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Como periodista de Actualidad Étnica, tuve la oportunidad de acompañar la Minga Humanitaria del Pueblo Awá, que empezó el 22 de marzo. Nueve días más tarde saldría de la selva, encubierto de lodo, con un cansancio arrollador, infinitamente afectado por mis experiencias, pero con esta historia para contar. Más que una crónica, es un relato de los hechos, lo positivo y lo no tanto que se vivió allí.

El preámbulo

Domingo el 22 de marzo, llegué a El Diviso, en el resguardo el Gran Sábalo, Nariño, un poco tarde y molido. Desde Pasto el bus sigue una carretera que rodea la cresta de los cerros nariñenses, dando lugar a vistas imponentes de la vegetación selvática. Como es mi costumbre, había dormido todo el viaje por tierra, pero la inmensidad del escenario no dejó que se cerraran mis ojos y lo que menos me imaginaba era que los paisajes pintorescos apenas habían empezado a asomarse.


La atmósfera en medio de Asamblea Nacional de Autoridades era tensa; se oía la intervención del Ministro del Interior y de justicia, Fabio Valencia Cossio, comentando sobre el Auto 004, emitido por la Corte Constitucional en el cual insta al Gobierno a crear un Plan de Salvaguarda para la autoprotección del pueblo awá. Dada su "angustia" frente a lo que podría pasar durante el camino a la selva, ofreció la avanzada de una fracción del ejército para encabezar el recorrido, una oferta a la que se hizo caso omiso. De hecho, la Minga había pedido el repliegue de la presencia militar en la región para la seguridad de los mingueros, cuidando de no ser asociados como colaboradores del Ejército, una de las razones por las cuales se habría cometido la masacre.

Juvenal Carrieta, indígena embera chamí, portavoz de la Organización Indígena de Antioquia, OIA, intervino para destacar la ironía de la interlocución que se compartía en el momento, dejando clara su posición frente a un Gobierno que suele desdibujar la verdad al responsabilizar a los indígenas por crímenes que no han cometido. El vocero reiteró que ellos también condenan a las Farc por las masacres que han cometido, y reiteraron así que los indígenas no tienen alianza alguna ni simpatía por las atrocidades que comenten.

Extendiendo la mano en acto de paz hacia el Ministro agradeciendo su presencia, Luis Evelis Andrade, Presidente de la ONIC, tomó la palabra reiterando y haciendo énfasis en el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas. Luis Evelis destacó el alcance de la Minga a nivel tanto nacional e internacional, captando la atención de la gente y añadió que había "transcendido más que lo indígena", al tocar el TLC, los derechos humanos y la guerra, y así "haciendo pensar nuestro país".

Señaló también las debilidades de la Minga, mencionando la falta de coordinación, de preparación, y de los recursos suficientes para poder movilizarse con agilidad. Reiteró que la sede principal de la ONIC no puede realizar todo el trabajo, ni es capaz de buscar todos los fondos para cualquier evento o levantamiento; el Consejero Mayor argumentó que "la ONIC somos todos y desde la oficina bogotana llevamos una vocería natural y propia de la organización, desde allí ratificamos la voz de los indígenas de Colombia bajo el nombre de la organización".

"Lamentamos el hecho de que esta Minga tuviera como motivo, otro atropello, otra tragedia", afirmó Aida Quilcué del CRIC y enfatizó en que la Minga "no cae".
Tres aspectos sobresalieron durante la Asamblea:, primero la firme convicción de los indígenas a mantener su autodeterminación; segundo el potencial y fuerza de la Minga; y tercero, sus desaciertos.

La Guardia Indígena fue otro de los temas centrales. Como expresión concreta de la lucha indígena, como una fuente para desarrollar y como propuso Andrade, "hay que brindar capacitación, legislación y un currículo" a sus integrantes. La Guardia requiere formación médica, investigadora, y una autoridad conjunta. Incluso se llegó a proponer que treinta de cada cien indígenas prestaran el servicio a la Guardia, y así generar una gran fuerza de guardias a nivel nacional.

Aún sin haber planteado la logística para el día siguiente la Asamblea terminó ya caída la tarde. Un acuerdo sí quedó bien claro: salir hacia Buenavista a las doce del medio día. Los líderes se reunirían temprano para adelantar la planeación y la movilización de la gente. La multitud salió algo confusa y desinformada. Algunos aspectos de la Asamblea habían sido algo irrelevantes para lo que se veía venir. No obstante, al sonar de la música de la emisora local, los que no se habían acostado bailaron hasta media noche.

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