorcismo contra la muerte y el despojo.
“Con el nombre de “el indio Tascón ”fue conocido en Andes el chamán. Cursó bachillerato en el Liceo Juan de Dios Uribe y fue rechazado en la facultad de medicina por ser indio. Entonces estudió derecho. Alcanzó la dignidad de juez en un pueblo antioqueño. Después de haber sido juez estuvo dos veces en la cárcel porque nunca dejó de ser indio y eso no tiene perdón.
Fue siempre defensor de su tribu hasta que un terrateniente lo mandó asesinar porque los terratenientes nunca tienen suficiente tierra. Y esto fue en la carretera que sale de Andes a Jardín, siendo Gobernador el señor doctor, y Presidente el señor doctor y Ministro el señor doctor en aquel año de gracia de 1981 que está grabado en tantos bloques de piedra por tantos motivos, mas no por este.
Caiga su sangre sobre nosotros.
En nuestro centro de documentación puede encontrar el libro WOUMAIN
POESÍA INDÍGENA Y GITANA CONTEMPORÁNEA DE COLOMBIA en su totalidad.
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