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Por Roberto Carlos Astorquiza Aguirre
Frente a los diálogos de paz tramitados por el presidente Santos con la guerrilla de las Farc, hay que decir que las cosas no salieron como se esperaba. Ni Santos, ni las Farc, ni la comunidad internacional, ni los opositores, esperaban que el 2 de octubre de 2016, una minoría mayoritaria, ganara por un escaso margen con el NO.
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Marco Aníbal Avirama, Senador Movimiento ASI
Para quienes vivimos de cerca por más de 50 años la guerra interna en Colombia, el día de ayer nos mostró un hecho histórico que revive la esperanza de que seamos capaces de dejar a nuestros hijos un país donde los enfrentamientos y las diferencias se resuelvan por vías diferentes al uso de las armas y de la violencia.
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PorArmando Custodio Wouriyu Valbuena*
Los pueblos ancestrales, campesinos y colombianos amantes del vivir en paz y armonía, con alto espíritu de resistencia y una vasta experiencia de 300 años de guerra, dominio, explotación y despojo del imperio Español y dos siglos de corrupción republicana sin clara interpretación del pensamiento liberal francés, inglés o estadinense, un desorden implacable para entregar nuestros bienes al capital privado nacional e internacional.
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Marco Anibal Avirama
Alianza Social Independiente ASI
Unidad y solidaridad son valores que rescatamos estos días ante la incertidumbre en que nos dejó el llamado empate técnico entre el SI y el NO en el plebiscito. Y quienes lo ponen en primera línea son justamente los sectores sociales (estudiantes, indígenas, mujeres, jóvenes, entre otros) que llaman a unir esfuerzos y voluntades como ciudadanos del común, en solidaridad con los sectores más afectados por la violencia a la cual se le quiere poner fin, por lo menos en su expresión armada.
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Marco Aníbal Avirama Avirama
Comenzamos el año con la noticia de los niños y niñas más pobres del pueblo wayuu muriendo por hambre y enfermedades relacionadas.
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Actualidad Étnica habló con Luis Evelis Andrade Casama, Presidente de la Organización IndÃgena de Colombia, ONIC, acerca de la participación de los indÃgenas en la actual contienda electoral. Andrade, manifestó su preocupación por la inclusión de algunos indÃgenas en las listas uribistas y la incoherencia de éstos con las reivindicaciones y la causa indÃgena.
A pocos dÃas de celebrarse los comicios electorales, ¿qué balance hace de la gestión de los actuales congresistas indÃgenas?
Creo que en este periodo hubo un buen intento de articulación entre indÃgenas, organizaciones y congresistas, sin embargo eso no fue suficiente para construir propuestas conjuntas que lograran una mayor incidencia en el congreso. Es necesario incrementar nivel de información e integración entre los equipos de trabajo de ellos y el nuestro.
Se han hecho algunos esfuerzos para posicionar leyes, como la ley que propuso el senador Jesús Piñacué, en relación al tema de jurisdicción especial y el trabajo de Gerardo Jumà en la ley referente al uso de los páramos. Sin embargo, la mayorÃa de las iniciativas de los congresistas indÃgenas no tuvieron eco y no fueron aprobadas. Por ejemplo, la propuesta de ordenamiento territorial, que fue lo que más trabajamos en conjunto no se logró.
Pero hay que entender que el problema no es de los congresistas, sino de voluntad polÃtica del senado, pues allà todo se define por mayorÃas. Por eso es muy difÃcil que cinco congresistas indÃgenas, que además no siempre trabajan unidos, entre cien legisladores, obtengan logros polÃticos y legislativos para sus comunidades.
De todas maneras es importante anotar que los congresistas indÃgenas, cada uno en su nivel, han acompañado los procesos de denuncia y visibilización de los pueblos indÃgenas. La tarea que nos queda al final de este proceso, es muy importante: debemos sentarnos con los congresistas y definir unos mecanismos de trabajo para incidir en el congreso, ese es un reto y un desafÃo que los pueblos indÃgenas, organizaciones y congresistas debemos asumir.
¿De cara a las elecciones del próximo 12 de marzo qué posibilidades ve para los pueblos indÃgenas?
Veo con mucha preocupación la posibilidad de ampliar esa participación porque el mundo indÃgena en Colombia no está articulado bajo una propuesta que genere un proceso unidad, de convergencia. Hay muchos candidatos, y eso lo que hace es dispersar las fuerzas, incluso al interior de los indÃgenas, que no somos un caudal electoral significativo en términos numéricos. La gran oferta de candidatos también genera un problema en la opinión pública y en los electores que piensan apoyar una propuesta indÃgena.
Varios candidatos indÃgenas tienen avales de partidos como Cambio Radical o el Polo Democrático Alternativo. Asà mismo, movimientos polÃticos como la ASI y AICO, apoyan candidatos indÃgenas y no indÃgenas en sus listas. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Los indÃgenas no están participando en listas indÃgenas y en listas de grupos que sean más consecuentes y solidarios con nuestra causa. Por el contrario hemos visto una cantidad de dirigentes indÃgenas apoyando partidos uribistas. Eso es respetable, pero muy cuestionable, porque no es coherente con los principios que los indÃgenas dicen defender.
Siempre hemos manifestado la preocupación porque los dirigentes y los candidatos indÃgenas actúen en coherencia con las reivindicaciones del movimiento indÃgena. Entonces, no entendemos que algunos compañeros apoyen a candidatos que van en contravÃa de nuestros derechos, por lo tanto nuestros congresos y juntas directivas tendrán que hacer una evaluación de los indÃgenas en el ámbito electoral.
Lo que en el 91, se presentó como un espacio para la apertura y la participación, se está convirtiendo en un motivo de debilitamiento de los indÃgenas. Por la circunscripción especial van a quedar los que más votos logren, y tal vez por la ley de arrastre y de acuerdo a las cifras repartidoras, algunos indÃgenas queden en otras listas. Incluso pueden quedar indÃgenas en otros partidos que han actuado en contravÃa de nuestros principios, en ese caso no sabemos cómo van a hacer para dejar de ser uribistas y no seguir la ley de partido y votar como bancada.
La idea de la participación de los indÃgenas en el congreso es decir aquà estamos, requerimos mayor participación y respeto de nuestros derechos. En ese sentido las decisiones para reafirmar los derechos de los pueblos, no debiera estar dado por mayorÃas, porque puede que la mayorÃa esté equivocada. Qué le interesa al gobierno: firmar el TLC sin consulta, entregar los territorios indÃgenas, firmar un proceso de paz sin verdad, justicia y reparación, avalado por un congreso que se sustenta en el concepto de la democracia. En ese orden de ideas creemos que debemos cualificar y coordinar nuestra presencia en distintos escenarios, buscar aliados en el congreso y en el orden nacional.
Por otra parte, nosotros deberÃamos fortalecer un partido de base indÃgena, como la ASI o la AICO, pero un partido en donde haya cabida para los no indÃgenas, pero aquellos que comulguen con una democracia inclusiva, la construcción de un paÃs desde los procesos de participación. En fin, el hecho de que un partido de base indÃgena no implica que sea sólo de indÃgena.
¿Cree que en medio de la contienda electoral y de la búsqueda de votos para acceder a una curul, se vulnera el carácter identitario de la participación polÃtica indÃgena?
La búsqueda de espacios de poder y de representación si puede conllevar a la pérdida de identidad, en el sentido de que se rompe con los principios de cultura, autonomÃa, defensa de los derechos propios. En aras de llegar allá, se hace cualquier negociación. Por ejemplo, mientras el presidente Uribe nos ha respondido en todas las manifestaciones y movilizaciones con la fuerza, y en los procesos de diálogo y concertación, con indiferencia, algunos compañeros indÃgenas se suman a su partido. Respetamos esa decisión, pero no la compartimos.
Los candidatos a los que usted hace referencia, señalan si participan en movimientos pequeños, no logarÃan la votación necesaria y se perderÃa la oportunidad de participar en el congreso. Unirse a estos partidos, sostienen, les garantizarÃa superar el umbral
Lo que debieran pensar es en ser más atrevidos, arrojados y creativos; desarrollar con otros sectores sociales que comparten la realidad de los pueblos indÃgenas, una fuerza polÃtica distinta y no tener que meterse a los partidos porque van a salvar una curul. Quizás eso les permite llegar como individuos, pero no garantiza que la voz del colectivo se exprese. Ese argumento se cae por su propio peso. Es un poco ilusorio.
Igualmente argumentan que de esta manera se abren otros espacios, se hace visible a los pueblos indÃgenas, y que más allá de su filiación a partidos de derecha o izquierda, tienen una cosmovisión que van a defender
La realidad polÃtica colombiana ha demostrado siempre lo contrario. Nunca se ha permeado el poder, menos a la derecha. La derecha ha permeado y cooptado la dirigencia de distintos sectores, y cuando no lo copta, la elimina, como en el caso de la unión patriótica. Aquà los indÃgenas no van a ser eliminados, pero si van a ser sometidos a los intereses de quienes impongan las mayorÃas. Ojala esta vez los ciudadanos le den un rumbo distinto al paÃs, en términos electorales.
¿Subyace en esta situación un fraccionamiento en el movimiento indÃgena, que no permite que se consolide un sólo partido, una propuesta conjunta?
Esta situación nos plantea un análisis y una autocrÃtica al interior del movimiento indÃgena. ¿Qué es ser indÃgena?, ¿qué es ser parte de un movimiento y de una organización indÃgena?, son las preguntas que nos debemos hacer. No entiende que en los procesos organizativos, algunos indÃgenas sean tan crÃticos y radicales en la defensa de nuestros derechos, y luego cuando se trata de buscar espacios de poder y escalamiento polÃtico, esgriman argumentos como los que usted expresa. La intención de las fuerzas del poder ha sido precisamente debilitar el movimiento indÃgena, y eso no sólo nos pasa a nosotros, sino también a otros sectores.
¿Considera que la implementación de la reforma polÃtica en las próximas elecciones, afectará la participación de los grupos étnicos?
La reforma no es sino una estrategia para sacar a todos los partidos alternativos del escenario polÃtico, y se hace para evitar que todas las fuerzas alternativas pequeñas lleguen al congreso y legislen en dirección distinta al status quo. El escenario que se abrió con la constitución del 91, ahora se quiere cerrar. Con el pretexto de que hay que fortalecer los partidos, lo que se hace es recomponer los partidos tradicionales.
¿Cuál es su postura frente a la utilización de sÃmbolos y la recurrencia ritos y costumbres por parte de candidatos indÃgenas y no indÃgenas en el proceso electoral?
Lo simbólico es muy importante en todo proceso. Infortunadamente falta, que desde la perspectiva organizada, coherente y articulada de los pueblos indÃgenas, se use más lo simbólico. Lo están utilizando más los polÃticos no indÃgenas, algunos de una manera muy respetuosa de la causa indÃgena. Pero otro no lo hacen asÃ. En esos casos, se usa lo simbólico como un instrumento para poder legitimar su propuesta, aunque no tenga nada que ver con lo que defienden los indÃgenas. Ocurre como con las marcas internacionales que utilizan y registran los nombres indÃgenas pero otros se benefician con eso. En términos de reafirmar los propio es válido, y en eso sentido los sÃmbolos que Evo Morales uso en su campaña reafirmaron los intereses de un pueblo y generaron un gobierno distinto, incluyente.
¿A propósito de Evo Morales, qué destaca de las pasadas elecciones en Bolivia?
Nos enseña que los indÃgenas debemos darle una nueva dirección a la forma de hacer polÃtica. Es necesario definir una plataforma con relación al estado que queremos y el sueño que tenemos de los pueblos indÃgenas en 15 o 20 años y trabajar bajo esa perspectiva. Ojala hubiese un solo partido de los pueblos indÃgenas, y que dando nuestros debates internos, pudiéramos estar en escenarios como el congreso. Ojala que ese partido de base indÃgena pudiera recoger a otros, y en un momento dado, sumarnos a otras propuestas polÃticas, como lo hizo el MAS en Bolivia. Si embargo, ese proceso no se hizo de la noche a la mañana; se hizo sobre la base de una acción articulada de un pueblo. Bolivia se convierte en un referente de cómo construir proceso orientado a llegar a los espacios de poder desde lo indÃgena.
¿Qué mensaje darÃa a los futuros congresistas indÃgenas?
Que no se olviden que son indÃgenas. Que los indÃgenas tenemos unas causas y unas luchas que hay que defenderlas, y estemos donde estemos, hay que ser coherentes con ella. Coherencia, articulación, unidad, consulta, eso es lo que esperamos de los congresistas indÃgenas. Ojala logren mantener esa actitud de dignidad, de defensa de lo nuestro, de la soberanÃa del pueblo colombiano, del estado social de derecho. Esperamos que no se conviertan en unos legitimadores de la exclusión, del sacrificio del pueblo colombiano.
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Guillermo Segovia Mora
El análisis sobre lo que ha implicado el conflicto armado y los requerimientos y expectativas frente al Acuerdo de Paz Gobierno-Farc indudablemente va mucho más allá de la atención a las repercusiones que el desplazamiento provocado por la violencia en el campo ha tenido para los más grandes centros urbanos del país, a lo que lo circunscribe el diario El Tiempo en su editorial del pasado domingo 18 de septiembre.
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Marco Aníbal Avirama Avirama*
La constitución Política de 1991 estableció una nueva institucionalidad pública en materia de protección de los derechos de los ciudadanos. Con la expedición de un extenso catálogo de derechos y con la creación de mecanismos judiciales como la acción de tutela, las acciones populares y de grupo, las instituciones se vieron obligadas a emprender un proceso de reinvención que les permitiera dar cumplimiento a uno de los fines esenciales del estado: garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución.
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Guillermo Segovia Mora
Hace 50 años fue asesinado en el pequeño poblado de La higuera, Bolivia, Ernesto Guevara de la Serna, bautizado “El Che” en la Sierra Maestra cubana y para la posteridad, tras ser capturado en el último combate de la diezmada guerrilla con la que quiso dar inicio a su enseña de “crear uno, dos, tres Vietnam” desde los Andes.
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Armando Valbuena G.
Desde el establecimiento de la colonia española y la conformación de la República el territorio Wayuu ha sido objeto de “pacificación”. Durante los siglos XIX y XX, luego de muchos fracasos por las continuas rebeliones que permitieron redimensionar la identidad del mismo en la medida que se tenía contacto con otras sociedades a través del fortalecimiento territorial, la economía y el intercambio, gracias a la zona estratégica de la Península de la Guajira, para detener dicho avance se hizo necesario que la República creara y aprobara leyes que nos reorganizara política y administrativamente con el apoyo militar y clerical (la iglesia católica). Había que controlar el “contrabando” consolidando la presencia del estado en el imaginario Wayuu que se resistía a ser “conquistado y civilizado” desde la monarquía y aún en la República.
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Por Ricardo Villa Sánchez - @rvillasanchez
"La Paz será un nuevo trato social: el pacto de romper con la inequidad económica, la desigualdad social y la exclusión política". Clara López Obregón.
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"Se prestaron para todo tipo maniobras electorales y alteración de los datos relacionados con la economía para hacernos creer que vivíamos una bonanza incomparable de aciertos inimaginables".
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Guillermo Segovia Mora
Arturo Alape in memoriam
Para los que nacimos en los 60, a comienzos, el surgimiento de las Farc y la “Operación Marquetalia” -para aplastar un puñado de campesinos en resistencia por una elite asustadiza-, son parte de esos recuerdos borrosos de los primeros años, como el triunfo de la Revolución Cubana, Playa Girón, la crisis de los misiles y la zafra azucarera que desafió el empeño del pueblo cubano, el Mayo del 68, Los Beatles, El “Che”, el surgimiento del Ejército de Liberación Nacional en Simacota (Santander) y el sacrificio del padre Camilo Torres, Vietnam, el hombre en la luna, Batman, Viaje a las estrellas, la minifalda, los hippies, Elvis Preley, Enrique Guzmán y los bizcochos Cyrano.
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Horacio Duque.
La paz se torna en algo tangible para las comunidades agrarias de Palmira, Valle del Cauca.