Opinión

 

Movimiento Indígena y el Proyecto de Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas

 

En los primeros días del mes de octubre, Guatemala será sede de varios encuentros, entre ellos, el Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo –CLOC-, el encuentro del movimiento de los Gritos de los Excluidos, la reunión del Grupo de Trabajo del Proyecto de Declaración Americana de los Derechos de los pueblos indígenas de la OEA. De esta manera Guatemala, será escenario de demandas indígenas y campesinas de la región latinoamericana y que el aprovechamiento de este espacio por los campesinos e indígenas de Guatemala, podría permitir una mayor cohesión alrededor de un proyecto nacional, que tanta falta nos hace.

 

Cada uno de los espacios  tiene su propia dinámica, el congreso de la CLOC,  además de evaluar sus alcances en su lucha en contra del neoliberalismo, planteará nuevas formas de lucha y demandas, el Grito de los Excluidos, lo hará de igual manera, tomando en cuenta a la mayor parte de los excluidos de los beneficios de los Estados Nacionales, en cuando el encuentro promovido por el Grupo de Trabajo del Proyecto de Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas presidido por el maya Juan León Alvarado, tiene su propio tinte político y está enmarcado en la demanda que hacen las organizaciones indígenas de las Américas a los Estados, para que ya no haya más dilataciones en la aprobación de la Declaración.

 

Sobre este último queremos reflexionar en estas paginas, a fin de colaborar desde este espacio de comunicación, con la discusión que existe alrededor de este proyecto y que lleva ya algunos años de estar en discusión.

 

Breve Historia

 

Aproximadamente en 1989, Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos –OEA-, solicitó a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, la elaboración de un instrumento jurídico destinado a la protección de los derechos de las poblaciones indígenas del continente (Roldan Ortega; 2004:175). La Comisión encarga al Instituto Interamericano de los Derechos Humanos –IIDH-, elaborar la primera propuesta y que luego sería consultada a los pueblos indígenas. Este proyecto ya elaborado, fue aprobado en definitiva por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos en 1997. 

 

Este proceso tiene su origen con la demanda de los pueblos indígenas para que sean reconocidos sus derechos específicos, puesto que la norma internacional en materia de derechos humanos, es de característica individualista y que a pesar de existir el Convenio 169 de la OIT, tiene sus limitaciones en relación a las autonomías y a la autodeterminación de los pueblos indígenas, tomando en cuenta que el concepto de pueblo que reconoce es muy funcionalista (Convenio 169:articulo1.3).

 

La lucha librada por las organizaciones de los pueblos indígenas, desde 1971, cuando se reconoce en el seno de la Comisión y de la OEA que los pueblos indígenas tienen derecho a ser respetado por su especificidad, tomando en cuenta los graves hechos de discriminación en su contra y luego por el desarrollo del genocidio, abre este espacio de discusión, pero a pesar de eso el borrador del proyecto de declaración no reconocía a los pueblos sino a las poblaciones, por lo que se tuvo que discutir ampliamente.

 

El nombramiento de un relator especial para los pueblos indígenas en 1990, permitió un gran avance en la discusión del borrador, las demandas interpuestas por organizaciones indígenas, para que la Comisión y posteriormente la Corte se pronuncie sobre hechos violatorios en contra de sus derechos como indígenas, como el derecho a la biodiversidad, la discriminación, el genocidio y otros hechos graves, han abierto este espacio para seguir en la discusión de este proyecto.

 

A pesar de todo el esfuerzo de la organizaciones, en un primer momento, este proyecto fue discutido en su mayor parte por un grupo de trabajo dirigido por no indígenas, de tal manera que las organizaciones indígenas comenzaron a pronunciarse, porque sus propuestas no eran tomadas en cuenta (Declaración W’oo’ Kame, Guatemala 2001).  Fue,  hasta estos últimos años que el grupo está dirigido por indígenas y aunque participan  representantes de Estado, de organizaciones indígenas y observadores de agencias de cooperación, los representantes indígenas son quienes intentan empujar la declaración bajo los principios indígenas.

 

Que es una declaración

 

Como lo dijera el representante del Estado guatemalteco, el maya  k’iche, Juan León Alvarado, en una entrevista que le hicieran la Agencia de Noticias ALAI, cuando se realizó la reunión de la OEA en el 2004 en Quito, Ecuador, en donde afirma que, “una declaración solo es un marco de principios, es decir es un documento que contiene buenos principios para los Estados en relación a la sociedad y los ciudadanos”[1].

 

De tal manera que una declaración solo puede marcar el camino largo que todavía hay que recorrer, para que los Estados asuman como obligación el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, como pueblos, como naciones o como comunidades. 

 

Entonces, las constantes reuniones de representantes indígenas, de representantes de Estado, de agentes de cooperación y otros, en relación a la discusión del Proyecto de Declaración Americana de los Derechos de los pueblos indígenas, desde hace más de veinte años, no tendría que haber sido un distractor más, ni tampoco un espacio en donde se constituyan “caudillismos[2] indígenas”, tampoco tendría que haberse abandonado la construcción de un proyecto político indígena en base a un nuevo mandato.

 

Movimiento indígena e instrumentos internacionales en materia de derechos indígenas

 

Los instrumentos internacionales que pueden tomarse como referencia para tratar específicamente los derechos de los pueblos indígenas, fueron apareciendo de acuerdo a dos proyectos políticos bien definidos: el indigenismo y el multiculturalismo neoliberal. 

 

Tanto el indigenismo como el multiculturalismo, son definidos desde la antropología culturalista y la funcionalista, tomando como principio a la antropología como una ciencia de la colonización.  Una ciencia, que a pesar de algunos esfuerzos por descolonizarla, en su mayor parte, sus hallazgos siempre han sido utilizados por los grupos de poder, quienes manejan el poder económico, político, social y religioso de nuestros países.  Al mismo tiempo, que ha dado elementos importantes, sea estos conscientes o inconcientes,  para que los imperios, como Estados Unidos, promuevan sus políticas de ocupación hacia los Estados llamados mal llamados subdesarrollados.

 

De esta manera el indigenismo promovió su política de asimilación, integración de los indígenas al Estado Nacional que se estaba construyendo en esa época.  En tanto que el multiculturalismo liberal, promoverá el neoasimilismo, la cooptación de proyectos y líderes indígenas, para participar en el Estado, bajo la idea de que “solo estando allí se puede hacer algo por los pueblos indígenas”.

 

Bajo el proyecto indigenista, se aprueba en el Naciones Unidas la Convención internacional contra todas las formas de discriminación racial –CERD-, en la OIT, el Convenio 107  sobre poblaciones indígenas y tribales de 1957. Aunque los dos promueven la no discriminación y el reconocimiento de la existencia de otras culturales en los Estados que son miembros del Sistema, estos siguen son claramente integracionistas[3]. 

 

Cuando se inicia la discusión sobre la política de reconocimiento y de inclusión, afirmado en encuentros y eventos internacionales, como el Congreso de Barbados I, en donde un sinnúmero de antropólogos y misioneros extranjeros, hablan nuevamente en nombre de los pueblos indígenas (Hale; 2004), así como el proceso de construcción de la  filosofía de la liberación en los países tercermundistas que también fue desarrollada por intelectuales orgánicos no indígenas (Estermann;2003), se desarrolla una corriente en el movimiento indígenas, al que algunos le llamaran el “indianismo”, con características comunes y diferentes en cada uno de los países.

 

El indianismo se hará acompañar de algunos movimientos de resistencia indígena en América Latina, que también tendrá matices diferentes y comunes en cada uno de los países, pero que tendrá un solo objetivo, demandar a los Estados el diseño políticas de reconocimiento e inclusión de los pueblos indígenas.  Estas luchas, van a confluir en lo que ya comenzaba a llamarse el “multiculturalismo” y que es asumido por el proyecto político neoliberal.

 

Si bien es cierto que bajo este proyecto, se aprueba el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes, se comienzan a discutir el Proyecto de Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, se proclama el primer (1994-2004) y segundo (2005-2015) de los pueblos indígenas, se crea el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, anteriormente a esto, en Naciones Unidas se crea el Grupo de trabajo sobre Pueblos Indígenas, y otros espacios, que no citaremos en este articulo, estos, que aunque pueden considerarse un avance, estos tienen hasta el momento un enfoque muy culturalista de los derechos de los pueblos indígenas.

 

Mientras tanto, el proyecto político que desde hace un tiempo hemos estado denominando “multiculturalismo neoliberal, sigue cooptando y creando paliativos para resolver la situación indígena en cada uno de los países, el proyecto multicultural de liberación que promueven los pueblos indígenas, está muy enfocado no solo al reconocimiento sino a la distribución de los recursos y promoviendo la reestructuración de los actuales Estados Nacionales, que siguen promoviendo la discriminación, la exclusión y la asimilación de los indígenas, en beneficio de un proyecto de nación monoétnico.

 

El movimiento indígena de cada uno de los países que conforman el continente latinoamericano, ha estado haciendo su aporte para el cambio que exigen las comunidades indígenas, pero, los avances han sido pocos, por un lado por la falta de voluntad política de los gobiernos y por el otro, por la falta de liderazgo que actualmente tienen los dirigentes indígenas, al caer en las trampas de la cooperación internacional, sobre todo de lo que viene del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo –BID-, que aunque sea con enfoque indígena, tiene un solo objetivo, distraer la atención del  movimiento indígena, discutiendo en largas jornadas y evaluando el proceso, mientras el proyecto de usurpación de los recursos, como el gas en Bolivia, el petróleo en la Amazonía Ecuatoriana, las minas en Guatemala, las fumigaciones en Colombia y la militarización latinoamericana por parte los Estados Unidos, con el camuflaje de luchar en contra del narcotráfico y el terrorismo, sigue a marcha forzada.

 

Al iniciarse la discusión internacional de los derechos indígenas, el movimiento indígena que venía fortaleciendo en los años de 1970 en casi todos los países latinoamericanos, deja de discutir los proyectos nacionales y se entrega de lleno a participar en lo que llamaríamos la “internacionalización de los derechos indígenas”.  Esto, ha tenido grandes desventajas, pero citaremos uno solo, y que ha criterio de algunos lideres antiguos del movimiento indígena de algunos países, es grave y es la “oenegenización del movimiento”, es decir, que actualmente el llamado movimiento indígena, que aunque utilice en sus pronunciamientos que representa a los “pueblos”, este solo representa a las organizaciones u ONG que las conforman.  Claro, con matices diferentes en cada uno de los países, pero si hiciéramos un trabajo comparativo, encontraríamos elementos comunes.

 

De hecho que el movimiento indígena, esté constituido por ONGs indígenas, no es malo, lo preocupante es esa separación que hay entre lo urbano y lo rural, que en palabras de algunas organizaciones, es muy poca la relación que hay entre la dirigencia y sus bases, prueba de esto, son las participaciones en eventos internacionales, en donde solo se ve desfilar a los mismos lideres.

 

Cual podría ser el beneficio al exigir un proyecto de declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas?

 

Son muchos los beneficios, entre ellos, lograr que los Estados Nacionales, acepten que los pueblos indígenas tienen derecho a su autodeterminación y autonomía y el derecho a su territorio que le permita constituirse como un “pueblo” o una “nación”.  Estos derechos permitirán a los pueblos indígenas, a negociar ellos mismos la explotación de sus recursos y crear así un proceso de desarrollo social, económico y político.  Promover el sistema de educación de acuerdo a sus necesidades.

 

Una declaración, que aunque sea de buenos principios y que pueda confluir en una Convención que se convierte en obligatoria para los Estados, puede también abrir el espacio para que los pueblos indígenas, promuevan el desarrollo social, tomando como referencia la diversidad como un proyecto político de cambio en los Estado actuales.

 

Pero, esto será imposible, si el movimiento indígena no hace una reflexión a su interior, promoviendo una formación de cuadros, tanto intelectuales como políticos, así como los técnicos que hace mucha falta.  Al mismo tiempo, se debe pensar en una transformación o reestructuración del “mandato” del mismo movimiento en cada uno de los países, a fin de buscar el medio para complementar las luchas nacionales con la lucha internacional.

 

Por eso, la discusión de una declaración o cualquier instrumento internacional en materia de derechos indígenas, no debe pensarse en términos de construir un movimiento indígena internacional, porque esto es imposible, ni desde la político ni desde la teoría académica, porque el fin de la existencia de un movimiento indígena, que si bien es cierto, que debe estar en sintonía con las demandas de los otros movimientos en América Latina o en el mundo, este solo tiene su razón de ser si las demandas nacionales son objetivas y reales, a fin de no permitir la cooptación o la neoasimilación de cuadros y proyectos, como lo pretende el actual proyecto multicultural neoliberal.

 

De esta manera, la reunión de octubre del 2005 en Guatemala, en relación al grupo de trabajo de la Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas, si los participantes salen con el objetivo de retomar las demandas nacionales de reconocimiento y redistribución, fortalecida por el proyecto multicultural que nace desde el corazón y el pensamiento de los pueblos indígenas, se ha logrado lo que muchos han querido, volver al origen del movimiento indígena.

 

En resumen, un encuentro sobre los avances en la discusión del proyecto de Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas, no debe empantanarse en buscar culpables, porque tanto movimiento indígena y Estados, como la comunidad internacional son  responsables sobre los avances y retrocesos.  Este encuentro de confluir en la reestructuración del movimiento indígena con el objetivo de retomar los contactos con las comunidades que al fin y al cabo son quienes sufren los embates del neoliberalismo.



[1][1] Está en cursivas, porque es una edición del artículo completo y que se puede encontrar en la página de ALAI.  www.alainet.org

[2]

¿Cristóbal Colón descubrió América en 1492? ¿O antes que él, la descubrieron los vikingos? ¿Y antes que los vikingos? Los que allí vivían, ¿no existían?

 

Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos? ¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro? Los que allí vivían, ¿eran mudos?

 

Nos han dicho, y nos siguen diciendo, que los peregrinos del Mayflower fueron a poblar América. ¿América estaba vacía?

 

Como Colón no entendía lo que decían, creyó que no sabían hablar. Como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a cambio de nada, creyó que no eran gentes de razón. Y como estaba seguro de haber entrado al Oriente por la puerta de atrás, creyó que eran indios de la India.

 

Después, durante su segundo viaje, el almirante dictó un acta estableciendo que Cuba era parte del Asia. El documento del 14 de junio de 1494 dejó constancia de que los tripulantes de sus tres naves lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían 100 azotes, se le cobraría una pena de 10 mil maravedíes y se le cortaría la lengua. El notario, Hernán Pérez de Luna, dio fe. Y al pie firmaron los marinos que sabían firmar.

 

Los conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían, sino lo que querían ver: la fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como antes habían imaginado a los paganos de Oriente. Cristóbal Colón vio en las costas de Cuba sirenas con caras de hombre y plumas de gallo, y supo que no lejos de allí los hombres y las mujeres tenían rabos.

 

En la Guayana, según sir Walter Raleigh, había gente con los ojos en los hombros y la boca en el pecho. En Venezuela, según Fray Pedro Simón, había indios de orejas tan grandes que las arrastraban por los suelos.

 

En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés, con los talones adelante y los dedos atrás, y según Pedro Martín de Anglería las mujeres se mutilaban un seno para el mejor disparo de sus flechas.

 

Anglería, que escribió la primera historia de América pero nunca estuvo allí, afirmó también que en el Nuevo Mundo había gente con rabos, como había contado Colón, y sus rabos eran tan largos que sólo podían sentarse en asientos con agujeros.

 

El Código Negro prohibía la tortura de los esclavos en las colonias francesas. Pero no era por torturar, sino por educar, que los amos azotaban a sus negros y cuando huían les cortaban los tendones.

 

Eran conmovedoras las Leyes de Indias, que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.

 

Muy convincente resultaba la lectura del Requerimiento, que en vísperas del asalto de cada aldea explicaba a los indios que Dios había venido al mundo y que había dejado en su lugar a San Pedro y que San Pedro tenía por sucesor al Santo Padre y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso de negativa o demora se les haría la guerra y ellos serían convertidos en esclavos y también sus mujeres y sus hijos. Pero este Requerimiento de Obediencia se leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.

 

Hasta no hace mucho, el 12 de octubre era el Día de la Raza. Pero, ¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué es la Raza, además de una mentira útil para exprimir y exterminar al prójimo?

 

En el año 1942, cuando Estados Unidos entró en la guerra mundial, la Cruz Roja de ese país decidió que la sangre negra no sería admitida en sus bancos de plasma. Así se evitaba que la mezcla de razas, prohibida en la cama, se hiciera por inyección.

 

¿Alguien ha visto, alguna vez, sangre negra? Después, el Día de la Raza pasó a ser el Día del Encuentro. ¿Son encuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y las de hoy, encuentros? ¿No habría que llamarlas, más bien, violaciones?

 

Quizás el episodio más revelador de la historia de América ocurrió en el año 1563, en Chile. El fortín de Arauco estaba sitiado por los indios, sin agua ni comida, pero el capitán Lorenzo Bernal se negó a rendirse. Desde la empalizada, gritó:

-¡Nosotros seremos cada vez más!

-¿Con qué mujeres? -preguntó el jefe indio.

-Con las vuestras. Nosotros les haremos hijos que serán vuestros amos.

Los invasores llamaron caníbales a los antiguos americanos, pero más caníbal era el Cerro Rico de Potosí, cuyas bocas comían carne de indios para alimentar el desarrollo capitalista de Europa.

 

Y los llamaron idólatras, porque creían que la naturaleza es sagrada y que somos hermanos de todo lo que tiene piernas, patas, alas o raíces. Y los llamaron salvajes. En eso, al menos, no se equivocaron. Tan brutos eran los indios que ignoraban que debían exigir visa, certificado de buena conducta y permiso de trabajo a Colón, Cabral, Cortés, Alvarado, Pizarro y los peregrinos del Mayflower.

                       

http://www.celc.mx.gs

Tal vez uno de los más álgidos debates de la actualidad nacional es el relacionado con el proyecto de Ley General Forestal que transita por los debates del Congreso de la República. Al respecto han surgido diferentes manifestaciones, críticas y debates que ponen en tela de juicio las finalidades últimas del proyecto y los impactos en la gente que habita los bosques.Compuesta fundamentalmente por comunidades afrocolombianas e indígenas, la gente que vive en los territorios objeto de la ley han tenido una tradición de lucha en búsqueda de un reconocimiento de sus derechos por parte del Estado. La constitución política de 1991 se convirtió de esta manera en ese punto cumbre que permitió alcanzar algunos logros, que redundaron en una legislación más incluyente que garantizaría la formulación de políticas públicas focalizadas a los grupos étnicos.Sin embargo hay un consenso en diferentes sectores sociales y políticos en afirmar que de aprobarse, la ley forestal sería un retroceso en los avances que en materia ambiental y de legislación étnica ha tenido el país. Como muestra de ello, el pasado 1 de noviembre la Comisión Colombiana de Juristas publicó un comunicado de prensa donde exponen los puntos más críticos y preocupantes del proyecto.De manera general, las críticas de la Comisión parten de la idea de que el proyecto de ley desconoce el derecho a la consulta que las comunidades étnicas adquirieron desde el convenio 169 de la OIT. Igualmente, hay un desconocimiento del concepto de territorio que ejercen afrocolombianos e indígenas ya que el proyecto propone una separación entre el suelo y los recursos que están en él, lo cual evidencia los intereses meramente económicos que desconocen que las comunidades no tienen derechos sobre los recursos que están en el suelo.De igual importancia es el hecho de que el proyecto no tuvo en cuenta las diferentes obligaciones que Colombia ha adquirido a nivel internacional mediante la firma de tratados de carácter ambiental y étnico, lo cual se refleja a su vez en una ausencia total de espacios de participación de las comunidades directamente afectadas en las instancias decisorias.Las críticas de la Comisión a su vez reflejan todo un movimiento en contra de las disposiciones del proyecto de ley, el cual ha congregado el sector académico, de ONG´s y de las organizaciones étnicas, quienes argumentan la contrariedad entre los intereses privados sobre los bosques y el carácter colectivo que tiene su ocupación por parte de indígenas y afrocolombianos.No hay duda alguna al afirmar que el proyecto lleva implícito un interés en fomentar la inversión privada, de unos pocos empresarios que tomarían en “arriendo” los bosques para una explotación continua. Al llevarse esto acabo, el carácter de inalienable, imprescriptible e inembargable de la propiedad colectiva de los territorios ocupados por las comunidades se vería en cuestionamiento ya que éste comprende de manera integral el suelo y los recursos que en él se encuentran.Por su lado, el proyecto propone el concepto de “vuelo forestal” que separa los derechos al suelo de los derechos a los recursos que éste contiene, convirtiendo estos últimos en bienes patrimoniales de libre disposición, lo cual implica que serían susceptibles de apropiación y comercialización por parte de terceros. Estos “terceros” son empresarios privados que postulan sus propuestas a las licitaciones públicas, de donde se escogerá al mejor postor.Las diversas organizaciones indígenas y afrocolombianas denuncian el hecho de no ser incluidas en procesos de consulta y concertación ni de tener la oportunidad de ser parte de instancias decisorias. Aunque el Ministerio de de Agricultura y Desarrollo Rural y el de Vivienda y Desarrollo territorial convocaron un foro llamado “Discusión y análisis del proyecto de ley General Forestal” y otro evento con el nombre de “Foro magistral sobre manejo sostenible de bosques naturales”, éstos son más bien espacios de socialización de información y no de concertación ni consulta a los directamente afectados.Para Andrés Felipe Arias, Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, la aprobación del proyecto es la oportunidad de “desarrollo” de un sector económico en potencia, el del comercio de maderas, el cual, según el ministro, se encuentra en un “estancamiento” que no le ha permitido al país insertarse en el mercado mundial. Efectivamente insertaríamos nuestros bosques en el mercado mundial de maderas, y si en eso consiste el “progreso” llevaríamos a cabo el ideal neoliberal y capitalista. Pero ese “progreso” redundaría en la disminución de la calidad de vida de nuestra gente y en la vulneración de sus derechos como pueblos étnicos y como seres humanos.El territorio, elemento fundamental para la reproducción de las culturas sufre una desarticulación en este proyecto porque deja de ser un elemento integral que congrega prácticas comunitarias de carácter económico, político, social, religioso y espiritual para convertirse en un conjunto de cosas comerciables y vendibles de aprovechamiento individual. Esto no es más que la contradicción estructural entre lo comunal y lo individual que trae la economía de libre mercado y las ideas neoliberales de nuestro capitalismo contemporáneo.

 

El pasado 23 y 24 de septiembre de 2.005 en las instalaciones del Archivo General de la Nación y de la Universidad Nacional de Colombia, se realizó en Bogotá el Primer Seminario Internacional sobre “Verdad, Justicia y Reparación para el Pueblo Afrocolombiano por los Crímenes de la Esclavitud y la Violencia Actual”. El evento fue organizado y realizado por un conjunto de organizaciones sociales en la perspectiva de generar propuestas cualificadas y  saber estratégico, para aplicar a las problemáticas del pueblo afrocolombiano, reivindicando la posibilidad de que se construya saber como poder ciudadano.

 

El Seminario se llevó a cabo en desarrollo de las conclusiones de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas Conexas de Intolerancia, impulsada por la Organización de Naciones Unidas en el 2.001. El debate de las Reparaciones trato sobre dos aspectos: su dimensión histórica relacionada con los procesos de esclavización, el colonialismo y la trata transatlántica a los cuales fueron sometidos los pueblos africanos y de ancestría africana por parte de las potencias coloniales y la dimensión actual, en tanto el pueblo afrocolombiano ha sido una de las mayores victimas del conflicto social y armado que lo tiene en situación de subordinación-exclusión y propone por tanto un programa que se enmarque en un proceso de Verdad, Justicia y Reparación.

 

Las conferencias de instalación estuvieron a cargo del Representante en Colombia del Alto Comisionado para los Refugiados ACNUR, Señor Roberto Meier, y de la Delegada del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michael Frühling, Señora Carmen Rosa Villa, quienes plantearon la posición de Naciones Unidas sobre el tema de las Reparaciones en general y en particular para las victimas afrocolombianas. Igualmente, participaron en la instalación Juan de Dios Mosquera, del Movimiento Nacional Cimarron, Luis Fernando Otalvaro, presidente de Asonal-Judicial y Pedro Ferrín, Coordinador General del Evento.

 

El Seminario se organizo en cinco paneles temáticos que trataron diversos temas: la ley de justicia y paz desde la perspectiva de Verdad, Justicia y Reparación, los Cultivos de Uso Ilícito y las Reparaciones; los Procesos de Paz con Perspectiva Afrocolombiana; el Movimiento Social Afrocolombiano y las Reparaciones; los Enfoques Globales en torno a las Reparaciones y finalmente “La Memoria, la Historia y las Reparaciones. En los paneles participaron académicos, investigadores y líderes del movimiento social afrocolombiano, quienes debatieron de manera clara y precisa los contenidos sobre reparaciones y las alternativas.

 

Asistieron en total 130 personas entre académicos, miembros del movimiento social afrocolombiano, profesores, estudiantes, investigadores, funcionarios, líderes de procesos organizativos regionales afro del país, estudiantes universitarios y muchos jóvenes, apostando a la formación de cuadros para que se realicen los necesarios relevos generacionales en el liderazgo social afrocolombiano. Todos los asistentes debatieron directamente con los panelistas los diferentes temas, en una discusión inteligente, crítica y constructiva buscando generar una mirada propia sobre las Reparaciones que requieren los afrocolombianos.

 

Las organizaciones convocantes realizaron una adhesión total al planteamiento y necesidad de las reparaciones para el pueblo afrocolombiano en todas sus dimensiones y aspectos, por ello, y con base en el trabajo desarrollado en los paneles, se realizaron propuestas temáticas que serán desarrolladas por las organizaciones del equipo coordinador mediante una Agenda o Carta de Navegación y se darán a conocer a la opinión publica a través de un conjunto de pronunciamientos del pueblo afrocolombiano sobre reparaciones diferenciales e integrales.

 

Finalmente, se constituyó una Mesa de Trabajo permanente sobre las Reparaciones para el pueblo Afrocolombiano, que realizará su trabajo regionalmente en todo el país.

 

Las personas interesadas en participar en este proceso pueden comunicarse a nuestro correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.,  para ser incluidas dentro de los grupos de trabajo.

Ferney Giovanni Quilindo Muelas, un miembro de la comunidad indígena Yaquivá, que se encontraba prestando sus servicios al Ejército Colombiano en la compañía Goliad Siete, de la Brigada 29 del Batallón José Hilario López, tomó la desafortunada decisión de quitarse la vida. Hace dos años, en mayo del 2003, otro indígena del mismo batallón hizo lo mismo.

 

Según el Consejo Regional Indígena del Cauca –CRIC-, este hecho se denuncia con dos propósitos: el primero de ellos, es mostrar como la cultura indígena, intrínseca en cada mimbro de su comunidad, es totalmente ajena a estas situaciones de reclutamiento y malos tratos que se acostumbran en las instituciones castrenses. "El espíritu de paz y armonía es lo que los pueblos indígenas quieren infundir en su diario vivir, principios que, desafortunadamente, parecen estar cada vez más lejos de las políticas de seguridad democrática que el actual gobierno quiere implementar".

 

El segundo propósito del Consejo regional Indígena es evidenciar que estos hechos son el resultado de la intolerancia del gobierno actual sobre la decisión irrestricta de los pueblos indígenas de permanecer en total autonomía frente al conflicto armado. El CRIC ha manifestado que el único aporte que los grupos indígenas quieren dar al conflicto es su más sincero consejo de buscar una solución dialogada, no sóo al conflicto armado, sino también al conflicto social.

                                                         

Por esto, los consejeros del CRIC han exigido que el gobierno Colombiano adelante todas las actuaciones necesarias para esclarecer los hechos que tienen conmocionada a la comunidad Yaquivá, y a los pueblos indígenas en general. En segundo lugar, le piden al gobierno comprender que de acuerdo con el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas, derivado del reconocimiento de la autonomía política y territorial de que habla la Constitución, “permanecer por fuera de los ejércitos no es sólo una exigencia sino un derecho ancestral de los pueblos indígenas que el Estado colombiano debe ser el primero en respetar”.

La Quinua y la Kiwicha, no tienen nada que envidiarle a la soya, el trigo, el maíz y la avena. Aunque no se trata de una competencia entre cereales, lo cierto es que ellos contienen una carga nutricional más alta que los que consumimos usualmente. Pero además de sus ventajas alimenticias, el cultivo, comercialización y consumo de estos granos típicos de los Andes favorecen la salud y la economía de los bogotanos. Por esa razón, la concejala indígena Ati Quigua, presentó ante el Consejo de Bogotá, el Proyecto de Acuerdo “por el cual se incentiva el cultivo y consumo de productos tradicionales andinos como complemento nutricional en el Distrito Capital”.

 

Presentes en la dieta de los Incas y en la mesa de Aztecas y Mayas, la Quinua y la Kiwicha eran considerados alimentos sagrados, que también tenían usos medicinales y espirituales. Según los cronistas, la quinua, por ejemplo, se ofrecía al dios Inti (El Sol) y la chicha, a base de Kiwicha se consumía en las fiestas religiosas y se daba a la Pachamama (Madre Tierra). “Las alegrías”, populares dulces de ferias preparadas con palomitas y caramelo, tienen sus orígenes en las confituras elaboradas por los incas y aztecas con Kiwicha y melaza.

 

¿Que tienen que ver estas alimentos ancestrales con la nutrición de los bogotanos? Actualmente estos productos se cultivan en diferentes países andinos, incluyendo a Colombia cuyas tierras son aptas para la producción masiva de Quinua y Kiwicha. Esta condición podría contribuir a mejorar las condiciones de vida de los capitalinos.

 

Así lo consideró la concejala arhuaca Ati Quigua al presentar el Proyecto de Acuerdo. Según Quigua, el alto índice de desnutrición de la población con menos recursos económicos, sumado al elevado número de campesinos e indígenas desempleados y el uso en grandes cantidades de pesticidas que necesitan los cultivos que en la actualidad se desarrollan en las áreas rurales del Distrito, son razones muy poderosas para que se incentive el cultivo de productos tradicionales andinos, por poseer estos mayores cualidades nutricionales, ser menos costosos y preservar el medio ambiente.

 

Quigua afirmó que “las cualidades de los productos tradicionales andinos, así como su forma de cultivo orgánico, le posibilitan a la Administración Distrital el uso de un mecanismo para combatir decididamente las deficiencias nutricionales presentadas en la población conforme a las funciones asignadas al Sistema Distrital de Nutrición  por el Concejo Distrital mediante el artículo 5 del Acuerdo 86 del 2003”.

 

 

 

Alternativas de desarrollo sostenible

 

El Proyecto de Acuerdo contempla también las ventajas de cultivar Quinua y Kiwicha en el uso sostenible de las tierras. El sistema de rotación de cultivos empleado en estos productos “tienen la propiedad de mejorar las características del suelo por el reciclaje de nutrientes en forma natural, ya que cuando las plantas maduran, ocurre un proceso de defoliación de las hojas, las cuales incorporan materia orgánica y nutrientes al suelo, constituyéndose en un fertilizante natural regenerador del suelo”.

 

Ati Quigua señaló que el incentivo al cultivo y consumo de la Quinua y Kiwicha, generará alternativas de desarrollo económico acordes con las políticas de sostenibilidad medioambiental que deben observarse para el manejo de cultivos en las áreas rurales del Distrito Capital. Agregó que “de los cerca de 19.196 habitantes rurales del distrito aproximadamente 12.093 se encuentra en calidad de desempleados y que mediante el cultivo e industrialización de los productos tradicionales andinos, puestos en el mercado nacional e internacional con un valor agregado, podría conllevar a su vez a hacer de estos, el sustento para la generación de una empresa rentable que beneficie a los pequeños agricultores y comunidades indígenas del distrito vinculándolos económicamente al desarrollo de la ciudad”.

 

“La cultura alimentaria ancestral ha sido un elemento fundamental de nuestra resistencia y cobra especial vigencia hoy, cuando uno de las banderas del gobierno distrital es el programa Bogotá sin hambre. Con el cultivo de la Quinua y la Kiwicha, se busca recuperar unos de los suelos más ricos del país que son los que rodean a la capital y la vocación agrícola de estas poblaciones. Ante el flagelo de la pobreza y el hambre, tenemos soluciones posibles, como el cultivo y consumo de estos alimentos que resuelven más que la comida, la nutrición de los bogotanos.

 

La concejala aseguró que este un proyecto que beneficiará no sólo a Bogotá, sino a toda Colombia. Además de ayudar a la preservación de los suelos, se genera cadenas producción de tecnologías limpias; se posibilita el ingreso a mercados nacionales e internacionales de productos orgánicos y se recupera una cultura alimentaria rica y diversa.

 

“Somos de la cultura del amaranto (kiwicha) y de la quinua, no se entiende como ahora pertenecemos a la cultura de la coca cola y la hamburguesa”, puntualizó la concejala quien espera a principios del 2006, una vez se superen los debates en comisión y plenaria este proyectos sea aprobado. Para ver el Proyecto de Acuerdo, haga clic en el siguiente link:

http://www.etniasdecolombia.org/documentos/Quinua_y_Kiwicha_a_%20la_carta_Proyecto_%20de_%20Acuerdo.doc

  

Valores nutricionales

 

La carga proteica de la Quinua y la Kiwicha, es de un alto valor biológico por su elevado contenido de lisina y su balance de aminoácidos esenciales, resulta comparable a la proteína de origen animal, adicionalmente es superior en contenido de grasa, calcio e hidratos de carbono a todos los productos. Su contenido de fibra es muy superior al del maíz y el arroz. Conozca la tabla nutricional de estos productos en el siguiente link:

http://www.etniasdecolombia.org/documentos/Quinua_y_Kiwicha_Cuadro_comparativo.doc  

 

Con el cultivo y el consumo de la quinua y la kiwicha, mejoramos la nutrición y la economía de los bogotanos, competimos en los mercados con lo nuestro pero sobre todo recuperamos toda una cultura alrededor de la tierra y los alimentos, finalizó la concejala a quien últimamente le dicen cariñosamente Ati Quinua.

En una declaración de la Organización Indígena Kankuama, del 28 de septiembre de 2005, treinta y ocho kankuamos denunciaron la precaria situación en la que se encuentran por su reclusión en la cárcel de Valledupar-Cesar, acusados del delito de rebelión. En este documento se pone en evidencia como el sistema judicial y penitenciario colombiano, de corte netamente occidental, atropella el conjunto de creencias y costumbres de los miembros de pueblos indígenas que se encuentran, por una u otra razón en esta situación.

 

No solo se consigue limitar el derecho a la libertad de movilidad de estas personas, como se materializa normalmente este castigo en la sociedad en general, sino que se atenta directamente contra el derecho a la vida y existencia de los indígenas que se encuentran en esta situación de indefensión ante el aparato penitenciario estatal. La reclusión en un establecimiento penitenciario de un indígena implica que este deje de ser indígena, que todo aquello que conoce como “su mundo” se desvanezca para quedar reducido a un vulgar delincuente sin ninguna consideración sobre su especial carácter étnico y cultural. Esta fue la única razón por la cual el kankuamo Gabriel Alvarado Turbay murió en esta cárcel, porque, qué ser humano resiste ser despojado de todo aquello que es y representa para ser tratado como un delincuente? A qué persona le gustaría ser juzgado por normas e instituciones incomprensibles, en una situación totalmente ajena a su saber y entender? La respuesta es obvia, a nadie.

 

Lo más grave de todo, es que se trata de una situación abiertamente inconstitucional, totalmente contraria a la esencia de un Estado que se dice Social y de derecho, participativo y pluralista. El artículo séptimo constitucional consagra como un principio fundamental del Estado Colombiano, el respeto irrestricto de la diversidad étnica y cultural, lo que significa que todas las instituciones sociales, políticas y jurídicas del Estado y sus autoridades, deben verse permeadas, y por ende, obligadas en sus actuaciones, por este principio.

 

En desarrollo de este principio, la misma Constitución, plantea la obligación para el Estado, frente a los integrantes de grupos étnicos, de prestar un servicio de educación que respete y desarrolle su identidad cultural (artículo 68); de la misma forma el artículo 286, le da el carácter de entidades territoriales a los territorios indígenas, con la autonomía que esto implica; todos estos claros ejemplos de cómo el principio de la diversidad étnica incide en las instituciones sociales del Estado.

 

De la misma forma, el artículo 171 constitucional, obliga a que en el máximo órgano representativo del Estado estén presentes 2 senadores elegidos por comunidades indígenas, y el artículo 330, reconoce el gobierno de las autoridades de los pueblos indígenas; acá vemos el mismo principio impregnando las instituciones políticas del Estado.

 

Además de lo anterior, como desarrollo especial del respeto a la diversidad étnica y cultural, como sello de un constituyente consciente de la realidad pluriétnica Colombiana, tenemos la creación de una institución jurídica relativa a la administración de justicia, llamada Jurisdicción Especial Indígena. Esto implica, entre otras cosas, que cuando el Estado en el ejercicio de su poder punitivo (en pro de asegurar un bien jurídico) detecta que un miembro de una comunidad indígena a infringido la ley penal, debe ponerlo en conocimiento de la respectiva justicia indígena, que por su especialidad sabrá cual es el procedimiento indicado, que además de conseguir la justicia, protege esa concepción universal diferente que tienen los grupos étnicos en Colombia, y que son objeto de protección especial desde la misma Constitución, como quedó evidenciado antes.

 

Solo con la aplicación de un Derecho propio, por unas autoridades propias, con unos castigos propios, se puede conseguir materializar ese principio de protección y reconocimiento de la diversidad étnica y cultural del artículo séptimo constitucional. ¿Cuál es, si no esta, la función que debe cumplir la consagración constitucional de una jurisdicción indígena? Señores fiscales y jueces de la república, esa es la razón: la protección de unas formas de pensar y de vivir distintas a las de los demás, igualmente válidas y efectivas, que nos distinguen como una sociedad pluralista respetuosa de su propia esencia multicultural.

 

Si los funcionarios judiciales se encuentran en una encrucijada por la falta de regulación de esta jurisdicción, hay que echar mano de otras herramientas jurídicas que, de igual forma, miren hacia la protección de los distintos grupos étnicos; por ejemplo, dentro del Código Penal, en el artículo 33 vemos como una causal de inimputabilidad* es la “Diversidad Sociocultural”, es decir que si una persona de una cultura diferente a aquella en donde se cometió un supuesto delito, comprende de forma diferente el contenido de su comportamiento, precisamente porque en su cultura este tiene un significado distinto, no debe ir a la cárcel, sino que se reintegra a su medio cultural original, de acuerdo al artículo 73 del Código Penal.

 

Cuan diferente sería la situación de estos Kankuamos si en la mente de todos los funcionarios públicos y de todos los habitantes de la Nación en general, este principio fundamental tuviese una cabida tan grande como la tiene en nuestro propio ordenamiento jurídico, que contradictorio es decir que las leyes tienen más mérito que sus propios aplicadores, que el objetivo de una norma se pierda en la intolerancia y la ineficacia de la justicia colombiana. Quizás de ser real este principio, seguramente no se escribirían denuncias repletas de tristeza, sino cartas habidas de amor y fraternidad.

 

Para conocer la declaración de los kankuamos retenidos haga clic aquí.


* Inimputable: es aquel que en el momento de ejecutar una conducta considerada como delito, no tiene la capacidad de comprender la ilicitud de su comportamiento o de determinarse de acuerdo con esa comprensión. Esta calidad implica que la sanción al infractor no sea la pena de prisión sino otras medidas llamadas de aseguramiento.

El deterioro creciente de la capa de ozono que protege la tierra causa cada vez más estragos. Los gobiernos norteamericanos han impedido un acuerdo mundial sobre la materia que comprometa a los países causantes de ese deterioro. El opositor más agresivo a un acuerdo internacional ha sido Estados Unidos, que también es víctima de los efectos de la destrucción de la capa de ozono, como se ha visto con los últimos huracanes que causaron inmensos daños y destruyeron la seductora ciudad de Nueva Orleáns.

 

En Asia, Centroamérica y Cuba los daños también han sido monstruosos. Los gobiernos gringos se empeñan en impedir la ejecución del Protocolo de Kyoto. Bush rechazó la oferta cubana de enviar 1.500 médicos especializados en atención a víctimas de desastres naturales. Mostró lo que es un gobernante salvaje y bárbaro.

 

En Colombia hay un recrudecimiento de la represión y de la violencia. El gobierno empuja una política represiva contra la población y las demandas populares. La fuerza pública fue empleada para impedir la concentración de 14.000 indígenas emberas y pijaos en municipios de Caldas y Risaralda, que marchaba pacíficamente, como lo han hecho siempre, hacia Pereira y Manizales en protesta por los ataques de que han sido víctimas los indígenas del Cauca, la Guajira, Sierra Nevada de Santa Marta, Chocó y otras regiones. El indígena embera Marcos Soto Guevara, de 60 años, murió asfixiado por los gases lacrimógenos y 40 resultaron heridos. Los manifestantes rechazan la reelección presidencial y el TLC, que el gobierno Uribe Vélez quiere imponer en Colombia a cualquier costo. Se ha dispersado en todo el país la acción represiva contra la población pobre criolla, indígena y de negros y mulatos del Chocó.

 

La cuestión de la violencia criminal se expresa en todos los campos y no tiene límites: asesinan a mototaxista en zona rural de Sincelejo de varios garrotazos en la cabeza y el cuerpo; cinco de ellos han sido asesinados en los últimos meses en esa localidad; infante de marina involucrado en muerte de campesino en Palo Alto, municipio de San Onofre (El Universal, 11.10.05); hallan muertas dos mujeres con señales de tortura en trocha de Puerto Colombia; para robarle moto matan a un agente de tránsito en Barranquilla; asesinan a joven estudiante dentro de un bus por robarle un millón de pesos (El Heraldo, 10.10.05); en Sincelejo detenidas 4 personas sindicadas de porte ilegal de armas de fuego y hurto; Policía detiene varias personas, inmoviliza motocicletas e incauta armas de fuego en toma de San Onofre (El Universal, 10.10.05); capturan desmovilizado de las autodefensas de los Montes de María por el delito de homicidio (El Universal, 8.10.05); en Bogotá y otras ciudades se generaliza el abandono en la calle de niños recién nacidos.

 

También se registran miles de damnificados por emergencia invernal en la Costa Caribe: en Riohacha se reportan 600 indígenas damnificados; desbordamiento del Río Aracataca afecta a 4 mil personas (El Heraldo, 11.10.05).

Me sumo a la protesta por el atentado terrorista contra la vida y persona del senador uribista Germán Vargas Lleras. Todo esto es producto de la asquerosa y agresiva política de convivencia con el paramilitarismo, el narcotráfico y el sectarismo reeleccionista.


(*) Apolinar Díaz Callejas es ex Senador de la República, ex Ministro del Gabinete del Presidente Carlos Lleras Restrepo y miembro de la Comisión Andina de Juristas.  www.apolinardiaz.org

 

Como personas, instituciones y organizaciones, preocupados por los problemas que atañen a nuestro mundo, y especialmente a los pueblos indígenas, debemos trabajar intensamente por propiciar una información plural y justa, favoreciendo la igualdad de tod@s al acceso a la información y defender en todo lugar la multiplicidad de mensajes y voces.

GLOBALIZACIÓN Y COMUNICACIÓN

Si bien este escrito no pretende analizar los problemas de la globalización, si parece necesario partir de ésta a la hora de introducirnos y profundizar en el papel que la comunicación, como sector y campo de trabajo, juega en los problemas del desarrollo y los pueblos indígenas.

De forma breve y aséptica, podríamos señalar que la globalización define las conexiones rápidas que se producen entre países y gentes en el sistema mundial, el cual se caracteriza por su interrelación económica, política, social y cultural.

Presentemos, también brevemente, algunos aspectos positivos y negativos de este proceso de globalización:

 

 

 

  •  En la parte negativa indicaremos dos características fundamentales, como son: su carácter de desigualdad, pues no incorpora a todo el mundo al proceso, dejando fuera a personas y grupos que no interesan económica ni políticamente, y el hecho de que es un proceso altamente jerarquizado.

En este panorama es fácil entender el importante papel que juegan los medios de comunicación, su posesión, su desarrollo y sus mensajes.

Demos un paso más adelante y veamos, también brevemente, qué es la comunicación humana y cómo se articula.

De una parte, la comunicación es un proceso complejo, en la que "se distinguen ciertos elementos básicos: un emisor, un receptor y un mensaje". Será necesario que tanto el primero como el segundo compartan los mismos códigos para que el significado del mensaje pueda ser descodificado y, por lo tanto, entendido. En la misma línea, debemos decir que el mensaje se constituye por la sumatoria de símbolos: "algo a lo que un grupo de personas han asignado un significado arbitrario que puede no tener conexión con el objeto en sí" (las palabras, banderas, sistemas de señales, etc.).

Esto nos permite vislumbrar ya un primer punto que entronca directamente con el asunto que nos ocupa, cual es la importancia que deben tener los proyectos de formación en comunicación y desarrollo en los pueblos indígenas. La comunicación se debería articular primeramente entre miembros de la misma cultura, los cuales conocen perfectamente el código y significados que constituyen la complejidad de los símbolos que usa un determinado pueblo. Evidentemente, esto no quiere decir que nadie extraño a un pueblo concreto no pueda hacer comunicación, pero resalta, en este caso, la importancia de dar cobertura a la posibilidad de que sean los propios pueblos indígenas los que trabajen la comunicación en el desarrollo.

En esta situación hay dos elementos más a tener en cuenta por su papel destacado: el proceso de retroalimentación, y la aculturación.

"en muchas ocasiones las respuestas del receptor no tienen cabida en el universo de experiencias del emisor y éste bloquea aquellos mensajes que puedan provocar interferencias, conflictos, rupturas e incluso diferencia de matices a la organización conceptual establecida". En otras ocasiones, no se da ni la posibilidad de que el receptor exprese ningún mensaje, afín de que las estructuras del emisor no se vean afectadas. Pero, para que exista un verdadero proceso comunicativo, es necesario que se de ese proceso de retroalimentación, ya que entonces el proceso se convertirá en enseñanza-aprendizaje, elemento primordial en el tema que nos ocupa.

Por otra parte, cuando la comunicación se produce por agentes externos, entra en juego, en la inmensa mayoría de las ocasiones, el factor de aculturación. Si estamos de acuerdo en que la cultura son nuestras representaciones mentales, nuestras formas de vida, nuestro patrimonio, etc., entenderemos que "aculturarse" significa cambiar todo eso y asumir valores culturales por parte de un grupo humano que son propios de otro. En este proceso la comunicación se convierte en un hecho importante bien para la aculturación, o bien para el desarrollo y fortalecimiento de la cultura, y por tanto, la comunicación en el desarrollo no será un elemento aleatorio, sino central del proceso.

Así, podremos proponer que "es importante que el mundo exterior tome conciencia de la vida y los derechos de estos grupos. Sin embargo, resulta igualmente importante el hecho de que las comunidades indígenas desarrollen sus propias políticas de comunicación, encargándose de las imágenes presentadas e incorporando el uso de los medios audiovisuales de comunicación a su vida cotidiana".

Esto último nos sitúa mejor el problema en lo que atañe a los pueblos indígenas, dado que nos permite afirmar que cualquier trabajo en el área de comunicación y desarrollo debe ir enfocado a reforzar la identidad cultural, por lo que debe ser controlado en todo momento por los miembros de dicha comunidad, sino incidirá negativamente en ese refuerzo, convirtiéndose en un elemento aculturizador

 

  

CONTEXTO ESPECÍFICO EL PROBLEMA DE LA COMUNICACIÓN

 

Como ya hemos apuntado anteriormente, los medios de comunicación juegan hoy en día un papel determinante en todos estos procesos, y son un exponente más de las características negativas que señalábamos al proceso de globalización, pues inciden y reproducen, en su generalidad, la desigualdad y jerarquización propias de ésta.

De forma cada vez más evidente, los medio media influyen en la vida cotidiana de todas las personas y, directamente, en su capacidad de interacción en el campo social, cultural y político. De otra parte, las transmisiones que se dan en los medios de comunicación, visuales incluidos, siguen transmitiendo mayoritariamente imágenes estereotipadas y etnocéntricas respecto a los pueblos indígenas, cuando no suponen una invisibilidad de éstos, tanto en el plano internacional como en el local o nacional. Sin embargo, en el campo alternativo, se desarrollan intentos serios por ocupar un espacio y transmitir una realidad de estos pueblos, trabajando desde puntos convergentes (uso de lenguas, recuperaciones culturales, presentación de problemáticas sectoriales...) hacia un verdadero uso de la comunicación en el desarrollo, reivindicando el derecho a comunicar como un derecho humano fundamental y un requisito de las prácticas verdaderamente democráticas.

Una de las expresiones de este trabajo es la constitución de redes de intercambio de información y de experiencias (festivales de cine y vídeo indígena, centros de información y documentación....) como canales que permitan socializar la información. Es necesario señalar que dos de los sectores más dinámicos en este campo han sido y están siendo los pueblos indígenas y las organizaciones de mujeres en la lucha por introducir la perspectiva de género en la comunicación.

Por último, indicar en este punto que se reconoce, al menos en teoría, que para que el mundo sea capaz de avanzar en la búsqueda del desarrollo sustentable, la paz , la justicia social, la igualdad étnica y de género, es fundamental que los grupos y organizaciones de ciudadan@s a través del mundo tengan una mayor participación en las decisiones que les conciernen y desarrollen su capacidad para proponer alternativas viables y prioridades para el desarrollo económico y social.

Esta posibilidad depende cada vez más del acceso de estos grupos a los beneficios que les ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. No obstante, el acceso a estas tecnologías es altamente desigual en las distintas regiones geográficas y grupos sociales. Esta desigualdad contribuye al aumento de la brecha entre aquell@s que tienen acceso a abundantes fuentes de información y l@s que se ven desprovistos de las mismas, reforzando la marginación que ya existe en términos de desarrollo y de recursos técnicos. 

 

 

COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO

  

Desde una concepción antropológica, el desarrollo debe ser descrito como un proceso de cambio, propiciado por la acción social, con el fin de mejorar la calidad de vida de todos los miembros de un grupo humano. En esta línea, "muchos cambios son posibles si se orientan a la preservación de los sistemas locales, a la vez que se hace que éstos funcionen mejor. (..) El desarrollo eficaz se apoya en las prácticas culturales y en las estructuras sociales indígenas". Paralelamente, parte de esta acción de cambio debe consistir en remover las limitantes estructurales y sociales que inhiben el mejoramiento de la calidad de vida, entendida ésta como el conjunto de necesidades individuales y colectivas del ser humano.

En este mismo sentido, debemos entender que para maximizar los beneficios sociales, y económicos, de cualquier acción de desarrollo, todo proyecto tiene que tener en cuenta cinco cualidades:

1.ser culturalmente compatible,

2. responder a necesidades percibidas localmente,

3. implicar a la gente en la planificación y puesta en práctica de los cambios que les afecten,

4. aprovechar las organizaciones tradicionales, y

5. ser flexibles.

El desarrollo indígena está ligado tanto al derecho de estos pueblos a determinar y dirigir procesos de desarrollo en sus territorios, como de negociar oportunidades más justas en el marco de desarrollo de sus estados. Esto quiere decir, mantener el control sobre sus procesos culturales, decidir sobre el uso de los recursos naturales y productivos, y tener acceso a los mercados.

Entre los diversos factores que hacen posible el desarrollo sustentable, podemos destacar dos: 1) la participación y toma de decisiones compartida y, 2) la apreciación de la cultura como fuerza mediadora en el desarrollo; por otra parte, ya señalados anteriormente a la hora de buscar el éxito en cualquier proyecto de cooperación.

La comunicación se convierte en un instrumento vital para alcanzar y desarrollar estos dos elementos. En las comunidades indígenas los procesos de conocimiento, información y comunicación que tiene que ver con el desarrollo y, en general, con los procesos de modernización y cambio, se operan a través de canales diversos, tanto formales (institucionales) como informales (tradicionales).

Los canales formales están conformados por: las instituciones del estado, las escuelas, los sistemas de salud, los servicios de asistencia técnico-productivo, los programas de desarrollo y las ONGD, los bancos y los fondos de crédito, las empresas particulares, las instituciones de carácter religioso, los medios de comunicación, y otras instancias que atienden a la población. Estos canales, mayormente actúan en función de objetivos específicos ajenos a las culturas indígenas, y tratando de orientar las decisiones de éstas (no olvidemos la base de producción agrícola de estas poblaciones) en función del mercado, del aumento de la producción y de la productividad, informando y capacitando sobre tecnologías, créditos, inversiones, formas de organización y de comercialización, etc..

Por el contrario, los canales que llamamos informales, se dan a nivel de la familia, de las unidades productivas, de la comunidad, de las organizaciones tradicionales. Se estructuran en base a sistemas tradicionales de conocimiento y comunicación, que permiten reproducir la cultura y las formas productivas y de manejo del territorio en base a recursos y métodos de alcance de la persona. Es necesario decir que los sistemas tradicionales de comunicación y conocimiento están permanentemente sufriendo fuertes procesos de cambio, los cuales varían dependiendo del proceso de aculturación por la presión de la sociedad no indígena.

En el marco de un enfoque de comunicación para el desarrollo, estos canales deben ser aprovechados para generar, integrar y difundir conocimientos e informaciones útiles y culturalmente adecuados y permitir en un proceso de retroalimentación continua entre varios interlocutores o grupos étnicos, lo que se ha dado en llamar comunicación participativa. Así, un uso planificado y participativo de los canales existentes por parte de protagonistas indígenas en el marco de procesos de desarrollo sobre base cultural es una condición para la creación de sistemas de comunicación intercultural.

Dos últimos aspectos que quisiera señalar en todo este proceso de entendimiento de la comunicación y la necesaria formación en ella por parte de los pueblos indígenas para propiciar verdaderos modelos de autodesarrollo, y que desde Mugarik Gabe (Organización No Gubernamental) compartimos plenamente con l@s compañer@s de CEFREC-CAIB (Centro de Formación y Realización Cinematográfica-Consejo Audiovisual Indígena de Bolivia), los cuales están abriendo un importante camino en este campo, son aquellos que colocan a la comunicación en una verdadera dimensión para el desarrollo desde el mundo de la cooperación. Así, la comunicación para el desarrollo y la comunicación para la información y la expresión, son dos aspectos esenciales en este enfoque.

La comunicación para el desarrollo debe ser entendida en una concepción integral, donde intervienen factores económicos, sociales, políticos y culturales, definiendo el espacio de realización de la comunicación en la cultura y las relaciones humanas individualizadas y sociales. El fin es fomentar el desarrollo de acciones solidarias dirigidas a elevar la calidad de vida de la población indígena para que desarrolle de manera digna sus potencialidades físicas e intelectuales, fomentando el intercambio de conocimientos, experiencias y revalorizando las prácticas tradicionales. Igualmente, consolidando la democratización de la propia comunicación en función del desarrollo y respetando la noción que sobre este concepto manejan los pueblos indígenas, relacionada siempre a la realidad concreta donde se desenvuelven.

Al entender de esta forma la comunicación para el desarrollo se piensa más allá del tecnicismo de los medios y del extensionismo de propuestas pre-elaboradas, para considerarla como una instancia de construcción y negociación en un marco de reafirmación de entidades culturales y sociales. En este sentido, la comunicación, que ha sido vista en la inmensa mayoría de los proyectos de cooperación como un elemento secundario o marginal (sin análisis y con una simple función de apoyo a otros sectores, prefijada), se convierte en elemento central que articula verdaderos procesos de discusión y reflexión en los que los pueblos van definiendo su presente, su futuro y las líneas de su propio desarrollo, algo que debería entenderse siempre como previo e irrenunciablemente necesario a todo proyecto de desarrollo.

El segundo aspecto sería la comunicación para la información y la expresión. Ésta, con el objetivo de facilitar la reflexión crítica y constructiva de la realidad, no solamente para conocerla y comprenderla, sino para ubicarse en ella y comprometerse en la búsqueda conjunta de posibles soluciones. Esto es, que la comunicación sea un medio viable para articular una circulación de información y un contacto verdaderamente intercultural (igualitario y respetuoso) provechoso que haga posible un mayor protagonismo indígena en la generación de propuestas sobre temas referidos al mejoramiento de su situación, su desarrollo y supervivencia.

La expresión se entiende, como vehículo para revitalizar la cultura y reforzar la identidad indígena, condiciones necesarias para fomentar su autoestima, propiciar la creatividad y la iniciativa y propender a una mayor participación de la comunidad en los procesos consiguientes.

En toda esta estructura que hemos construido, no podemos dejar de señalar la vital participación de las personas en todos los niveles, etapas y sectores en los que englobamos el proceso comunicativo. Es precisamente la premisa de la participación la que vincula directamente el concepto de desarrollo con el comunicación.

Hasta aquí el marco teórico en el que se ubica la comunicación para el desarrollo y los pueblos indígenas. Como podemos comprobar, el planteamiento nos exige valentía, saliéndose de concepciones estrechas de la cooperación al desarrollo, que nos constriñen a actuaciones y sectores que no han podido demostrar su plena validez para articular realmente nuevos mecanismos y posibilidades de actuación hacia verdaderas condiciones de desarrollo definidas por los pueblos indígenas, aquellos que deben ser sus verdaderos protagonistas.

Para concluir, decir que las puertas están entreabiertas y sólamente necesitan un respaldo real por parte de instituciones y organizaciones no gubernamentales para que nuevas formas de trabajo y campos se abran paso, siendo las propias organizaciones indígenas las que definen estas alternativas y están comprometidas en su desarrollo.


Jesus González Pazos, antropólogo y responsable de Proyectos de la Organización No Gubernamental para el Desarrollo de los Pueblos Mugarik Gabe

Fuente:  Página web, Eusko Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos. 

 
En el lado positivo, debemos destacar el impulso a la comunicación intercultural, poniendo en contacto gentes y culturas muy diversas, algo que hasta hace poco tiempo no era posible.

La Paz, 14 de octubre de 2005. Con el concierto “Vivos con la fuerza de nuestros muertos”, que unió la música tradicional boliviana, el hip hop, el rock nacional, la cuentería y la poesía, finaliza hoy la primera fase de la Caravana Mayaki, (en lengua Aymará: Uno solo), iniciada el pasado 10 de octubre en la ciudad de La Paz, Bolivia.

 

Provenientes de Italia, España y Colombia, periodistas, activistas y delegados de organizaciones sociales de diferentes organizaciones de paz y derechos humanos de Europa y América Latina, empezaron la ruta por el territorio y la realidad boliviana.

 

A cuatro mil metros de altura, en el aeropuerto del Alto, arribaron los visitantes, quienes fueron recibidos por el Alcalde del Municipio de Achacachi, Eugenio, Rojas, acompañado de familiares de las víctimas de la violencia, representantes de organizaciones sociales y autoridades de los Pueblos Aymará y Quechua, naciones originarias de este país.

 

Ellos, en su sabiduría ancestral, invitaron a los recién llegados un humeante mate de hojas coca para evitar el mal de altura, más conocido como el “sorojchi” (vocablo Quechua).

 

Balance positivo

 

Las primeras actividades de la Caravana estuvieron marcadas por sentidas expresiones de solidaridad de la comunidad internacional y los testimonios de los protagonistas de las problemáticas que han afectado a Bolivia durante los últimos años.

 

El recuerdo de los caídos en los hechos del 17 de octubre del 2003 por la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, más conocida como la guerra del gas; el encuentro con Evo Morales, candidato a la presidencia de Bolivia y la lectura del Manifiesto de la Caravana Mayaki en la montaña sagrada de “Quala Chacha”, de Achacachi, provincia Omasuyos del departamento de La Paz, fueron las principales actividades que se desarrollaron durante esta semana.

 

En los próximos días se establecerán contactos con organizaciones sociales y grupos de base de la ciudad de Cochabamba, que han liderado la “Guerra del agua”, lucha social mediante la cual se logró expulsar de Bolivia a Aguas del Tunari, transnacional francesa, duramente cuestionada por la administración en el suministro de este recurso en la capital cochabambina. 

 

Más adelante, espere más sobre la caravana Mayaki en defensa de los recursos naturales de Bolivia para los bolivianos.

“Un nuevo mundo es posible. Alternativo al capitalismo, alternativo al neoliberalismo, en armonía y respeto por los preciosos recursos ambientales. No es retórica, puede ser una realidad”. Con esta firma convicción se dieron cita en Roma, desde el pasado 21 de noviembre, diferentes líderes indígenas, sociales y populares de América Latina quienes compartirán sus experiencias con los movimientos sociales de Italia en el “Encuentro internacional con líderes latinoamericanos”. Hoy se celebrará la actividad “Mayaki” entre los líderes latinoamericanos e italianos. La iniciativa, que es convocada por la asociación A Sud, Ecología y  Cooperación; La revista Latinoamérica y la Región de Lazio, finalizará el próximo 28 de noviembre con la ceremonia de “hermanamiento” entre el Municipio Rebelde de Achacachi (Bolivia) y el Municipio de Roma en Campidoglio a las 4:00 de la tarde. La representación colombiana está a cargo de Luis Evelis Casama, director de la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC.

 

Este encuentro cobra una especial importancia dada los conflictos que actualmente se viven en América Latina. Mientras en Roma se celebra este evento, en Colombia, por ejemplo, los indígenas del Pueblo Nasa en el sur occidente del país, libran la lucha por la recuperación de sus territorios; en Bolivia, los movimientos sociales e indígenas buscan la reivindicación de sus derechos en las próximas elecciones y en Ecuador, continúan las movilizaciones en contra de la firma del Tratado de Libre Comercio, TLC.

 

Por esa razón, uno de los objetivos del Encuentro, es conocer más de cerca la difícil situación por la que atraviesan los países latinoamericanos, pero sobre todo aprender de los pueblos ancestrales en la solución de las problemáticas que afectan a las primeras naciones de América y que no son ajenas al resto de las sociedades en un mundo globalizado.

 

Desde el 22 de noviembre se han llevado presentaciones de cada uno de los países en la voz de sus propios protagonistas: el premio Nóbel por la paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel; Blanca Chancoso, líder del movimiento mujeres indígenas ecuatorianas y de la alianza continental contra el ALCA; Luis Evelis Casama, presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC; Oscar Olivera, representante de Coordinadora del Agua y la Vida y de los movimientos sociales bolivianos; Eugenio Rojas, alcalde de Achacachi, municipio indígena aymara de Bolivia y Carlos Montemayor, periodista y escritor mexicano, experto en el tema indígena.

 

Los organizadores del encuentro han señalado que las poblaciones indígenas de América Latina están dando un verdadero ejemplo de cómo hacer frente a la neocolonización. “Después de medio milenio de sus primeras colonizaciones, países como Bolivia, Ecuador, México, Argentina, Brasil, Venezuela y Colombia han sido escenario de luchas sin precedentes que buscan acabar con la rapante ‘segunda colonización’ liderada por la primera potencia del mundo”, indicaron los representantes de A Sud.

 

Precisamente esta fue la temática que se abordó en el día de ayer en el Foro “La liberación de la población indígena de América Latina, cómo indemnizar la negación de sus derechos durante 500 años. Los latinoamericanos, y específicamente los líderes indígenas, son quienes hoy por hoy lideran una de las revoluciones sociales y políticas más significativas del momento, una lucha caracterizada por la defensa de los bienes comunes y contra los acuerdos comerciales globales.

 

En el foro, que instalado por Angelo Bonelli, asesor del medio ambiente de la región de Lazio y Giuseppe De Marzo, portavoz de A Sud y moderado por Gianni Min, director de la revista Latinoamérica, se evidenció “La transformación de una sociedad que se está rebelando contra una economía neoliberal que tiene dinámicas y características de un nuevo colonialismo económico”.

 

En la sala congresos de la Universidad la Sapienza, en Roma, se escucharon los sentidos testimonios de los delegados de Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia y México, países en donde los movimientos sociales ganan cada vez más la aceptación de la sociedad civil, y en cuyos gobiernos no tienen otra opción que reconocer su poder de incidir en el destino político y económico de la nación.

 

Encuentro Mayaki

 

Para los Aymaras, pueblo originario de Bolivia, “Mayaki”, significa “Uno sola cosa”. Haciendo honor al vocablo indígena, los organizadores decidieron llamar así a la actividad que se llevará a cabo hoy 24 de noviembre a las 5:30 p.m. hora italiana, en el  centro social ESC, en  San Lorenzo. Allí, “los movimientos sociales del Norte y del Sur del mundo” serán un solo pueblo.

 

Representantes de los movimientos indígenas y sociales latinoamericanos establecerán contacto con los italianos, para compartir experiencias y analizar conjuntamente las alternativas a las problemáticas sociales que afectan a ambas sociedades.

 

Según los voceros de A Sud, la imposición del modelo neoliberal en América Latina es una clara demostración de las corrientes neocolonialistas, que al igual que hace 500 años, sólo buscan la explotación ilimitada de las personas y los recursos naturales. La arremetida, desde diferentes frentes, por parte de las políticas neoliberales, contrario a mermar el espíritu de estos pueblos, ha hecho que Latino América se convierta en la cuna de luchas y movimientos sociales cada vez más fuertes y creativos con “la capacidad de conectarse y sostenerse en el ámbito planetario, anulando la lejanía geográfica, una impresionante cercanía de acciones y pensamientos”.

 

El evento será instalado por el concejero comunal Nunzio de Erme, la Vicepresidente del de la municipalidad de Roma, Mónica Cirin y el portavoz de la asociación A Sud, Giuseppe de Marzo, quien precisamente lideró, el pasado mes de octubre la Caravana Mayaki en Bolivia.

 

Uno de los resultados más importantes de la Caravana, es el “hermanamiento” entre la ciudad de Roma y el municipio de Achacachi, ceremonia con la que se dará clausura al Encuentro Internacional con Líderes Latinoamericanos, el 28 de noviembre en Campidoglio, a las 4:00 de la tarde.

 

“Fuertes por sus victorias contra las multinacionales, que han invadido sus tierras, saqueando sus materias primas, matado a sus compañeros; conscientes de su papel guía en las batallas contra las políticas de liberación y privatización de los mercados impuestos por el WTO y sostenido gracias a los prestamos y los vínculos impuestos por el FMI y por BM, los movimientos indígenas y sociales latinoamericanos se unirán a los compañeros italianos para trazar juntos el escenario posible de un mundo mejor”, enfatizaron los organizadores del Encuentro.

“Apostamos por una integración pensada desde la óptica de los pueblos, no estamos de acuerdo con un integración macroeconómica de los Estados y de los bloques económicos sino con una integración de los pueblos, basada en la diversidad, la unidad latinoamericana y la sustentabilidad de las prácticas y el pensamiento indígenas, porque el 50% de los pueblos indígenas del mundo está en este continente”.

 

Este el punto de vista del indígena Miguel Palacín Quispe, Presidente de la Confederación Nacional de Comunidades del Perú afectadas por la Minería, CONACAMI.  Palacín fue uno de los cien participantes de la Cumbre de Legisladores y Líderes Indígenas, que se reunió en Quito, desde el 11 al 13 de octubre, con el objetivo de definir propuestas y estrategias de cara a la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN).

 

Los parlamentarios y líderes indígenas de Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay y Venezuela debatieron sobre los alcances de la propuesta de la CSN y expusieron una visión de la integración que va mucho más lejos de la de ciertos gobernantes que solo la miran como un instrumento para la apertura comercial y el impulso de infraestructuras en función de los intereses del capital transnacional.

 

Los indígenas plantean "una integración plurinacional, equitativa, soberana, justa y fraterna, en la que se preserve la vida y se garanticen los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas “en armonía con los demás pueblos que coexistimos en Sudamérica”.

 

“Los indígenas hasta ahora hemos estado excluidos y fuera, pero queremos tener un rol protagónico, queremos ser actores reales en las decisiones políticas, económicas y sociales de los Estados, queremos ser actores proposititos, construyendo sociedad, con nuestros hombres y pensadores y respaldados por las organizaciones de base”, dice el senador colombiano Francisco Rojas, quien pertenece al pueblo Embera del departamento del Chocó.

 

Lo indígena, en el proceso de integración, “es reafirmar nuestra identidad, reconocernos que somos pueblos que han antecedido a los estados, que somos pueblos con organización política, con pensamiento propio, que manejamos desde la cosmovisión andina nuestros territorios, entonces es la reivindicación de nuestra cultura que hemos vivido”, agrega Palacín Quispe.

 

Algunos de los tópicos planteados en este evento –para ser tomados en cuenta por la CSN- tienen que ver con el reconocimiento de la identidad los derechos colectivos de los pueblos indígenas, la identidad, los recursos naturales, el Estado plurinacional, la biodiversidad, los conocimientos ancestrales, la militarización de los territorios indígenas y las amenazas de los tratados de “libre comercio”.

 

El reconocimiento de los derechos colectivos en cada uno de los países debe ser debatido en la Comunidad Sudamericana de Naciones.  “Los derechos colectivos incluyen los derechos jurídicos, políticos y sociales, en algunos países ya han sido incorporados a sus constituciones y legislaciones pero en otros no y ni siquiera han ratificado el Convenio 169 de la OIT”, dice el diputado ecuatoriano Ricardo Ulcuango presidente del Parlamento Indígena de América, uno de los convocantes de la cumbre.

 

En el contexto de la CSN es necesario incorporar el reconocimiento de las identidades indígenas que incluyen “la preservación de nuestros idiomas, nuestras culturas, nuestras formas de administrar justicia, nuestras cosmovisiones y nuestra medicina”.

 

Por su parte, Francisco Rojas dice: “A nosotros nos parece que es fundamental la cultura misma, eso nos va a permitir el desarrollo mas coherente y real a partir de la identidad, de los valores, usos y costumbres, porque cuando un país, una sociedad que pierde estos valores, pierde también su identidad, ni es europeo ni es americano, ni es latino ¿qué es? Entonces, es a partir de la historia, de la cultura, del pensamiento y la sabiduría que se puede construir sociedad”.

 

Aspectos económicos

 

En el marco del CSN se habla de la integración energética, de impulsar megaproyectos y de la Iniciativa de la Infraestructura Regional de Sur América (IIRSA) que permitiría la interconexión de la subregión mediante una red de carreteras, puertos y aeropuertos.  Sin embargo, “hay que pararle bola al modo de producción comunitario de los pueblos, no solamente se debe hablar de la exportación o la importación, no solamente se debe pensar en invadirnos con productos extranjeros, sino valorar lo nuestro, fortalecer y estimular la economía mixta y solidaria, no solamente a las grandes industrias y megaproyectos sino también hay que trabajar lo comunitario, como una alternativa al capitalismo salvaje y al neoliberalismo que tanto daño han hecho a nuestros países sudamericanos”, manifiesta el senador Rojas.

 

Un asunto que preocupa son los tratados de libre comercio, y específicamente el que se viene discutiendo entre Estados Unidos y los países andinos (Ecuador, Colombia y Perú).  “Con los TLC vamos a sufrir consecuencias muy graves, por ejemplo nuestras tierras serán nuevamente acaparadas por los latifundistas, nuestra medicina y la biodiversidad será privatizados y nuestra sabiduría y nuestros médicos serán limitados en su accionar, a mas de que nuestros productos no pueden competir con los productos subsidiados por Estados Unidos, incluso puede venir el exterminio de nuestros pueblos.  Por eso, en el caso ecuatoriano, hemos rechazado el TLC y estamos exigiendo que se convoque a una consulta popular para que el pueblo decida, previo a una información veraz y a un debate serio”, señala Ulcuango.

 

Uno de los temas que también se abordó en la cumbre indígena fue la propuesta de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos (ALBA) formulada por el Presidente Chávez, “sobre la cual se debe reflexionar, enriquecerla, y -porque no- apoyarla”.

 

Los territorios indígenas son muy ricos en minerales, maderas, agua, petróleo, biodiversidad, recursos naturales.  Pero además de ello, los pueblos indígenas poseen valiosos conocimientos tradicionales en el campo de la medicina. Esto los ha convertido en el blanco de las transnacionales. “Es obligación de los gobiernos consultar a los pueblos indígenas cuando pretenden implementar cualquier programa en sus territorios o si explotan los recursos naturales, deben ser compensados, pero eso no está pasando, por eso los pueblos indígenas tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para que esto sea garantizado”, expresa Ulcuango.

 

Otro asunto de “vida o muerte” para los pueblos indígenas es la acción de las transnacionales que “nos están privatizando todo, nos están patentando todo, las plantas medicinales, el habla mapuche, la sangre…”, según manifestó la chilena Rosa Cheuquenao, dirigente de la Identidad Lafkenche (Mapuche).  Las inversiones extranjeras no han sido beneficiosas para los pueblos indígenas, éstas solo han favorecido a una elite de políticos y empresarios.  Las actividades de las transnacionales petroleras, madereras, mineras, farmacéuticas y otras han provocado la destrucción de los bosques, la división de las comunidades indígenas y la erosión de sus identidades.

 

La parlamentarios y líderes indígenas plantean que la integración propuesta por los gobiernos no responde a la realidad de los pueblos de la región porque se basa en un modelo excluyente que debe ser reformado, incorporando los puntos de vista de los pueblos indígenas que quieren ser partícipes de otro modelo de desarrollo de la región y de otro tipo de integración.

 

Las fincas ocupadas por las comunidades indígenas en seis municipios del Cauca, desde el pasado 12 de octubre, no serán desalojas. Así quedó ratificado mediante comunicado emitido por el Consejo Regional Indígena del cauca, CRIC, quien enfatizó que su proceso de “Liberación de la Madre Tierra” es una respuesta a la incapacidad institucional para resolver los conflictos de tenencia de tierras. Frente a la política de tierras y territorio, la CRIC ratificó también el equipo político liderado por los Consejeros Mayores del Consejo y su intención de fortalecerlo a través de la conformación de una Comisión Técnica.

 

Las comunidades indígenas del Territorio Ancestral del Pueblo Nasa del municipio de Caldono, fueron enfáticos en que no desalojarán la hacienda El Japio, pues según manifestaron, “estamos en resistencia a ejemplo de nuestros caciques y mayores quienes defendieron y lucharon por nuestro Territorio, lucha que hoy prosigue, gracias al silencio cómplice de un gobierno que no escucha, no entiende, no dialoga”.

 

La asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN, señalan además, que la problemática no se limita únicamente a las tierras, sino que es un espacio para evidenciar su rechazo a la difícil situación ambiental, la negación al derecho a la salud colectiva, a la permanente política de imposición de proyectos inconsultos con las autoridades tradicionales, e incluso para reclamar por la detención arbitraria del exalcalde de Caldono José Vicente Otero.

 

En ese mismo sentido la CRIC dejó claras cuatro posiciones frente a la relación con otros sectores sociales, y tres más, en cuanto a las relaciones con el Estado. Entre ellos están: Convocar a una cumbre o Congreso de organizaciones sociales populares, acoger y a poyar la exigencia de una Reforma Agraria Integral e incluyente, posibilitar la creación de una Mesa Nacional intersectorial y étnica, y rechazar la política institucional que los vinculan con grupos armados, narcotráfico y terrorismo, entre otros.

 

Por su parte, la Coordinación Nacional Agraria, CNA, manifestó su apoyo a la propuesta indígena de liberación de la madre tierra, quien dejó en claro la necesidad de generar un debate nacional entre el Gobierno y las organizaciones indígenas afrodescientes y campesinas frente al tema de la tenencia de la tierra, donde se proponga la implementación de una Reforma Agraria Integral y democrática,  que solucione los problemas estructurales del campo colombiano.

 

Así mismo manifestó su rechazo hacia “el trato que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez ha dado a la protesta pacifica y justa que vienen adelantando los hermanos indígenas”. El senador indígena Gerardo Jumí tampoco hizo esperar su voz de protesta para rechazar las descalificaciones realizadas por el vicepresidente Francisco Santos, quien esta semana declaró su oposición a los reclamos de tierras de estas comunidades, en tanto considera que los indígenas del Cauca son sectores privilegiados, al que el Estado ha favorecido en materia de predios y que están abusando de su condición.

 

Así mismo el vicepresidente aseguró que las comunidades indígenas del Cauca son dueñas de más de 725.000 hectáreas de tierras, superando la cantidad de predios de los afrocolombianos y los campesinos. Para Jumí “las declaraciones de Santos respecto a la problemática de tierras de los pueblos indígenas del Cauca, no son sino palabras incendiarias con muy poco ánimo dialogante”.

 

Por otra parte, en carta oficial al ministro del Interior Sabas Pretelt de la Vega, el congresista embera katio Gerardo Jumí le comunicó la decisión del CRIC a la propuesta del Gobierno en la cual definen un plan de acción. En esta carta, se le solicita al Gobierno instalar con la menor brevedad posible una mesa de concertación en la que indígenas y voceros de la administración Uribe resuelvan ágilmente el conflicto existente en el Cauca y otras regiones del país.

 

En el mismo documento, se pide también “garantizar que habrá un solo proceso de negociación, y que se realizarán y actualizarán los estudios socioeconómicos serios y en una mesa nacional Intersectorial y étnica”.

 

Por ahora, lo único claro es que mientras las autoridades vigilan los predios desalojados por la fuerza, los ocupantes de las otras fincas continuarán en su firme posición de no desalojar, así el proceso cueste vidas humanas.

 

Reacciones

 

Diferentes grupos sociales han manifestado su lazo de solidaridad con los indígenas del Cauca. Tal es el caso de la Federación  Campesina de Pequeños Propietarios y Campesinos Rurales del Cauca, Fedecampo y las comunidades afrocolombianas.

 

Incluso, el proceso de “Liberación de la Madre Tierra”, se ha convertido en un referente para que las etnias afrocolombianas y las comunidades campesinas hayan empezado también a alzar su voz de protesta para que se les reconozca sus tierras.

 

Si quiere conocer el texto completo de la carta del senador Gerardo Jumí enviada al Ministro del Interior, haga click en el siguiente link:

http://www.etniasdecolombia.org/periodico_detalle.asp?cid=2957

“Este tipo de acciones genera un nivel de conciencia para que se apoye y respalde a los pueblos indígenas de Colombia y de América Latina, puesto que ellos poseen una sabiduría especial frente a conceptos como el desarrollo sostenible”, afirmó Luis Evelis Casama, presidente de la Organización Indígena de Colombia, ONIC, a su regreso del “Encuentro Internacional con Líderes Latinoamericanos”, que se está celebrando en Roma, Italia, desde el pasado 21 de noviembre y finalizará el 28 del mismo mes. Según Evelis este evento fue un importante escenario para contar al mundo lo que está sucediendo en América Latina, más aún cuando allí se dieron cita organizaciones, periodistas y las más altas personalidades del movimiento social italiano.

 

Luis Evelis hizo parte de la delegación de líderes indígenas y sociales de América Latina que se dieron cita en Roma para participar en el Foro “La liberación de la población indígena de América Latina, cómo indemnizar la negación de sus derechos durante 500 años”, una de las principales actividades del Encuentro. Junto con él asistieron, el premio Nobel por la paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel; Blanca Chancoso, líder del movimiento mujeres indígenas ecuatorianas y de la alianza continental contra el ALCA; Oscar Olivera, representante de Coordinadora del Agua y la Vida y de los movimientos sociales bolivianos; Eugenio Rojas, alcalde de Achacachi, municipio indígena aymara de Bolivia y Carlos Montemayor, periodista y escritor mexicano, experto en el tema indígena.

 

Precisamente, uno de los resultados concretos de la visita a Roma, es que el Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel, hará parte misión internacional de verificación de la crisis humanitaria de los pueblos de indígena de Colombia que se llevará a cabo de las 20 al 30 de marzo del próximo año, señaló Luis Evelis Casama, presidente de la ONIC.

 

“En el mismo sentido, Colombia estrechó lazos de solidaridad con otras organizaciones de América Latina e Italia y fortaleció las relaciones ya existentes. Por ejemplo, con la Asociación A Sud es establecieron mecanismos de cooperación para respaldar los procesos de los pueblos indígenas en la incidencia política a nivel nacional e internacional”, indicó Luis Evelis Casama, quien además agrego que en el Encuentro se evidenció “la responsabilidad global que todos tenemos sobre el futuro de la humanidad. Tanto Europa como América Latina saben que hay que atender el llamado de los pueblos indígenas, en lo político, lo económico, lo social, lo ambiental”.